Podemos es Sánchez, Sánchez es Podemos

Podemos es Sánchez, Sánchez es Podemos

El militante Pedro Sánchez ha desenmascarado a Pedro Sánchez secretario general: siempre fue de Podemos. El hombre que amenaza con recorrer España para evangelizar a las bases socialistas con la palabra de la nueva izquierda tendrá que explicar a sus prosélitos cómo se pasa en menos de dos años del «no pactaremos con el populismo» de 2014 al «me equivoqué cuando taché a Podemos de populista» de este pasado domingo. Una soterrada dicotomía que, de haber vivido en esta época, le habría dado al escocés Robert Louis Stevenson para construir en torno a él un doctor Jekyll y el señor Hyde versión política. Sánchez no sólo ha rendido pleitesía a los morados. Además, ha traicionado públicamente al partido del que ha sido máximo dirigente. Se acerca a ellos porque, después de no haber podido pactar un gobierno, es su única manera de seguir vivo en política. Desde Podemos, sobre todo a través del verbo incendiario de Pablo Iglesias, no se han cansado de menospreciar la historia y el indiscutible patrimonio político del Partido Socialista. Hasta el punto, incluso, de jalear a personajes como Gabriel Rufián, que en la última sesión de investidura hizo de su discurso una diatriba contra ellos.

La confesión de Sánchez llega en el momento más violento de Podemos, patrocinadores del escrache ‘Rodea el Congreso’ donde los participantes agredieron física y verbalmente a las diputadas de Ciudadanos. Ya que en política —como en casi todos los órdenes de la vida— las casualidades no existen o se dan muy de vez en cuando, llama poderosamente la atención que esa misma turba se infiltrara entre los seguidores socialistas el pasado 1 de octubre para acosar a los dirigentes abstencionistas que salían del Comité Federal. Hechos que fueron desmentidos pero que ahora OKDIARIO les desvela en exclusiva. En ambos casos, debido a la virulencia de las protestas, tuvo que intervenir la Policía. Ésa es la gente de la que se sirvió Pedro Sánchez para tratar de torpedear la responsable abstención del Partido Socialista en la investidura de Mariano Rajoy. Ahora se entienden sus loas televisivas, su cambio de criterio. Siempre ha sido un lobo populista escondido bajo la piel de cordero socialdemócrata

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