Crisis ambiental

Los expertos ponen el grito en el cielo: una planta invasora amenaza el mayor embalse de este país latinoamericano

Planta invasora
Lechuga acuática invadiendo un embalse. Foto: ilustración propia.

El embalse Cerrón Grande, también conocido como Lago Suchitlán, es una de las principales fuentes de agua y energía de El Salvador. Se trata de una reserva artificial ubicada en el municipio de Suchitoto y es más que relevante por su biodiversidad y por ser un destino turístico. Desafortunadamente, la proliferación de una planta invasora está poniendo en riesgo su ecología.

Y no solo eso, sino que también están en juego las actividades económicas de las comunidades ribereñas. La situación se agrava por la falta de tratamiento adecuado de aguas residuales y por el uso de pesticidas que desembocan en este lago, el mayor del país.

¿Cuál es la planta invasora que altera el ecosistema de El Salvador?

La especie en cuestión es Pistia stratiotes, comúnmente llamada lechuga de agua o repollito de agua. Esta planta invasora pertenece a la familia Araceae y puede llegar a medir hasta 30 centímetros de diámetro.

Su capacidad de crecimiento se ve favorecida por nutrientes provenientes de descargas industriales, aguas negras y productos agrícolas, lo que explica su rápida propagación en el lago.

El Cerrón Grande, construido en la década de 1970 sobre el río Lempa, ahora presenta una cobertura vegetal flotante que ocupa casi la mitad de sus 13.500 hectáreas. Esto ha reducido el intercambio de oxígeno en el agua, afectando directamente a peces y plantas nativas, además de modificar el paisaje y complicar la navegación.

Consecuencias económicas y sociales que derivan de la lechuga de agua

La expansión de esta planta invasora no solo tiene repercusiones ecológicas, sino también directas sobre la economía local.

La pesca artesanal, una de las principales actividades de subsistencia de los pobladores ribereños, se ha visto prácticamente detenida. Las barcas no pueden avanzar entre los densos mantos verdes que cubren la superficie, lo que ha dejado sin ingresos a centenares de familias.

El turismo también ha sufrido. Restaurantes y pequeños negocios de Puerto San Juan de Suchitoto reportan cierres y despidos de empleados. Según testimonios de comerciantes locales, la caída en el número de visitantes es notable, lo que incrementa la precariedad en una zona que dependía de la actividad turística vinculada al lago.

La operación de la hidroeléctrica principal tampoco queda al margen. El crecimiento descontrolado de la vegetación genera gastos extra en limpieza y mantenimiento. Desde finales de julio, trabajadores y militares han removido manualmente unas 1.270 toneladas métricas de plantas, una cifra que equivale a nueve campos de fútbol repletos de vegetación.

Respuesta gubernamental y comunitaria para erradicar esta planta invasora

Ante la magnitud del problema, el Gobierno salvadoreño ha desplegado a 360 soldados para retirar las plantas flotantes. Estos operativos se realizan con barcazas y equipamiento especializado, aunque la tarea resulta lenta y laboriosa.

A la par, se contrató a unos 340 habitantes de las comunidades cercanas, en su mayoría pescadores artesanales que habían quedado sin empleo.

El esfuerzo conjunto entre militares y población civil busca reducir el impacto inmediato, pero la solución estructural aún está pendiente. Organizaciones ambientalistas insisten en que el foco debe ponerse en el tratamiento de aguas contaminadas y en la prevención del vertido de residuos que alimentan a esta planta invasora.

La lechuga acuática, una amenaza global también reconocida en España

La Pistia stratiotes no es exclusiva de El Salvador. Su origen se ubica en zonas tropicales y subtropicales, y se ha expandido a diferentes continentes, convirtiéndose en un problema recurrente en ríos, lagunas y embalses.

Su capacidad de reproducción asexual le permite formar densas capas que impiden el paso de la luz solar y del oxígeno, provocando la muerte de peces y otras especies acuáticas.

En España, esta planta invasora figura en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras desde 2013. La normativa prohíbe su posesión, transporte, comercio e introducción en el medio natural, debido a su potencial colonizador y a los daños que puede causar en los ecosistemas autóctonos.

Entre los métodos de control que se aplican en otros países se encuentran las cosechadoras mecánicas y, en algunos casos, el uso de insectos como el gorgojo Neohydronomous affinis y la polilla Spodoptera pectinicornis, que se alimentan de sus hojas y tallos. Los herbicidas químicos no se recomiendan, ya que pueden agravar la contaminación del agua.

Perspectivas y retos a futuro para El Salvador

El avance de esta planta invasora en el embalse Cerrón Grande revela una combinación de factores: contaminación, deficiente gestión de recursos hídricos y ausencia de medidas preventivas. Los especialistas advierten que si no se actúa sobre las causas de fondo, la limpieza manual solo mitigará temporalmente el problema.

Ahora, el reto para las autoridades salvadoreñas será diseñar una estrategia integral que incluya saneamiento de aguas, control biológico y educación ambiental, con el fin de recuperar este ecosistema vital para el país.

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