Científicas españolas del CSIC descubren cómo algunas plantas ‘crean agua’ y sobreviven en suelos desérticos

En los paisajes más hostiles del planeta, la naturaleza sigue revelando estrategias asombrosas de adaptación. Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), divulgada por la agencia SINC, ha demostrado que ciertas plantas pueden aprovechar el agua atrapada en las rocas para sobrevivir en entornos desérticos.
El estudio abre nuevas perspectivas sobre cómo funciona la resiliencia vegetal en climas extremos y su potencial utilidad en un futuro marcado por la escasez hídrica.
Cómo las plantas extraen agua de las rocas para sobrevivir en el desierto
Sara Palacio, investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), se centró en un grupo de plantas conocidas como gipsófilas, entre ellas la jara de escamillas (Helianthemum squamatum), capaces de florecer en pleno verano sin acceso aparente a agua superficial.
Tras descartar precipitaciones, nieblas y acuíferos como fuentes hídricas, el equipo planteó una hipótesis audaz: que estas especies extraen el agua contenida en la estructura cristalina del yeso.
Este mineral, presente en estado hidratado en la naturaleza, almacena lo que se conoce como «agua de cristalización». Palacio, analizando la composición isotópica del agua en las plantas y comparándola con la de la roca, constató que hasta un 90% del agua utilizada por la jara en verano procedía de este reservorio insospechado.
Además, Laura de la Puente (investigadora del IPE-CSIC) identificó casi 30 especies con raíces someras capaces de explotar este recurso, posiblemente mediante un proceso activo apoyado en ácidos orgánicos y microorganismos como bacterias y hongos.
La importancia de conservar los suelos de yeso para las plantas y sus ecosistemas únicos
En España, los suelos de yeso son relativamente escasos y se concentran en zonas como el Desierto de Tabernas (Almería), mientras que a nivel internacional destacan enclaves como el desierto de Atacama (Chile).
A pesar de su singularidad y su papel como hábitat de especies exclusivas, estos terrenos son con frecuencia degradados por la construcción de infraestructuras, actividades recreativas o plantaciones inapropiadas.
Alicia Montesinos, del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, CSIC-UV-GVA), subraya que catalogarlos como áreas de «bajo valor» es un error que compromete su preservación.
Estos ecosistemas albergan soluciones adaptativas únicas y su conservación es esencial para entender cómo enfrentar la desertificación.
Cooperación entre plantas: la estrategia que garantiza la vida en climas extremos
La investigación también reveló otra clave de supervivencia: la cooperación entre plantas. En condiciones de estrés hídrico, algunas especies actúan como «nodrizas», ofreciendo sombra y humedad a otras menos resistentes.
El estudio mostró incluso que las plantas del yeso intercambian nutrientes como el nitrógeno en función de sus ciclos de floración, un fenómeno detectado gracias al uso de isótopos estables.
Según Montesinos, esta estrategia recuerda a comunidades humanas que, en contextos de escasez, fortalecen los lazos de colaboración. Mantener esta diversidad vegetal es crucial para la salud de los ecosistemas áridos.
Este hallazgo modifica lo que se sabe sobre la fisiología vegetal. Por otro lado, también podría inspirar soluciones agrícolas en regiones afectadas por la sequía. Comprender cómo las plantas aprovechan el agua de cristalización podría ser decisivo en un mundo cada vez más árido.