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Ya hace bastante tiempo que Madrid vive un momento dorado en lo gastronómico. Y dentro de esa escena efervescente, el barrio de Salamanca se ha convertido en un verdadero referente, no sólo por su ambiente elegante o sus calles llenas de tiendas de lujo, sino también por la cantidad de restaurantes que están marcando tendencia. Comer aquí es un plan en sí mismo, de modo que conviene conocer la zona y sobre todo, saber cuáles son los 10 mejores restaurantes en el barrio de Salamanca.
Si en Lavapiés la oferta se mueve entre el tapeo y locales en los que degustar los mejores sabores del mundo, en el barrio de Salamanca encontramos una mezcla muy peculiar: tradición, propuestas internacionales con mucha personalidad y locales cuidados hasta el más mínimo detalle. No es sólo dónde comes, sino cómo y con quién lo compartes. Y si es en una buena mesa, mejor. Desde tabernas reinventadas hasta cocinas que apuestan por el producto o la estética más cuidada, esta selección reúne los 10 restaurantes que ahora mismo están en boca de todos. Algunos son nuevas aperturas que ya suenan fuerte y otros se han ganado su fama con los años y sí o sí, debes visitar.
Tragaluz
Ubicado en la calle Gil de Santivañez, 6, Tragaluz ha traído por fin a Madrid el espíritu mediterráneo que tanto éxito ha tenido en Barcelona. Su interior es una maravilla de luz natural, con un jardín envolvente que lo convierte en un lugar cálido y animado a cualquier hora del día. La carta combina clásicos italianos y mediterráneos con guiños personales del grupo, y platos como los paccheri con salmonetes, tomatitos y ajetes son una auténtica delicia. El ambiente se llena sobre todo por la noche, cuando se convierte en punto de encuentro habitual. El precio medio ronda los 50 euros por persona.
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La barra de la Tasquería
En el número 48 de la calle Duque de Sesto, Javi Estévez y Adrián Collantes han dado con la fórmula perfecta para unir el tapeo castizo con un toque muy personal. En este formato más informal de La Tasquería, se disfruta desde una cerveza con amigos hasta platos memorables como el bikini de lengua, el steak tartar o los canelones de tres carnes. La casquería se sirve en formato taberna moderna y la experiencia engancha. Comer aquí tiene un precio medio de unos 45 euros.
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Varra y Varro
La dupla formada por Jorge Velasco y Joaquín Serrano ha revolucionado la calle Hermosilla (número 7) con estas dos casas de comida que ya son parada obligada. Varra fue la primera en abrir y su concepto combina barra, mesas altas y restaurante tradicional, con una carta que cambia con las estaciones y se apoya en el recetario español. No faltan platos como la tortilla cremosa o el crujiente de oreja brava (uno de los favoritos del público). Si no encuentras sitio, prueba suerte en Varro, su hermano pequeño. El precio medio en Varra está en torno a los 45 euros, mientras que en Varro baja a unos 20.
El Buen
En la calle Hermanos Bécquer, 5, ha abierto sus puertas uno de los locales que más está dando que hablar entre los amantes del buen producto. El Buen apuesta por ingredientes de calidad en un formato sencillo y sabroso. Desde un sándwich mixto con queso de tetilla y jamón ibérico hasta platos más elaborados como la corvina a la plancha con pisto o las carnes maduradas a la parrilla. No faltan los pintxos clásicos ni una buena tarta de queso. El ambiente es relajado, con ese punto elegante pero sin pretensiones. Comer aquí cuesta alrededor de 38 euros por persona.
Taberna Verdejo
Si buscas cocina de temporada con alma, pásate por General Díaz Porlier, 59. Marian Reguera ha convertido Taberna Verdejo en una de esas casas de comidas donde siempre se vuelve. La carta se adapta a lo que manda el calendario y hay platos de cuchara, escabeches sobresalientes y caza cocinada con mimo. Todo con ese aire de casa de siempre, pero con un guiño actual. La media por persona ronda los 50 euros, y lo vale. Aquí se come como en casa, pero mucho mejor.
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Gastón Wine Bar
En Lagasca, 11, se esconde este bar de vinos con alma de club social. Gastón Wine Bar ha sabido mezclar picoteo rico, música en directo y una carta de vinos imbatible. Entre copas y vinilos, el ambiente se vuelve irresistible. Ideal para una tarde de amigos o un plan más distendido, su propuesta incluye gildas, brochetas, bikinis sabrosos y vinos que sorprenden. Desde que abrió en agosto, no ha parado de llenarse. El precio medio está en los 35 euros.
Noi
Situado en Recoletos, 6, este italiano contemporáneo se ha convertido en el favorito de muchos madrileños. El chef Gianni Pinto recorre Italia de norte a sur con una carta que rescata sabores tradicionales en platos modernos, bien presentados y llenos de emoción. Destacan los menús degustación y, si te pierde la pasta, no dejes de probar sus spaghetti aglio, olio e peperoncino con scampi (una joya que conquista desde el primer bocado). Su decoración también es digna de mención. Comer aquí cuesta unos 50 euros de media.
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Bancal
En el número 95 de la calle Serrano se encuentra Bancal, el restaurante del MOM Culinary Institute. El chef Miguel Vidal apuesta por una cocina de fusión con producto de temporada (muchos vegetales salen directamente del huerto que cultivan en el propio jardín del palacete). Hay mariscadas, platos de cuchara, carnes gallegas a la parrilla y postres que cierran con broche de oro. La terraza es uno de sus grandes atractivos. El precio, más elevado, ronda los 90 euros, pero es una experiencia completa.
Haramboure
Patxi Zumárraga lleva su cocina vasca al corazón de Madrid con este restaurante sobrio y elegante, ubicado en la calle Maldonado, 4. Aquí se trata de disfrutar de sabores auténticos, con productos traídos del norte como el espeto de sardinas de Santurce o la cuajada de leche de oveja latxa. El ambiente es recogido, con luces tenues y un servicio impecable. La carta se centra en elaboraciones cuidadas y una presentación sencilla pero efectiva. Comer aquí cuesta alrededor de 70 euros.
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Bar Manero
Y por último, desde Alicante con amor, Bar Manero aterriza en Claudio Coello, 3, con una fórmula que no falla: buena decoración, mejor ambiente y una carta pensada para disfrutar. Croquetas, ensaladillas, tartares, tatakis o incluso un bocata de calamares que se ha hecho viral. Puedes pasarte a picar algo rápido o montar una cena completa, porque su cocina es non-stop. El precio medio está en unos 45 euros, y la experiencia, si te dejas llevar, acaba siendo muy redonda.