Los mejores bares de tapas del barrio de Salamanca: 5 opciones que no te puedes perder
Jarucha o La Maruca entre los mejores bares para tapear en el barrio de Salamanca
Va a un bar, pide un vaso de agua y lo que pasa después ya es historia de España: «jabón de Mercadona»
El mejor restaurante de carretera lleva 90 años abierto y organiza concursos de pintura: ver para creer


Pocos barrios en Madrid representan tan bien el equilibrio entre lo clásico y lo moderno como el Barrio de Salamanca. Y entre sus calles elegantes y fachadas señoriales se esconde un universo de bares y tabernas donde puedes disfrutar del mejor tapeo del mundo. Y lo cierto es que no vas a encontrar una sola propuesta, son muchas y todas ellas 100% recomendables, así que toma nota porque te ofrecemos a continuación, el listado con los 5 mejores bares de tapas dentro del barrio de Salamanca.
Y es que a pesar de que esta sea una zona en la que los restaurantes de lujo abundan, los bares de tapas siguen teniendo un protagonismo absoluto. Los madrileños y muchos visitantes saben que entre Serrano, Velázquez o Castellana se esconden algunos de los mejores pinchos y raciones de la capital. Desde locales de toda la vida que han resistido al paso del tiempo, hasta propuestas más vanguardistas que han sabido reinterpretar el concepto de la tapa sin perder su esencia. Hoy te proponemos un recorrido por cinco de esos lugares imprescindibles del Barrio de Salamanca donde tapear es una experiencia que va mucho más allá de comer. Así que si te gusta descubrir rincones auténticos, apunta estas direcciones: te aseguramos que en cada uno encontrarás algo que te hará volver.
La Maruca
Ubicado en pleno corazón del barrio, en la calle Velázquez número 54, La Maruca es una de esas paradas que mezclan el sabor del norte con la elegancia madrileña. El chef cántabro Paco Quirós trajo a Madrid la esencia de su tierra y la convirtió en una experiencia moderna pero sin artificios. Aquí se viene a disfrutar de una ensaladilla con bonito y piparras, de unas rabas crujientes o de su famosa tortilla con mucha cebolla pochada, jugosa por dentro y dorada por fuera.
El local tiene dos alturas, una barra siempre llena y una terraza interior que invita a quedarse. Es el típico sitio donde puedes ir tanto a picar algo rápido como a cenar tranquilo. Hay un ambiente alegre, casi familiar, y una sensación de que todo está en su sitio: el servicio atento, las copas bien servidas y las tapas a punto. Y si te queda hueco, pide su tarta de queso, es de las mejores de la ciudad.
View this post on Instagram
Jurucha
En la calle Ayala, 19, se encuentra uno de esos lugares que no necesitan presentación. Jurucha lleva más de medio siglo siendo un clásico del tapeo madrileño y, sobre todo, un símbolo del barrio. Es de esos bares donde nada cambia, porque no hace falta. Una barra larga, sin florituras, llena de pinchos caseros y con la seguridad de que siempre hay algo nuevo que probar.
Su éxito está en la sencillez. Aquí se sirven tapas sin artificios pero llenas de sabor: las croquetas de jamón, las de huevo (que solo preparan por la mañana), los huevos encapotados o las empanadillas caseras. También el bonito en escabeche, el bacalao al pil pil o el pisto con atún. Todo con un aire de taberna de siempre que hace que probablemente, sea el bar que mejor resume el espíritu del Barrio de Salamanca: tradición, calidad y cercanía.
View this post on Instagram
Sala de Despiece
En la calle Alonso Cano, 28, se encuentra uno de los espacios más singulares de Madrid. Sala de Despiece rompió los esquemas del tapeo tradicional y creó un concepto propio: el producto como espectáculo. El local, con su estética industrial y su barra siempre llena, parece más un laboratorio gastronómico que un bar al uso. Sin embargo, el ambiente es informal, cercano y muy madrileño.
Aquí no hay mantel ni platos grandes. Todo se sirve en bandejas metálicas, con el producto en el centro. La carta cambia según el día, pero hay clásicos que nunca fallan: el tomate rosa en carpaccio, el huevo frito con ragú de setas, las alcachofas con caviar o la tajada de bacalao frita que recuerda a los antiguos soldaditos de Pavía. También triunfa el llamado chuletón cenital, un carpaccio de lomo bajo apenas marcado, o el rolex, un bocado de panceta, foie y trufa que resume su filosofía: sabor y diversión sin pretensiones.
Es un lugar ruidoso, vivo y con mucho carácter. Perfecto para quienes buscan algo diferente sin renunciar a la esencia del tapeo madrileño.
View this post on Instagram
Sagardi
En pleno Paseo de la Castellana, número 13, Sagardi lleva el País Vasco hasta el corazón de Madrid. Su barra de pintxos es de las más completas de la ciudad, con una oferta que cambia a lo largo del día. La dinámica es sencilla: eliges los pintxos que más te apetecen, acumulas los palillos en el plato y al final te cobran según la cantidad. Una forma tradicional de disfrutar del tapeo vasco, adaptada al ritmo urbano madrileño.
La gilda con anchoa y piparra, los bocatines de foie o los pinchos de ensaladilla y salmón son algunos de los imprescindibles. También los calientes, que van saliendo poco a poco de la cocina: chistorra, carne a la plancha, pequeños montaditos de temporada… Todo acompañado de buena sidra o un txakolí frío. El ambiente recuerda a las tabernas de San Sebastián, pero con el toque sofisticado que encaja tan bien en el Barrio de Salamanca. Ideal para un aperitivo largo o una comida informal con amigos.
Treze
En la calle General Pardiñas, 34, Treze es la versión más contemporánea del tapeo de autor en el barrio. Al frente está el chef Saúl Sanz, uno de los grandes expertos en cocina de caza de Madrid. Su barra, siempre animada, combina la elegancia del barrio con el carácter de una casa de comidas moderna. Aquí las tapas son pequeñas obras de sabor: los torreznos, las mollejas sobre manitas de cerdo, los buñuelos de bacalao o la codorniz en escabeche de Jerez son sólo algunos ejemplos.
Su cocina, basada en producto y temporada, tiene el equilibrio perfecto entre técnica y naturalidad. Hay platos que sorprenden por su sencillez, como las alcachofas confitadas y a la brasa o el arroz de carabinero, y otros que muestran su lado más atrevido, como el gamo asado con castañas y membrillo. Todo servido con mimo, en un ambiente relajado y con una bodega que acompaña a la altura. Es el sitio ideal para tapear sin prisas, disfrutando de cada detalle.
View this post on Instagram