Carolina Marín irrumpe en semifinales y acaricia su segunda medalla olímpica
La española se carga en dos sets a la japonesa Aya Ohori
Este domingo podría asegurar su segunda medalla olímpica
Resultados y calendario del bádminton en los Juegos de París
Carolina Marín está al borde de ganar la segunda medalla olímpica de su carrera. La española se ha clasificado para semifinales del torneo de bádminton de los Juegos de París tras batir a la japonesa Aya Ohori (21-13, 21-14). La campeona de Río 2016 buscará este domingo una nueva final olímpica frente a la china He Bingjiao, que dio la sorpresa al deshacerse de su compatriota Chen Yufei, oro en Tokio 2020.
Carolina Marín se convirtió este sábado en la sacerdotisa del Porte de la Chapelle Arena (Puerta de la Capilla) y regaló a sus numerosos feligreses, con mayoría de aficionados españoles en las gradas, una de las mejores faenas de toda su carrera. Despachó con autoridad a la octava cabeza de serie y ahora tendrá dos oportunidades para volver a subir al podio de unos Juegos Olímpicos.
Empezó la eliminatoria equilibrada, la japonesa incluso un poco más acertada (3-5), pero Carolina Marín solo estaba en fase de tanteo. Rápida de piernas y tan concentrada como siempre, permitió que el primer set tuviera emoción hasta el 8-7. En ese momento apretó el turbo y acogotó a la japonesa, que se vio superada por el tsunami que se le vino encima, golpes de todo tipo a lo que era incapaz de oponer resistencia. El parcial creció hasta un 8-1 y de repente una doblaba a la otra en el marcador (16-8).
La faena de esta primera manga estaba encarrilada y Marín ya nunca dejó que su rival se acercara a menos de cinco puntos de distancia (16-11). La tenía maniatada y cada vez más consciente de que una remontada era su única puerta hacia las medallas. Después de 23 minutos implacables, el primer set estaba en el bolsillo (21-13).
Dominio total de Carolina Marín
La andaluza había olido la sangre y en situaciones así es letal, casi cruel con sus adversarias. Empezó el segundo set con otro parcial contundente (4-0), la iniciativa ya era suya e incluso se permitió bajar un poco los decibelios de esos gritos que tanto amedrentan. En el undécimo punto dejó clavada a Ohori, muy raro de ver en el bádminton, y se siguió estirando hasta volver a doblarla en el marcador (11-5).
Pero la japonesa no había dicho su última palabra. Dio un paseo adelante, se procuró su mejor parcial de la mañana con cuatro puntos seguidos y volvía a apretar el asunto (11-9). Se volvieron a escuchar entonces los gritos de ánimo de la afición española y ella respondió con la misma medicina para volver a declinar la balanza muy a su favor (15-9).
La japonesa ya estaba cocinada por completo y solo quedaba emplatarla rumbo a su eliminación. El partido estaba en el bolsillo de Carolina Marín, que lo remató con dos puntos espectaculares, incluido un intercambio de golpes tan veloz que despertó la admiración de todos sus feligreses. Se escuchó algún «¡Viva España!» secundado por todo el pabellón. La fiesta era completa. Tenía seis puntos de partido a su disposición y lo resolvió con el primero. ¿Para qué esperar más cuando el premio que espera es tan grande? Abran paso a la sacerdotisa de Huelva.