El testaferro deja claro que Juan Carlos I es el “primer beneficiario” de la cuenta que pagó a Corinna y Gayá

Canonica, el testaferro de Juan Carlos I, daba por hecho –en una misiva remitida al banco Mirabaud de Ginebra– de que el entonces Rey era "el primer beneficiario" de la cuenta desde la que se había pagado las donaciones a Corinna Sayn Wittgenstein y Marta Gayá

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Juan Carlos I
Marta Gayá, Juan Carlos I y Arturo Fasana.

Dante Canonica, el testaferro suizo de Juan Carlos I, en una misiva remitida a la dirección del banco Mirabaud de Ginebra el 18 de noviembre de 2011, daba por hecho de que el entonces Rey era «el primer beneficiario» de la cuenta desde la que se había pagado las donaciones a sus ex compañeras sentimentales, Corinna Sayn Wittgenstein y Marta Gayá.

La cuenta, desde donde habían salido 65 millones para Corinna y 2 para Gayá, estaba conectada a la offshore panameña Fondation Lucum, que se había constituido en 2008 para garantizar la opacidad en el movimiento del dinero. Lucum, que en latín significa ‘bosque’, era una de las ramas de la trama urdida por los testaferros helvéticos.

El abogado Canonica, que figura como mandatario de Fondation Zagatka y como secretario en la offshore del paraíso fiscal, ordenaba en su escrito a la entidad bancaria Mirabaud la transferencia de 2 millones de euros a la ex novia mallorquina del ex monarca, repartida en dos entregas, una en 2011 y otra en 2012.

El testaferro informaba a la dirección del banco que había hablado varias veces «con el titular de los derechos económicos de la Fundación» y que éste le había avisado de que se pondría en contacto con él «una antigua amiga» a la que conocía desde hacía 25 años.

Juan Carlos I
«Pude hablar en varias ocasiones con el beneficiario de Fondation Lucum. Este último me ha hecho saber que sería contactado con una antigua amiga a la que conoce desde hace 25 años. Se trata de la Sra. Marta GAYA HERNANDEZ (sic), domiciliada en Ginebra….»

Esa amiga no era otra que Marta Gayá con la que Juan Carlos I había mantenido una larga relación sentimental, hasta el punto de que el ex monarca, en una cinta grabada por los servicios secretos, confesaba su amor por la mallorquina. Le decía a su interlocutor: «Nunca he sido tan feliz». Y se refería a Gayá como «mi novia».

El «titular de los derechos económicos» era, por los datos aportados por Canonica, el Rey Emérito. Ninguno de sus testaferros -Álvaro de Orleans, Fasana y Canonica- había mantenido una relación amorosa con Gayá.

«El primer beneficiario de la Fundación Lucum desea, teniendo en cuenta sus relaciones en el pasado, asegurarle una vida decente y ayudarle financieramente. El beneficiario ha solicitado a Arturo Fasana que se le haga un ingreso de dos millones de euros en total, un millón este año y otro el año próximo».

Y, si quedaba alguna duda, el testaferro helvético dejaba, una vez más, al descubierto al propietario real de la cuenta 505523 del banco Mirabaud y de la offshore panameña: «El primer beneficiario de Fondation Lucum desea, teniendo en cuenta sus relaciones en el pasado, asegurarle una vida decente y ayudarle financieramente». A Marta Gayá. Quedaba claro que Canonica se refería a Juan Carlos I.

 

Se levanta el velo de la opacidad

El banco suizo cumplió con lo ordenado y el primer pago de un millón de euros se ejecutó el 18 de noviembre de 2011, como constatan los movimientos monetarios –»retiros y depósitos»– del extracto de la cuenta 505523 del Mirabaud. Los intermediarios helvéticos habían abierto, previamente, a nombre de Marta Gayá otra cuenta en la misma entidad bancaria.

Como aseguraba Canonica en su escrito a la dirección del Mirabaud: «La Sra. Marta GAYA HERNANDEZ (sic) ha abierto una cuenta personal en el Banco Mirabaud, habiéndose registrado en dicha cuenta el ingreso del primer millón mencionado con fecha valor del día 16 del mes corriente». La misiva estaba firmada por el propio Canonica, el 18 de noviembre de 2011.

“Se trata de la Sra. Marta GAYA HERNANDEZ (sic), domiciliada en Ginebra (…) La Sra. Marta GAYA HERNANDEZ (sic) ha abierto una cuenta personal en el Banco Mirabaud, habiéndose registrado en dicha cuenta el ingreso del primer millón mencionado con fecha valor del día 16 del mes corriente″, indica el documento firmado por el testaferro de Don Juan Carlos, Dante Canónica.

El testaferro suizo, investigado en la actualidad por el fiscal de Ginebra Yves Bertossa, cometía un error imperdonable. Levantaba, sin saberlo, el velo de la opacidad y dejaba un rastro documental que conducía directamente a los intereses personales de Juan Carlos I. Lo colocaba en una situación de riesgo, porque era el único que había mantenido una relación sentimental con Gayá.

En aquellos momentos, los testaferros de Su Majestad, que todavía no había abdicado, no podían imaginar que siete años después un fiscal suizo abriera una investigación contra ellos a raíz de la publicación de las confesiones de Corinna en OKDIARIO. Y, mucho menos, que ordenara un registro en sus despachos, donde encontraron la documentación que hoy día constituyen las diligencias P14783/2018.

La coartada del primo Borbón

¿Quién podía a ser el compañero sentimental de Gayá con «relaciones en el pasado» y que quería «asegurarle una vida decente?»: Don Juan Carlos I. El mismo que provocó una crisis de Estado cuando sopesó abandonar la Jefatura de la Nación por su amor a la mallorquina. El entonces Rey se enamoró de Gayá cuando aún no había cumplido los 50. Gayá era el mejor antídoto para olvidar a su anterior pareja extramatrimonial, la actriz y vedette Bárbara Rey.

De ahí las instrucciones de Canonica al banco: «El beneficiario ha solicitado a Arturo Fasana que se le haga un ingreso (a Gayá) de dos millones de euros en total, un millón este año y otro el año próximo».

Con todos esos datos se desmonta la coartada de Álvaro de Orleans, quien ha asegurado ser el propietario de algunas de las cuentas y el protector económico de su primo Borbón. En una entrevista reciente a un diario español aseguró que él había pagado de manera altruista los viajes en jets de Don Juan Carlos. Según el Príncipe de Orleans, se gastó varios millones de euros en financiar los vuelos privados de su primo.

Álvaro de Orleans
Álvaro de Orleans-Borbón y su mujer Antonella Rendina en una imagen de archivo (Foto: Gtres).

La donación de Don Juan Carlos a una cuenta abierta por sus testaferros a nombre de Gayá se producía en unos meses -a finales de 2011- en los que ya comenzaba a distanciarse de Corinna. Medio año antes del accidente de Botswana, que provocó la expulsión de la princesa alemana de los aposentos del Palacio de La Angorrilla, en El Pardo.

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