OKDIARIO destapó en 2018 ‘Kitchen’: el soborno del chófer de Bárcenas con fondos reservados
OKDIARIO destapó hace casi cinco años, en noviembre de 2018, la denominada 'Operación Kitchen'
El Ministerio del Interior inició esta operación para arrebatar documentos comprometedores a Bárcenas
OKDIARIO destapó hace casi cinco años, en noviembre de 2018, la denominada Operación Kitchen, llevada a cabo por el Ministerio de Interior para arrebatar al ex tesorero del PP Luis Bárcenas los documentos comprometedores que poseía sobre las finanzas del partido, con el fin de evitar que llegaran a manos del juez. Este viernes, el juez de la Audiencia Nacional ha dictado la apertura de juicio oral y ordenado sentar en el banquillo al comisario José Manuel Villarejo, al ex ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, a quien fuera secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, y al ex jefe de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas, entre otros mandos policiales.
El Ministerio que por aquel entonces dirigía Fernández Díaz primero pagó con fondos reservados al chófer de Bárcenas y luego organizó el secuestro de su familia, utilizando a un delincuente con numerosos antecedentes penales, que irrumpió en el domicilio del ex tesorero del PP presentándose como un falso cura.
OKDIARIO desveló el 8 de noviembre de 2018 que Interior pagó durante dos años (en 2013 y 2014) un sobresueldo de 2.000 euros al mes al chófer de Bárcenas, Sergio Ríos Esgueva, con dinero de los fondos reservados, para que actuara como topo.
El objetivo de esta operación era que Sergio Ríos informara a Interior de todos los movimientos del ex tesorero, se ganara la confianza de su familia y averiguara el paradero de los documentos confidenciales que podían resultar especialmente comprometedores para varios altos cargos del PP y del Ejecutivo: la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el vicesecretario general del PP Javier Arenas y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal.
El comisario José Villarejo se encargaba personalmente de pagar los 2.000 euros en metálico cada mes al chófer de Bárcenas, que le informaba de los movimientos del tesorero. Tras la detención de Villarejo, en noviembre de 2017, la Policía halló en el domicilio del comisario jubilado los recibí que Sergio Ríos firmaba al entregarle el dinero y la grabación de conversaciones con varios mandos policiales, que acreditan estos hechos. Villarejo había recibido instrucciones de destruir estos documentos pero, muy previsor, los conservó para blindarse.
«El alumno más torpe»
Al día siguiente, 9 de noviembre de 2019, OKDIARIO desveló que, una vez cumplida esta misión, el Ministerio de Interior agradeció al chófer los servicios prestados facilitando su ingreso en la Academia de Policía de Ávila, pese a ser el penúltimo de los 254 alumnos de su promoción. Sergio Ríos comenzó a formarse como Policía con 40 años, cuando la edad media del resto de aspirantes es de 25.
Sergio Ríos entró en la Academia de Ávila en 2015. Según sus profesores, era «el alumno más torpe». Luego completó sus prácticas en La Línea de la Concepción (Cádiz) y en el distrito madrileño de Moncloa-Aravaca, antes de incorporarse a su destino en la Policía en el Transporte (la antigua Brigada Móvil).
OKDIARIO siguió tirando del hilo de esta trama en los días posteriores. El 14 de noviembre de 2018 este diario informó de que Villarejo y el jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), Enrique García Castaño, informaban puntualmente al entonces director de la Policía, Ignacio Cosidó, de todos los avances que se producían en la operación para rescatar los papeles confidenciales de Bárcenas.
De hecho, Cosidó pretendía que también participara en la operación el jefe de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) Marcelino Martín Blas (hoy jubilado), pero Villarejo se opuso porque le consideraba demasiado próximo al CNI y temía que se produjera una fuga de información. Además, en aquel momento ya eran muy tensas las relaciones entre Villarejo y Martín Blas, debido al caso Emperador y el caso Nicolay. A preguntas de OKDIARIO, Cosidó negó su participación en estos hechos: «Nunca lo hubiera aceptado sin autorización judicial».
Dos días después, OKDIARIO desveló que el Ministerio de Interior llegó a captar a cuatro confidentes en el entorno de Luis Bárcenas para intentar recuperar sus papeles. Todos ellos, pagados con fondos reservados. Además, del chófer, informaban puntualmente a la Policía el conserje de un inmueble próximo a la casa del ex tesorero del PP, un preso suramericano ingresado en la cárcel de Soto del Real y un uruguayo que trabajaba en el taller en el que la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, realizaba tareas de restauración de cuadros y muebles antiguos.
La Policía llegó a realizar una incursión nocturna en este taller –un Control Integral de Relaciones (CIR), según su argot– ante la sospecha de que Bárcenas ocultaba los documentos en el doble fondo de un armario.
«El jefe está fatal»
Con la denominada Operación Cuisine (cocina, en francés), luego rebautizada como Operación Kitchen en la Audiencia Nacional, el Ministerio de Interior vulneró la Ley 11/95 que regula el uso de los fondos reservados. En este caso no se utilizaron para luchar contra el crimen organizado o el terrorismo, sino para un fin ilegal: arrebatar a Bárcenas los documentos confidenciales del PP para evitar que los utilizara en un chantaje contra el Gobierno o que llegaran a manos del juez. El entonces secretario de Estado de Interior, Francisco Martínez, fue quien autorizó con su firma el sobresueldo del chófer de Bárcenas con fondos reservados, aunque en el documento sólo se hizo constar una fórmula genérica: pago a «confidentes».
OKDIARIO publicó el 19 de noviembre de 2018 varios fragmentos de una de las llamadas que el chófer Sergio Ríos realizó al comisario Villarejo para informarle del estado de Bárcenas, cuando ya se encontraba en prisión: «El jefe está fatal, está incluso agresivo. Le están puteando en la cárcel. Le registran todo, registros personales, constantemente, íntimos. Le revisan el chabolo (la celda) día sí y día no. Lo aíslan del resto de reclusos. Y está hasta los huevos», relataba el chófer.
Este diario desveló al día siguiente que el Ministerio de Interior llegó a implicar a 80 agentes de la Policía Nacional en la operación para espiar a Bárcenas y recuperar sus papeles. Todos ellos fueron galardonados luego con medallas al mérito policial. El comisario Enrique García Castaño aleccionó así a los agentes, para evitar que el dispositivo saliera a la luz: «Debéis ir sin vuestros móviles y si os pillan decís que estáis de paseo».
Lo mejor estaba por llegar. OKDIARIO sacó a la luz el 10 de diciembre de 2018 que el Ministerio del Interior pagó 10.000 euros de los fondos reservados a un sujeto con un largo historial delictivo, Enrique Olivares, para que secuestrara a la familia Bárcenas, con el fin de recuperar tres pendrives con información sensible del PP.
Vestido de sacerdote con traje negro y alzacuellos, Enrique Olivares irrumpió en casa de los Bárcenas el 23 de octubre de 2013. Encañonó a Rosalía Iglesias con un viejo revolver de bolsillo tipo «british bulldog», con un tambor de 5 balas, y amenazó a su hijo, Guillermo Bárcenas: «Tú túmbate en el suelo o le pego un tiro a tu madre».
Después maniató con unas bridas en las muñecas a tres moradores de la vivienda (Rosalía Iglesias y su hijo estaban acompañados por la asistenta dominicana) y comenzó a impartir instrucciones: «Ahora me lleváis al despacho de tu padre y, una vez allí, me hacéis entrega de los pendrives de tu padre o me decís la información que tumbe al Gobierno u os mato».
Finalmente, el hijo de Bárcenas –el cantante y fundador del grupo Taburete– se libró de las bridas, se lanzó contra el sicario policial y consiguió derribarlo. La asistenta aprovechó para salir al balcón y llamar a gritos a la Policía. El falso cura emprendió la huida y abandonó el revólver en una cafetería próxima, pero poco después fue detenido. El Ministerio de Interior difundió la versión oficial de que se trataba de un desequilibrado.
Los policías que participaban en el dispositivo de vigilancia a la familia Bárcenas habían sido informados, con dos semanas de antelación, de que iba a producirse un «robo ficticio» para recuperar los documentos. No imaginaban, sin embargo, que se trataba de una operación tan chapucera durante la cual la familia del ex tesorero sería secuestrada a punta de pistola en su propio domicilio.