Cipriani, el restaurante de lujo en el que Juan Carlos I celebra sus cumpleaños en Abu Dabi

El Rey Juan Carlos ha celebrado su cumpleaños en el restaurante de lujo Cipriani, uno de los locales más caros de la ciudad de Abu Dabi, en Emiratos Árabes Unidos. Fuentes próximas al monarca han asegurado a OKDIARIO que el motivo de esta elección es la privacidad que ofrece el establecimiento, ya que el restaurante ha abierto exclusivamente para que el monarca y sus acompañantes pudieran cenar lejos de cualquier mirada indiscreta.

Cipriani es un legendario restaurante, símbolo italiano del lujo y del glamour, con sede en las principales ciudades del mundo.  Sólo los aperitivos de su carta emiratí tienen precios que oscilan entre los 45 y 200 dirhams (entre los 10 y 48 euros aproximadamente). Uno de los platos estrellas de Cipriani es el rodaballo frito por 360 dirham (86 euros). Otro de los platos más solicitados es la pizza de burrata por 250 dirhams (60 euros).

La primera vez que el Rey Emérito escogió este restaurante para celebrar su cumpleaños fue el año pasado, el 5 de enero de 2021, momento en el que cumplió 83 años. El enclave en el que se encuentra Cipriani es totalmente privilegiado. Concretamente, está ubicado en la Isla de Yas, localización conocida en todo el mundo por ser el escenario en el que se celebran multitud de eventos deportivos. De hecho, el restaurante cuenta con un amplio mirador desde el que se divisa el circuito de Yas Marina, que forma parte del calendario de Fórmula 1.

Ahora, según las fuentes consultadas, para celebrar su 84 cumpleaños lo ha vuelto a escoger. El motivo de la elección es simple: la privacidad. El restaurante Cipriani es un establecimiento que sólo ofrece cenas. De hecho, sus puertas abren diariamente a las seis de la tarde. Es decir, el local, según las fuentes consultadas, ha abierto, por segundo año consecutivo, exclusivamente para que él y sus acompañantes puedan comer ajenos a miradas indiscretas.

Menú del restaurante Cipriani de Abu Dabi.

Como ha publicado este periódico, el octogésimo cuarto aniversario del Rey Don Juan Carlos ha sido muy distinto al del año pasado. En esa ocasión sí acudieron sus hijas, las infantas Doña Elena y Doña Cristina, además de algunos de sus amigos. Días antes de la comida, el equipo de seguridad de Su Majestad contactó al establecimiento para reservar todo el restaurante para el evento, cuya superficie se cerró al público para garantizar la privacidad del monarca.

La persona que organizó la logística del evento fue la encargada del restaurante, una italiana que habla español a la perfección. “Don Juan Carlos viene regularmente al restaurante”, afirma. Este periódico también habló con una de las camareras que sirvieron al Rey Emérito. “Soy mexicana, viví en España algunos años y por eso sé quién es”.

Hay dos maneras de acceder: en coche o en barco. El Rey Emérito, hasta el momento, ha usado siempre la primera y accedió al restaurante, que se encuentra en la primera planta de un pequeño edificio, a través de un ascensor de cristal acompañado de su escolta y del vigilante de seguridad del recinto, un filipino que, casualmente, también reconoció al Rey Emérito por haber visitado el país durante su reinado. Fuera del establecimiento, tres coches todoterrenos de color negro con los cristales tintados esperaron a que terminara el almuerzo, que duró tres horas.

Durante la comida de este año, el Rey Emérito ha trasladado a su entorno: “Estoy haciendo un sacrificio al estar callado. Lo hago por lealtad y patriotismo pero esto es un tormento ”. Sin embargo, a día de hoy, mantiene el optimismo de que puedan reconducirse los hechos y, de esta manera, poder regresar a España cuanto antes. “Como dicen los viejos marineros: ‘Al mal tiempo, buena cara’”, repitió entre risas en varias ocasiones. “Yo sólo me dedico a hacer lo que me piden desde la Casa Real y, por ende, desde el Gobierno”, afirmó.