La trama del PSOE

Ábalos: «Mi casa parece un santuario, no puedo salir y vivo en la parte de atrás para no ser visto»

El ex ministro relata el acoso mediático que sufre desde el estallido del caso Koldo

Ábalos casa

El ex ministro de Transportes José Luis Ábalos ha descrito la dramática situación de reclusión que vive en su domicilio desde que estalló el caso Koldo, asegurando que su casa «parece un santuario» al que acuden curiosos de toda España para fotografiarse. El dirigente socialista ha revelado que se ha visto obligado a vivir «en la parte de atrás» de su vivienda para evitar ser visto y que no puede realizar actividades cotidianas sin pensar «un operativo» para no ser grabado.

«Mi casa parece un santuario, no puedo salir y vivo en la parte de atrás para no ser visto», ha confesado Ábalos en una conversación en OKDIARIO, describiendo cómo el acoso mediático ha transformado por completo su vida diaria. El ex ministro ha relatado que su domicilio se ha convertido en una atracción turística donde «vienen de todas partes» para hacerse fotografías: «Lo gracioso es que lo firman, ponen ¡Viva Vox!, es alucinante».

El político valenciano ha explicado que se ha visto obligado a refugiarse en la zona posterior de su vivienda, ya que la parte delantera da directamente a la calle. «Yo vivo en un primero. Entonces da a la calle y no tengo ni persianas», ha detallado, explicando las dificultades arquitectónicas que agravan su situación.

En esa vivienda se realizó la entrada y registro de la UCO. Ábalos recuerda con mucho pesar esa jornada: «Ese día era el cumpleaños de mi hijo, no pude ni felicitarle hasta la noche». Agradece que los agentes fueron amables pero reprocha que por querer acabar pronto se quedaron con las dos copias de discos duros que tenía con documentos clave, no se llegó a hacer un volcado y que todavía no se los han devuelto. Ve de justicia tener esa información para poder llevar a cabo su defensa y declarar ante el juez «un relato coherente».

Ábalos ha descrito escenas surrealistas en las que turistas y curiosos se acercan a su casa para fotografiarse, comparando la situación con «el Valle de los Caídos» por la cantidad de visitantes que recibe. «El otro día vino una anciana vestida con un short, con una bici de alquiler, con un sombrero de paja… una friki, en fin», ha relatado con ironía sobre los visitantes que se acercan a su domicilio.

«Ya no queda hueco para escribir en la puerta de mi garaje y no lo voy a pintar de blanco. Mejor que se quede así y que ya no puedan pintar más. Ponen cosas como Son las 5 y no he comido…, es alucinante», agrega.

Vida cotidiana imposible

Ábalos ha relatado que no puede acudir «ni al estanco» que está situado «debajo de casa» sin tener que pensar un dispositivo para evitar a la prensa. «Hay un banquito ahí, en la acera, y ahí se sientan con las cámaras horas y horas. Otros se traen las sillas», ha descrito, detallando cómo los medios han organizado turnos de vigilancia permanente.

El político ha explicado que la situación ha llegado al extremo de que algunos reporteros han retransmitido en directo desde el interior de su garaje, mostrando incluso la matrícula de su vehículo sin censurar. «Retransmiten en el interior del garaje que está hecho una mierda. La matrícula de mi vehículo que no lo borran. Ya vale todo», ha denunciado. La presión mediática ha convertido su casa en un espectáculo permanente donde «se enciende la luz» y automáticamente se activan las cámaras.

Acoso familiar severo

El ex ministro ha revelado que el acoso mediático se ha extendido a toda su familia, obligando a sus familiares a modificar sus rutinas y planes de vida. Sus hijos han tenido que cambiar de trabajo, ha confesado Ábalos, mostrando su dolor por las consecuencias que la investigación ha tenido en su entorno familiar.

Ábalos expone que incluso actividades cotidianas como ir a la peluquería se han convertido en operativos complicados. «A veces hago de taxista y me quedo en el coche para que no me reconozcan. De todas formas, cuando salgo me dicen que me estoy comiendo el marrón de otros y aunque algunos me insultan otros me apoyan», ha explicado.

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