Para Rusia no fue un ataque químico: aviones sirios bombardearon un depósito de los rebeldes
Según Rusia la explosión de gases que acabó este martes con la vida de un centenar de personas, entre ellas más de 25 niños, en la ciudad siria de Jan Shejun, en la provincia de Idlib, no fue un ataque con gas tóxico del ejército de Bashar al Assad. No al menos de manera directa. Funcionarios rusos han señalado este miércoles que el bombardeo de los aviones sirios golpeó un depósito de armas químicas de los grupos rebeldes que controlan la provincia.
Estados Unidos ha culpado directamente al presidente Al Assad del incidente, en el que la ONG humanitaria siria Uossm contabilizó por lo menos 350 heridos. El gaseo, documentado en horribles fotos y videos, ha sido uno de los peores desde el inicio de la guerra en Siria hace ya más de seis años, según informa la NBC.
«Ayer, de 11.30 a 12.30 hora local, la aviación siria lanzó un ataque sobre un gran depósito de municiones terroristas y un almacén de material militar en las afueras orientales de la ciudad de Jan Shejun», ha dicho el portavoz del Ministerio de Defensa ruso Igor Konoshenkov en un comunicado en video.
«En las instalaciones del depósito había talleres que producían municiones de guerra química», dijo Konoshenkov.
Rusia es un partidario clave de Assad, y se adhirió a la guerra en septiembre de 2015 para ayudar a derrotar a los rebeldes y terroristas que han convertido la guerra de Siria en un avispero de innumerables frentes todos contra todos. Konoshenkov también ha llegado a asegurar que esas mismas armas químicas habían sido utilizadas por los rebeldes en Alepo el año pasado.
En todo caso, los funcionarios rusos no han proporcionado ninguna prueba para apoyar sus conclusiones.
El Gobierno sirio ha negado toda implicación en la explosión de gases tóxicos de este martes en Jan Shejun y ha asegurado que cumple con la Convención de 1997 sobre armas químicas, que prohíbe tales instrumentos de guerra, según la agencia estatal siria de noticias SANA. Por el contrario, el régimen de Assad señaló a las «organizaciones terroristas armadas» como culpables del ataque.
«La República Arabe Siria hace hincapié en que todas esas alegaciones fabricadas no le impedirán continuar su guerra contra el terrorismo… y de trabajar por una solución política a la crisis en Siria», informó SANA.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, que monitorea el tratado sobre armas químicas, ha anunciado una misión de investigación para llegar al fondo del ataque del martes.
EEUU, perdido, advierte a Rusia e Irán
El cambio de Administración estadounidense tiene paralizada la acción, al menos la dirección de la misma, de EEUU en la región. Si este martes la Casa Blanca acusaba a la «debilidad» de Obama como responsable de que este tipo de ataques con gas tóxico se puedan seguir produciendo en Siria, el Gobierno Trump todavía no ha trazado su estrategia para poner soluciones a esta guerra.
El idilio entre Donald Trump y Vladimir Putin en determinados asuntos es cuestionable en Siria, pues la posición de apoyo incondicional de Moscú al régimen de Damasco no casa con las prioridades de Washington. Mucho menos teniendo en cuenta que la tercera pata de ese banco es Irán, enemigo declarado de la actual Administración estadounidense.
Además, Trump aún no ha optado entre apostar con determinación por el apoyo a Turquía y aprovechar, así, el uso de sus bases aéreas en la frontera, o seguir de la mano de las milicias kurdas, las que hasta ahora han sido su mejor aliado en el terreno pero son consideradas terroristas por Ankara.
Así, el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha apuntado que el ataque claramente utilizaba armas químicas prohibidas. Tillerson señaló que ésta es al menos la tercera ocasión que se han utilizado este tipo de armas este mes, acusando: «Está claro que así es como Bashar al Assad opera: con una barbarie brutal y descarada».
«Aquéllos que lo defienden y apoyan, incluyendo a Rusia e Irán, no deben tener ilusiones sobre Assad o sus intenciones», dijo Tillerson en un comunicado. «Cualquiera que use armas químicas para atacar a su propia gente muestra un desprecio fundamental por la decencia humana y debe ser responsabilizado».