El Papa León XIV pide a la paz en Ucrania ante la presencia de Zelenski: «Es la hora del amor»
León XIV recibe el palio, el anillo del pescador y el libro del Evangelio en su primera misa ante 150 delegaciones de Gobierno
El Papa pide la intercesión a la Virgen del Buen Consejo para lograr la paz


El Papa León XIV pide la paz en Ucrania en su primera misa como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica ante las máximas autoridades internacionales que han acudido para participar de este rito milenario. «Es el tiempo del amor», ha aclamado León XIV este domingo, en un fuerte mensaje misionero a fin de lograr «un mundo reconciliado».
El Papa León XIV ha pronunciado su primera homilía ya investido como Pontífice. A la misa que marca el inicio de su Ministerio Petrino han acudido 150 delegaciones de Gobierno, ante las cuales el Papa ha reivindicado la Iglesia como «el fermento de reconciliación». Según fuentes vaticanas, han asistido aproximadamente más de 100.000 personas a la plaza San Pedro, en una misa transmitida por televisión.
La imagen de la Virgen del Buen Consejo ha estado presidiendo junto al Pontífice el altar de la plaza de San Pedro. Hay que recordar que el agustino comenzó su Pontificado haciendo gala de un simbolismo que está empezando a marcar su estilo más espiritual, como fue la decisión de realizar su primera visita a esta Virgen.
León XIV y la paz en Ucrania
El Pontífice se ha referido explícitamente a Ucrania en las súplicas finales de la misa, antes de la oración del Regina Coeli, pidiendo a la Virgen María su intercesión para lograr la paz, como «Estrella del mar, Madre del Buen Consejo, como signo de Esperanza».
En plena tensión del conflicto entre Rusia y Ucrania, en la misa se encontraba el presidente, Volodímir Zelenski, a quien León XIV lo recibirá este domingo en audiencia oficial. Además, como representante de Rusia, ha asistido la ministra de Cultura, Olga Liubimova, quien estuvo también en la misa funeral del Papa Francisco, como enviada de Vladímir Putin.
«En la alegría de la fe y de la comunión, no podemos olvidarnos de los hermanos y hermanas que sufren a causa de las guerras. En Gaza, los niños, las familias y los ancianos supervivientes están pasando hambre. En Myanmar, nuevas hostilidades han destruido vidas inocentes. La atormentada Ucrania espera por fin negociaciones para una paz justa y duradera», ha denunciado, sosteniendo el compromiso realizado ante los representantes de las Iglesias Orientales el pasado miércoles, a quienes les prometió «esforzarse por recuperar la paz».
Está pendiente todavía de si, a lo largo del día, el vicepresidente de los Estados Unidos, J. D. Vance, pedirá finalmente y se le concederá una reunión con su compatriota León XIV en ocasión de su asistencia a la misa, junto con el secretario de Estado, Marco Rubio.
De hecho, este mismo viernes, el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, confirmó ante los medios de comunicación italianos que el Papa León XIV había puesto la Santa Sede a disposición de Ucrania y Rusia para que «ambas partes se reúnan y al menos dialoguen».
El Papa: una autoridad moral de paz
Durante toda su homilía, el Papa León XIV ha reivindicado el papel histórico y moral de la Iglesia como punto de encuentro para lograr «en Cristo» de nuevo «la paz», recordando que «el amor y la unidad» son las dos dimensiones de la misión que Jesús le dio a Pedro, cuyo objetivo es «pesar a la humanidad para salvarla de las aguas del mal y de la muerte».
La mera asistencia de presidentes de Gobierno y otras autoridades refuerza a día de hoy, en un mundo aparentemente desacralizado, el todavía poder del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, como líder moral universal y único adalid realmente capaz de movilizar miles de personas de distintas naciones.
La delegación estadounidense se sentó en primera fila, junto con la peruana, encabezada por la presidenta Dina Boluarte, debido a la doble nacionalidad del Pontífice. Las demás delegaciones fueron acomodadas en orden alfabético, según el nombre de sus países en francés, el idioma tradicional de la diplomacia.
Entre los jefes de Estado presentes se encontraba además, el presidente de Argentina, Javier Milei, y el de Israel, Isaac Herzog. Además del nuevo canciller de Alemania, Friedrich Merz; el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, o el recién elegido de Canadá, Mark Carney.
También estuvieron presentes representantes de otras religiones, como la judía, budista, musulmana e hindú. Además ha asistido el líder espiritual de los cristianos ortodoxos orientales del mundo, Bartolomé de Constantinopla, con quien mantendrá una reunión privada el próximo lunes.
«El ministerio de Pedro está marcado precisamente por este amor oblativo, porque la Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo. No se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús», ha reivindicado ante todos ellos, presentándose como «el Pastor» que está dispuesto a entregar «su vida por su rebaño».
«Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado», ha expresado tratando de tejer las heridas que han marcado los últimos años del Pontificado de Francisco y que provocaron una grave excisión entre la corriente más ortodoxa y más reformista de la Iglesia.
«En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres. Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad», ha continuado.
En su discurso, ha citado a la encíclica Rerum novarum de su predecesor León XIII, tratando de concienciar al mundo sobre la fuerza de la «caridad» cristiana para dicha «reconciliación del mundo»: «Si esta caridad prevaleciera en el mundo, ¿no parece que acabaría por extinguirse bien pronto toda lucha allí donde ella entrara en vigor en la sociedad civil?».
León XIV toma el testigo de San Pedro
En esta misa de inauguración del Pontificado de León XIV, el Pontífice toma el testigo de San Pedro. De ahí la concatenación de ritos y símbolos que se han celebrado desde el comienzo de la ceremonia, ante la tumba del Apóstol, donde el Papa ha incensado las dos insignias episcopales petrinas, que posteriormente, justo antes de pronunciar la homilía, le han sido entregadas por tres cardenales, recuperando así el protocolo que tuvo lugar con Benedicto XVI.
- El Anillo del Pescador, en cuyo interior está grabado el nombre de León XIV, mientras que en el exterior se representa a San Pedro con las llaves y la red, símbolos de su misión apostólica. Esta imagen – señala la explicación oficial – hace referencia al apóstol pescador que, confiando en la palabra de Jesús, echó las redes desde la barca y recogió la pesca milagrosa. El anillo de León XIV es de oro, a diferencia del de Francisco, que fue de plata. El anillo del Pescador ha sido entregado por el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, properfecto de la Sección para la Primera Evangelización y Nuevas Iglesias del Dicasterio para la Evangelización, cuyo nombre fue uno de los que más sonaron para suceder al Papa Francisco, por su afinidad con él y su postura aperturista de la Iglesia Católica.
- El Palio, que simboliza al obispo como buen pastor y, al mismo tiempo, al Cordero de Dios crucificado por la salvación de la humanidad. Se trata de una estrecha banda de lana blanca que se apoya sobre los hombros, encima de la casulla, la vestidura litúrgica.
Tras este rito, se procedió a mostrar obediencia al Papa, otro rito donde recibió a 12 representantes de la Iglesia de todo el mundo, no sólo a cardinales –como ha sucedido en otras misas inaugurales de Pontífices–, sino también a un matrimonio, jóvenes y religiosos.
Además podemos destacar que anteriormente, la primera lectura, tomada del Libro de los Hechos (4:8-12), fue leída por la española Mariela Borrell –hija del afamado escritor catalán Pep Borrell, miembro del Opus Dei– en un gesto cargado de emotividad, con el que se ha querido reflejar la labor misionera y el ministerio episcopal del Papa en la diócesis de Chiclayo (Perú), como obispo.
Después de celebrar la misa y dar la bendición, León XIV entró en la basílica donde le esperaban los miembros del Colegio cardenalicio y los jefes de las 150 delegaciones oficiales. Entre los saludos, ha resultado llamativo el cariñoso saludo entre el Rey Felipe VI y la Reina Letizia y el Pontífice en español, habiendo mantenido una pequeña conversación, en la que los Monarcas le han pedido que visite pronto España.
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