Irán coloca en órbita con éxito su primer satélite militar

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Un satélite del programa europeo Copérnico.

Irán ha lanzado con éxito su primer satélite militar, según se ha comunicado en Sepahnews, web oficial de la Guardia Revolucionaria (cuerpo de élite del Ejército iraní). Un movimiento ante el que Estados Unidos ha alarmado sobre la posible intención existente detrás, que podría ser la de que formase parte de otro plan secreto de desarrollo armamentístico de misiles.

“Como el primer satélite militar de la República Islámica de Irán, la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés) ha lanzado con éxito el satélite Noor el miércoles por la mañana desde una plataforma satelital de tres etapas en el desierto central de Irán”, ha indicado el IRGC en Sepahnews, desde donde se ha señalado también que “esta acción será un gran logro y un nuevo desarrollo en el campo del espacio para el Irán islámico”.

Noor ha sido enviado al espacio con éxito desde el área de Markazi, próxima a la capital Teherán. Según las fuentes de los Cuerpos Especiales de las Fuerzas Armadas iraníes, el satélite ha sido puesto en órbita a 425 kilómetros de la Tierra en lo que significa un auténtico hito en la historia espacial persa y un “gran éxito” para las autoridades del régimen de los ayatolás.

Estados Unidos considera que estas maniobras iraníes constituyen una amenaza y una provocación y encubren, además, un programa de desarrollo de misiles balísticos. Por su parte, las autoridades iraníes han asegurado que su programa espacial tiene «fines pacíficos» y sus acciones son «transparentes», ciñéndose al marco regulatorio internacional en esta materia.

Este lanzamiento tiene lugar después de que a principios de febrero se tratara de enviar otro satélite, el Zafar, aunque sin lograr ponerlo en órbita. El régimen de Irán lo volvió a intentar en esta ocasión después de otros desarrollos previos y nuevamente no tuvo éxito. El proyecto Zafar fracasó y no llego a la estancia orbital, según informó la Agencia Espacial Iraní (AEI).

El envío de este satélite fue calificado también en su día de “provocación” por parte del Gobierno norteamericano de Donald Trump; sobre todo, teniendo en cuenta que el cohete iba a transmitir la imagen del general Qassem Soleimani, muerto a principios de año en una operación militar con drones llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de EEUU el pasado 3 de enero en las inmediaciones del aeropuerto de la capital iraquí de Bagdad, en la cual también fue eliminado Abu Mahdi al-Muhandis, vicepresidente de las milicias chiíes de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) de Irak.

Los responsables del programa espacial persa relativizaron este contratiempo justo después del mismo, anunciando lo que estaba por venir y comparándolo con otros fallidos intentos realizados incluso por el gigante norteamericano. “El lanzamiento del satélite Zafar ha fracasado, de la misma manera que lo han hecho otros muchos proyectos científicos estadounidenses como Falcón 9, Juno II, Atlas, Proton M o Antares. Aun así, somos imparables. Todavía quedan muchos satélites iraníes por venir”, resaltó el ministro de Telecomunicaciones de Irán, Mohammad Yavad Azarí Yahromí en la red social de Twitter.

Prosigue de esta forma el programa espacial de Irán entre las advertencias de EEUU, que ya en 2018 abandonó el pacto nuclear sellado con Irán y potencias como Rusia, China, Alemania, Francia, Reino Unido y la Unión Europea (UE) en 2015 (JCPOA, por sus siglas en inglés), por el que se limitaba el programa atómico persa a cambio de prerrogativas políticas y económicas.

La Administración Trump se salió del acuerdo tras denunciar incumplimientos por parte de la República Islámica de Irán imponiéndole sanciones económicas, entre las que destacaba el límite al comercio de crudo, principal fuente de financiación iraní.

Ante este castigo, el presidente de Irán, Hasán Rohaní, respondió amenazando con seguir tratando con su petróleo y con bloquear el estrecho de Ormuz, principal zona de paso del comercio petrolero mundial. Advertencias tras las cuales se sucedieron incidentes relacionados con buques cargueros en aguas del Golfo y ataques a instalaciones petrolíferas y aeroportuarias en Arabia Saudí (gran rival de Irán en Oriente Medio y principal representante de la rama suní del islam, contrapuesta a la chií defendida por la comunidad iraní).

Unas ofensivas de las que se responsabilizó al régimen de los ayatolás y a agentes pro-iraníes patrocinados por las Fuerzas Quds, división internacional de la Guardia Revolucionaria de Irán, y que operan en países como Irak, Líbano, Siria o Yemen. Todo ello dentro de un marco de fuerte escalada de la tensión regional.

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