La Fiscalía detiene a un adolescente de 16 años como autor de la «falsa alarma» terrorista de París

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Iglesia de Saint-Leu-Saint-Gilles, en el barrio parisino de Châtelet. (GSV)

«Una broma», eso fue la última alerta terrorista que este sábado tuvo en vilo el centro de París, cuando un centenar de agentes de intervención especial tomaron el barrio del Châtelet y ordenaron a los vecinos a permanecer recluidos en sus casas ante una alerta de toma de rehenes en la iglesia de Saint-Leu-Saint-Gilles. «Una broma» de muy mal gusto y de incalculables consecuencias, para la ciudad, para la economía y, por supuesto, para sus autores. La Policía francesa ha arrestado este lunes a un adolescente como sospechoso de estar detrás de la falsa alarma sobre toma de rehenes en una iglesia en la capital francesa.

Alrededor de 100 agentes de Policía, incluidas unidades de élite, se desplegaron este sábado por el distrito comercial de Châtelet tras haber recibido una llamada en la que se aseguraba que se estaba desarrollando una situación con rehenes en el interior de la parroquia.

El país entero se encuentra en alerta después de todos los ataques terroristas que se han sucedido en el último año y a tan solo siete meses de las elecciones generales. «En estos momentos tensos, aquéllos que vengan con estas bromas morbosas merecen ser castigados de manera severa», ha asegurado el primer ministro, Manuel Valls.

El domingo, el semanal francés L’Obs publicó en su página web un reportaje en el que se aseguraba que la publicación había establecido contacto con dos adolescentes, de entre 16 y 17 años, que presumían haber sido los autores de la llamada a la Policía y que reprodujeron una grabación de la misma.

Los adolescentes aseguraron que «la idea principal era crear una falsa alarma en una mezquita» pero que eligieron «una iglesia tras el incidente de Saint Etienne du Rouvray» en el que dos supuestos yihadistas asesinaron a un sacerdote.

El fiscal de París mantiene abierta la investigación por un «delito de denuncia imaginaria» y por «difundir información falsa para aparentar una situación de peligro destructivo» que provocó que saltara la alerta del SAIP, el sistema de prevención a través de una aplicación de móvil impulsado por el Gobierno Valls después de los ataques del 13N de 2015 en París y del 14J de este año en Niza.

Para el sábado, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, dijo que la intervención fue causada por una «falsa alarma». Su portavoz,Pierre-Henry Brandet, se refirió posteriormente a una posible «llamada maliciosa». Pero ahora parece que fue mucho más que una simple llamada de broma: las fuerzas de seguridad de París han sido objeto de una manipulación premeditada y que podría haber tenido consecuencias muy graves. 

Según revelan en su reportaje los periodistas de L’Observateur, este medio logró encontrar y ponerse en contacto con las dos personas que dicen ser el origen de la llamada telefónica a la policía. Los dos jóvenes, de 16 y 17 años, incluso reprodujeron la llamada grabada a los reporteros como prueba. Según la revista gala, los dos presuntos autores de la llamada falsa se presentan en las redes sociales con los pseudónimos de Tylers Swatting y Zakhaev Yamaha.

Ambos se confiesan admiradores del hacker franco-israelí Gregory Chelli, también conocido como Ulcan, y afirman que lo único que buscaban era convertir su acción en «viral».

La llamada y el policía prevenido

Eran las 15.33 horas del pasado sábado cuando la prefectura de policía de París recibió la llamada de los dos piratas informáticos. Haciéndose pasar por el «padre Mathis», uno de ellos dijo que estaba viendo a una docena de hombres «vestidos de negro y armados» entrando a la iglesia y tomando una veintena de rehenes. 

En la grabación de 20 minutos de conversación, que pudieron escuchar los periodistas del semanario parcialmente, se puede oír hasta a tres policías diferente atendiendo la llamada de manera sucesiva, pidiendo aclaraciones sobre el número de rehenes en la iglesia, sobre la apariencia física de los secuestradores y su armamento.

Todos los agentes demuestran compostura  y anotan con precisión el testimonio de supuesto «padre Mathis», tratando de tranquilizarlo. Uno de los agentes de emergencia de la policía le aconseja «no hacer mucho ruido» y «no hablar demasiado alto», disculpándose incluso para su prevención e insistencia en esclarecer la situación: «Usted ya sabe que hay muchos engaños y, por tanto, necesitamos comprobar si esta llamada no es falsa».

«Yo les dije [a los policías] que estaba escondido en el sótano y 10 norteafricanos habían ingresado con armas en el templo. El nombre elegido [«Padre Mathis»] es una dedicatoria a un conocido», confesaba uno  de los adolescentes a L’Observateur.

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