Viaje papal a Irak

Encuentro histórico del Papa con el ayatolá chií Al Sistani durante su visita a Irak

Francisco-Sistani
El ayatolá chií Al Sistani ha recibido al Papa en un encuentro que se considera histórico.

Enmarcado en la visita oficial del papa Francisco a Irak se produjo el esperado encuentro entre el máximo representante de la Iglesia Católica y Alí Al-Sistani, gran referente chií en territorio iraquí. La reunión supuso uno de los puntos importantes de la estancia del Papa en el país árabe, hecho que consolida las relaciones entre el Vaticano y el mundo islámico para formar un frente común contra todo tipo de extremismo religioso.

El Papa se reunió este sábado en la ciudad sagrada de Nayaf con el gran ayatolá Al-Sistani, líder de la comunidad chií de Irak. Un encuentro remarcable que sirve para seguir estrechando lazos entre el cristianismo y el islam y hacer un frente común contra el extremismo religioso. La reunión, a puerta cerrada y definida como una visita cordial, se une a la iniciativa que protagonizó también el Papa con el acuerdo por la fraternidad humana alcanzado en 2019 en Emiratos Árabes Unidos con el gran imán de Al-Azhar, Ahmed al-Tayeb, líder de la rama suní del islam.

La programación oficial describía la reunión con Al-Sistani, de 90 años, como un encuentro de cortesía. Pero su magnitud trascendía lo meramente protocolario. Los carteles en las calles de Nayaf, con una fotografía de cada uno de los líderes que iban a reunirse, demostraba la relevancia del acto en sí. El líder chií no aparece en público y apenas recibe visitas; y, desde que Sadam Husein fue derrocado, se ha convertido en una de las figuras de referencia de la nación iraquí.

La reunión, que duró en torno a 50 minutos, no fue retransmitida. Solo se pudo ver al Papa entrando en una vivienda humilde en un barrio popular de Nayaf, rodeado de las fuerzas de seguridad para reunirse con Al- Sistani. Francisco respetó en todo momento las normas islámicas en la modesta residencia del líder chií, quien fue clave en 2014 a través de sus mensajes para combatir a Daesh. Al-Sistani emitió edictos religiosos en 2014 contra Daesh, y en enero de 2019 el representante chií pidió investigar los «crímenes atroces» perpetrados por los yihadistas contra algunas minorías de la sociedad iraquí, como los yazidíes en Sinyar, los cristianos en Mosul y los turcomanos en Tal Afar.

La nota oficial emitida por el Vaticano tras la reunión señaló que el Papa “le ha agradecido a él y a la comunidad chií su defensa de los más débiles y perseguidos ante la violencia y las grandes dificultades de los últimos años, reafirmando lo sagrado de la vida humana y la unidad del pueblo iraquí”, en referencia a la persecución que sufrieron los cristianos por parte del extremismo yihadista. En el comunicado distribuido por la oficina de prensa del Vaticano, se informó de que el Papa subrayó «la importancia de la colaboración y amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando con respeto recíproco el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de la entera comunidad».

Mientras, en un comunicado de la oficina de Al-Sistani se explicó que trataron los grandes «desafíos que enfrenta la humanidad» y que el ayatolá habló de «las injusticias y opresión, la persecución religiosa e intelectual (…) el bloqueo económico y los desplazados de muchos pueblos de la región, entre ellos el pueblo palestino». El ayatolá también señaló al Papa que los cristianos deben “vivir en paz y seguridad” y beneficiarse de “todos los derechos constitucionales”. La máxima autoridad chíi expresó «su interés en que los cristianos vivan como los iraquíes, en paz y seguridad y con todos sus derechos».

Declaraciones que demuestran que se han cumplido los propósitos principales del viaje de cara a seguir reforzando lazos entre diversas religiones para enfrentar el extremismo y radicalismo religioso.

Significó el primer acto oficial de la jornada del Papa, que este viernes llegó a Irak para una visita de tres días, convirtiéndose así en el primer pontífice en pisar este país. En Bagdad fue recibido por el primer ministro iraquí, Mustafá al-Kazemi, y tras la capital del país de Oriente Medio su siguiente destino fue Nayaf para reunirse con Alí al-Sistani.

El papa Francisco viajó a la ciudad sagrada de Nayaf, a unos 160 kilómetros al sur de Bagdad, principal centro religioso chií y destino de peregrinación de seguidores de esta rama del islam de todo el mundo. La ciudad alberga la tumba de una de las figuras más veneradas del islamismo, Alí, primo y yerno de Mahoma y el primer hombre en convertirse al islam.

En esta ocasión no hubo un documento común como el que firmaron en Abu Dabi hace dos años el Papa y el jeque egipcio Ahmed al-Tayeb, gran imán de Al-Azhar, la mayor institución suní, y que fue uno de los mayores pasos dados a favor de estrechar las relaciones entre el islam y el catolicismo.

Después, tras abandonar Nayaf, dentro de lo que supone la primera visita de un Papa a Irak, Francisco puso rumbo a la antigua ciudad de Ur de los Caldeos, donde la Biblia dice que nació Abraham, el padre de las tres religiones, el judaísmo, el cristianismo y el islam; y que es uno de los lugares más antiguos de Mesopotamia

El Papa afirmó este sábado que los creyentes «no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión», en un encuentro con los representantes de las otras religiones presentes en Irak que se celebró este mismo sábado en la llanura de Ur y en el que recordó las atrocidades cometidas contra minorías como los yazidíes.

En esta ciudad bíblica y frente a la llamada casa de Abraham y el monumental Zigurat, un imponente santuario piramidal sumerio, Francisco aseguró que «la ofensa más blasfema es profanar el nombre de Dios odiando al hermano». «Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión», manifestó Francisco. Y a los creyentes -añadió- que «no pueden callar cuando el terrorismo abusa de la religión. Es más, nos corresponde a nosotros resolver con claridad los malentendidos».

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