Un voraz incendio causado por las baterías de los eléctricos destroza un barco con 2.800 coches en Holanda
Un tripulante ha fallecido a causa de las llamas
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Un buque que transportaba más de 2.800 coches ha sido consumido por las llamas el pasado 25 de julio frente a la costa holandesa, a 27 kilómetros al norte de la isla Ameland. Se trataba del Freemantle Highway, un barco alquilado por K Line, una empresa japonesa. El buque tiene 10 años, mide unos 200 metros de largo y puede transportar hasta 4.000 vehículos. Según reportes de la guarda costera de Ameland, el origen del fuego está en los 500 coches eléctricos que el buque transportaba. Desgraciadamente un tripulante del barco perdió la vida a causa de las llamas, el resto de la tripulación pudo ser rescatada aunque sufrieron heridas por las quemaduras. El buque finalmente ha sido remolcado hasta la costa para evitar un desastre ecológico.
¿Es seguro el transporte de vehículos eléctricos?
Tras este incidente, vuelve la polémica sobre si transportar vehículos eléctricos es seguro debido al alto riesgo de incendio que supone, ya que los equipos de extinción de incendio a bordo no están actualizados y la tripulación no cuenta con la formación necesaria. En el barco se encontraban vehículos de las marcas BMW, MINI y Mercedes-Benz, coches que contienen baterías de litio NMC (níquel, manganeso y cobalto) y que cuando se incendian, producen fuegos que son difíciles de extinguir, y pueden reactivarse tiempo después.
La preocupación por la frecuencia de estos sucesos han hecho que una compañía de navegación noruega haya prohibido el transporte de vehículos eléctricos, esto por temor a que se produzca un incidente como el del Felicity Ace, barco que el año pasado acabo hundido perdiendo más de 4000 vehículos debido a otro incendio provocado por los coches eléctricos.
Un tripulante fallecido
El buque que se dirigía a Egipto comenzó a arder la medianoche del 25 de julio. Tras expandirse el incendio, la tripulación intentó sofocar las llamas sin éxito. Acabaron tirándose por la borda y fueron rescatados, aunque uno de los tripulantes perdió la vida. Los principales problemas a los que se ha enfrentado la Guardia Costera son, por un lado las baterías de los coches, ya que una vez han entrado en combustión son muy difíciles de sofocar, llegando a reactivarse el incendio una vez sofocado. El otro inconveniente es la cantidad de agua que debían usar para apagar el incendio, ya que si usaban demasiada agua el barco podía hundirse. Finalmente la Guardia Costera optó por remolcar el buque hasta la costa, al puerto de Eemshaven (Holanda). Las pérdidas han sido millonarias.