Terremotos en Turquía

Ascienden a 7.200 las muertes en Turquía y Siria mientras esperan recibir la ayuda internacional

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En medio del frío y la devastación, los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria continúan sus labores de búsqueda a la espera de recibir la ayuda internacional tras la mortífera serie de seísmos que ha matado a más de 7.200 personas. El balance de víctimas mortales a causa de los terremotos registrados el lunes en el sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria, ha ascendido a más de 7.200, mientras que la cifra de heridos ronda ya los 35.000, según los últimos balances oficiales, que incluyen más de 5.500 fallecidos en territorio turco.

A veces con las manos desnudas, los equipos de rescate han continuado la dramática búsqueda de supervivientes durante la noche, desafiando el frío, la lluvia o la nieve y el riesgo de nuevos derrumbes.

En Hatay, sur de Turquía, los socorristas pudieron rescatar con vida a una niña de 7 años que había quedado bloqueada bajo una montaña de escombros. «¿Dónde está mi madre?», dijo en brazos de un ayudante, con un pijama de color rosa manchado de polvo.

Las malas condiciones meteorológicas en la región de Anatolia complican las labores de rescate y ensombrece las perspectivas de los supervivientes, que se calientan en tiendas o en hogueras improvisadas.

Primera ayuda internacional

La ayuda internacional a Turquía debe empezar a llegar hoy con los primeros equipos de socorristas de lugares como Francia o Catar. El presidente estadounidense Joe Biden prometió a su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan «toda la ayuda necesaria, sea la que sea».

El equipo francés debe viajar particularmente a Kahramanmaras, en el epicentro del seísmo, una región de acceso difícil y sepultada bajo la nieve. Dos destacamentos estadounidense con 79 socorristas cada uno se estaban preparando el lunes para desplazarse al lugar, indicó la Casa Blanca.

China ha anunciado el envío de una ayuda de 6,9 millones de dólares, que incluirá equipos especializados en el socorro en entornos urbanos, equipos médicos y material de urgencia, según un medio estatal de Pekín.

En cambio, el llamado lanzado por el Gobierno de Siria recibió por el momento la respuesta de su aliado ruso, que prometió equipos de socorro «en las próximas horas», además de 300 militares rusos que ya se encuentran en el lugar para ayudar en el rescate.

La ONU también reaccionó, pero insistió que la ayuda debe llegar «a todos los sirios en todo el territorio», también en la parte que no está bajo control del Gobierno.

Aprovechando el caos provocado por las sacudidas, una veintena de combatientes presuntamente del grupo Estado Islámico (EI) escaparon de una prisión militar en Rajo, controlada por rebeldes proturcos.

Además, la caída radical de las temperaturas conlleva un riesgo suplementario de hipotermia para los heridos y las personas atrapadas en los escombros.

Ocho veces más de muertes

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que temía lo peor y auguró «unos balances ocho veces más elevados». Durante el lunes, se registraron hasta 185 réplicas, además de las dos sacudidas principales: una de 7,8 en medio de la noche y la otra de magnitud 7,5 al mediodía.

Las réplicas continuaron durante la madrugada del martes. La más fuerte, de magnitud 5,5, ocurrió a las 3:13 GMT a 9 km al sureste de Gölbasi (sur).

Las autoridades habilitaron gimnasios, escuelas y mezquitas para albergar a los supervivientes. Pero por temor a nuevos sismos, muchos habitantes prefirieron pasar la noche al raso.

«Todo el mundo tiene miedo», aseguraba en Sanliurfa (sureste de Turquía) Mustafa Koyuncu, un hombre de 55 años que pasó la noche con su mujer y sus cinco niños en el coche familiar.

Es el terremoto más importante en Turquía desde el del 17 de agosto de 1999, que causó la muerte a 17.000 personas, un millar de ellas en Estambul.

El presidente turco decretó un luto nacional de siete días y el cierre de escuelas durante una semana.

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