La comunidad kurda acusa a Turquía de ser «aliado del ISIS» y de bombardear Alepo en plena tregua

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Niños kurdos de Rojava celebran la proclamación del territorio autónomo de los tres cantones.

Este jueves, el régimen dictatorial de Bashar al Assad y su aliada Rusia han decretado una «pausa humanitaria» en sus bombardeos sobre la ciudad de Alepo, antigua capital económica de Siria y escenario de los más feroces combates y las matanzas indiscriminadas más numerosas desde el estallido de la guerra civil en el país hace ya casi seis años. Sin embargo, ningún habitante de la ciudad se ha atrevido a transitar este jueves los ocho corredores abiertos para la entrada de suministros y para la salida de los civiles que quieren abandonar la urbe. Y todo porque no han cesado los combates… y hasta los bombardeos. De hecho, la comunidad kurda de Siria ha acusado formalmente a Turquía de ser aliada del ISIS y de haber lanzado bombas desde sus aviones sobre localidades limítrofes con Alepo, como la zona de Al Shahba.

«Desde ayer [por este miércoles], aviones de combate turcos han bombardeado violentamente a los pueblos de Um Al Housh, Um Al Qura y Hasiya en el área de Al Shahba, en el norte de Alepo», afirma el Gobierno de los tres cantones kurdos de Rojava.

Humo tras una explosión en la ciudad siria de Alepo (Foto: Reuters)
Humo tras una explosión en la ciudad siria de Alepo (Foto: Reuters)

El texto atribuye esta acción por parte de los aviones enviados por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan a que «estos pueblos fueron recientemente liberados» por fuerzas kurdas, y pese a que estas acciones bélicas habían hecho huir a «los terroristas del ‘Daesh’ [acrónimo con el que se conoce en árabe al autodenominado Estado Islámico] de las cinco localidades».

Los kurdos de Siria han destacado desde el incio del conflicto como los mejores aliados de las fuerzas internacionales, dada su resistencia en el combate y su capacidad para defender sus territorios de la invasión de los terroristas del ISIS. Así, lograron aguantar un asedio de año y medio en Kobane y acabar por vencer a los yihadistas y, hace un año, proclamaron la Autoridad General de la Autoadministración Democrática en los cantones de Jazira, Kobane y Efrin, fronterizos con la provincia de Alepo.

Este jueves, esa especia de gobierno autónomo ha condenado estos bombardeos. «Es un ataque flagrante perpetrado por el Estado turco contra nuestro pueblo que pone en peligro la vida de cientos de civiles inocentes». Además, anuncian la posibilidad de un recrudecimiento de la guerra, con la apertura de un nuevo frente bélico, esta vez contra Turquía, que ya combate a sus ‘hermanos’ kurdos en su propio suelo.

«Afirmamos que haremos lo que sea necesario para proteger a la población civil y todos los demás elementos en el norte de Siria», proclaman, e incluso llegan a acusar a Turquía de ser, en realidad, un aliado del grupo terrorista dirigido por Abu Bakr al-Baghdadi: «Hacemos hincapié en que el reciente ataque turco parece ser una reacción a la liberación de los pueblos de los terroristas ‘Daesh’. Es una evidencia concluyente de que el Estado turco es el defensor de la organización terrorista y de otros grupos e individuos terroristas afiliadas».

De hecho, ya el pasado mes de diciembre, Rusia acusó a Turquía de financiarse con petróleo barato comprado en el mercado negro al ISIS. Moscú señaló directamente el miércoles al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y a su familia de estar implicados en tráfico de petróleo con el grupo yihadista Estado Islámico, aumentando la tensión entre ambos países.

Todo a las pocas semanas de que Ankara derribara un avión militar ruso en la frontera siria, lo que tensó las relaciones entre ambos países al punto de que se rompieron las relaciones comerciales, sólo recuperadas en las últimas semanas. El viceministro ruso de Defensa, Anatoli Antonov, llegó a decir que “el principal consumidor de este petróleo robado a sus legítimos propietarios, Siria e Irak, resulta ser Turquía”.

Ahora los kurdos de Siria hacen un llamamiento «a la comunidad internacional, a Naciones Unidas, a Estados Unidos, a Rusia y a las ONGs internacionales» a señalar al régimen turco, cuyo viraje dictatorial se consolidó tras el fracasado golpe de estado del pasado mes de julio, para evitar que Ankara «amenace la paz y la seguridad» de la región con sus «violaciones de la soberanía siria y de las convenciones internacionales».

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