La ayuda internacional no llega al Congo mientras crece el riesgo de propagación del ébola

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Un sanitario vacuna del ébola a un habitante de República Democrática del Congo. Foto: Europa Press

La situación del brote del virus del Ébola en la República Democrática del Congo (RDC) es tal que se ha declarado que el ébola está fuera de control por lo que el riesgo de propagación en el país y otros colindantes se han disparado pese a los esfuerzos por acabar con el brote.  Se trata del segundo más letal del mundo por muertes y casos tras la epidemia en África Occidental de 2014 que mató a más de 11.000 personas en dos años.

Un total de 1.147 personas, incluidos 34 trabajadores sanitarios, han muerto por ébola en el nororiental, contenido por ahora a las provincias de Kivu del Norte e Ituri, desde que se declaró esa epidemia en agosto pasado, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad del país. Conforme la situación empeora rápidamente, el riesgo de propagación a otras partes de la RDC y que cruce las fronteras de países vecinos como Uganda, Ruanda y Sudán del Sur, se dispara.

La amenaza es cada vez mayor lo cual dificulta una vez más la respuesta en el noreste del país. La causa principal de ello es que este brote del virus del Ébola se produce a la par que el conflicto interno y la violencia armada, entre el Gobierno y diversos grupos rebeldes, no cesa. La inestabilidad, que hace crecer el número de nuevos casos y de víctimas, es preocupante.

Así, el ejército de médicos internacionales y de trabajadores humanitarios en la RDC se ven directamente impactados por el aumento de la inseguridad con un mayor número de ataques contra los centros de tratamiento  médico. Las labores de grupos humanitarios que lideran la lucha contra el ébola en el terreno son fundamentales para la prevención, vacunación y tratamiento del virus.

Los ciclos de violencia interrumpen las actividades de los equipos de respuesta  y han llevado a la muerte a médicos y trabajadores humanitarios. Cada vez que hay ataques de grupos rebeldes que entorpecen o imposibilitan la labor de los equipos de salud hay un aumento en el número de nuevos casos y muertes a causa del ébola.

La violencia «afecta la capacidad de los equipos de respuesta para identificar y crear inmediatamente anillos de vacunación alrededor de todas las personas con riesgo de contraer ébola», según la Organización Mundial de la Salud (WHO, en sus siglas en inglés), que lidera la respuesta en las áreas afectadas por el virus.

La financiación para la respuesta al ébola no está a la altura. Los donantes internacionales juegan un papel fundamental para ayudar a cerrar la brecha de financiamiento, que amenaza con limitar la respuesta al virus, pero los recursos no terminan de llegar. El control de los brotes y la prevención de una mayor propagación de la enfermedad son costosos y por ello el director de la OMS lleva reclamando desde hace meses un apoyo redoblado de la comunidad internacional.

En febrero la OMS declaró que el plan de las actividades de respuesta para el período actual, de febrero a julio de 2019, establecía un presupuesto de 148 millones de dólares en donaciones internacionales, a través del fondo mundial de contingencia para emergencias (CFE, en sus siglas en ingles).  Según distintas fuentes, solo se ha recibido alrededor de la mitad de ese total que se habían presupuestado para la etapa actual de las actividades de respuesta (febrero-julio). Health Policy Watch asegura que solo se han recibido 83 millones de dólares del total de 148 millones para estos seis meses.

En el más reciente viaje del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus,  el 30 de abril, aseguró que  «estamos entrando en una fase en la que necesitaremos cambios importantes en la respuesta. La OMS y sus socios no pueden abordar estos desafíos sin que la comunidad internacional intervenga para llenar la importante brecha de financiamiento». En riesgo está que se pueda mantener la respuesta al mismo ritmo que hasta ahora.

«Estoy profundamente preocupado. El aumento de las tasas de transmisión aumenta el riesgo de propagación del ébola en la RDC y en los países vecinos. Se necesita urgentemente un aumento importante en el apoyo político y financiero de todos los actores nacionales e internacionales para ayudar a detener este brote», dijo en un tuit el 10 de mayo.

La urgencia del financiamiento para que la OMS puede continuar sus operaciones de respuesta en el terreno es uno es significativo. Si no se logra, la OMS se enfrentará a graves desafíos para cubrir los costos de los trabajadores de la salud, los suministros médicos y la seguridad necesarias para brindar una respuesta adecuada al brote del ébola en la RDC, así como para garantizar la seguridad de los trabajadores humanitarios.

La organización de salud advirtió que «sin el compromiso de todos los grupos para detener estos ataques, es poco probable que este brote de la enfermedad del virus del Ébola pueda seguir conteniéndose con éxito en las provincias de Kivu del Norte y Ituri». Por su parte, Médicos Sin Fronteras denunció recientemente una ‘gran militarización’ de la respuesta contra el ébola en RDC.

David Miliband, presidente de la International Rescue Committee (IRC), tras una reciente visita dijo que «la situación es mucho más peligrosa que lo que sugiere la estadística de 1.000 muertes». Avisa que «la suspensión de servicios clave amenaza con crear un punto de inflexión letal en la trayectoria de la enfermedad. El peligro es que el número de casos se salga de control, a pesar de una vacuna y un tratamiento comprobados», aseguró en un comunicado.

El continuo aumento en el número de nuevos casos ébola en la RDC es preocupante dado que no parece haber un final a la vista para la difícil situación de seguridad, embrollada por el desafío político ambiente dado que el presidente de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, sigue sin formar gobierno.

Existe una amenaza real de que esta crisis de salud en la RDC podría volverse esencialmente permanente en un país y una región asolada por la guerra. La RDC limita con Sudán del Sur, Uganda, Ruanda y Burundi, y si no se logra controlar hace posible la transición de una epidemia a una enfermedad endémica. La movilización de fondos por parte de la comunidad internacional para que el brote pueda ser contenido con éxito es imperante.

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