Los vídeos que indican que el atentado contra Maduro fue un montaje: ni rastro del dron

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Varios periodistas venezolanos han difundido los vídeos que ponen en duda la versión oficial sobre el supuesto atentado perpetrado este sábado contra Nicolás Maduro, cuando presidía un desfile militar: todo indica que la vida del mandatario nunca corrió peligro y el dron que «transportaba explosivos» nunca existió.

El fragmento de retransmisión que interrumpió la televisión oficial venezolana ha salido a la luz y demuestra que no se produjo ninguna explosión en las proximidades de la tribuna, en la que se encontraban Maduro, su mujer Cilia Flores y varios cargos del Gobierno y del Ejército.

De hecho, tras una primera detonación, Maduro continuó completamente tranquilo e intentó seguir adelante con su discurso, tal como muestran los vídeos que acompañan a esta noticia. Tras un primer momento de duda, se giró hacia uno de sus asistentes para preguntarle si debía continuar. Sin embargo, los miembros de su escolta, al percibir un riesgo potencial, desplegaron el escudo antibalas kevlar para protegerle y, finalmente, iniciaron su evacuación.

Sólo entonces, se desató el pánico: los soldados de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) rompieron filas y abandonaron el lugar corriendo precipitadamente, seguidos por una parte del público. Se trata de la misma Guardia Nacional Bolivariana que, junto a la Policía del régimen chavista, durante el último año ha dirigido la represión contra los opositores y ha asesinado a más de un centenar de jóvenes manifestantes.

Tan sólo unos minutos después del incidente, varias personalidades próximas al Gobierno de Maduro comenzaron a difundir en las redes sociales la tesis de que se trataba de un atentado con un dron que portaba un explosivo plástico conocido como C4. Uno de los Gobiernos más ineptos del planeta, que ha arrastrado a su pueblo a la miseria, había logrado resolver el atentado en apenas unos minutos.

Sin embargo, bomberos que intervinieron en los hechos han relatado a Associated Press que la explosión que aterrorizó a los escoltas de Nicolás Maduro y a los agentes de la GNB se debió a una fuga de gas registrada en un bloque de apartamentos próximo a la avenida Bolívar. El inmueble fue registrado inmediatamente por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la policía secreta de Maduro.

Pocas horas después del incidente, el propio Nicolás Maduro comparecía en rueda de prensa para anunciar que ya han sido detenidos una «parte» de los responsables del atentado. En tiempo récord. Y aprovechaba para culpar a la «extrema derecha fascista» venezolana (es decir, a los partidos de la oposición, que casi todos son socialistas), a la «oligarquía» que vive en Miami y al presidente saliente de Colombia, Juan Manuel Santos, la bestia negra del chavismo.

La muerte fraticida viene de Bogotá, de su oligarquía, no podemos permitir que nos metan su veneno de muerte y odio”, explicó Maduro, “este atentado criminal ha sido ordenado desde Bogotá y ejecutado por sicarios que ya están capturados”.

Los partidos opositores temen que Maduro aproveche este falso atentado para desatar una nueva ola de represión, con el fin de ocultar su incapacidad para lograr que la economía de Venezuela salga de la bancarrota. El país cerró el ejercicio 2017 con una inflación del 2616%, que convierte en papel mojado los ahorros de los venezolanos. De hecho, el Gobierno de Maduro se ha visto obligado ahora a aprobar una nueva devaluación de la moneda, que ha restado tres ceros a los billetes que están en circulación.

El Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Venezuela ha denunciado la desaparición de varios equipos de periodistas y técnicos de televisión, que cubrían el acto, y que por tanto han sido testigos de que el «dron cargado con explosivos» nunca existió. Ya entrada la madrugada, estos periodistas han sido puestos en libertad tras ser interrogados por agentes de la Guardia Nacional Bolivoriana.

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