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Los expertos avisan sobre las patatas: lo que tienes que hacer si ves esto

Patatas
Patatas.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Las patatas son un ingrediente esencial en la cocina, reconocido por su versatilidad y la variedad de platos que permite preparar. A veces, al revisar la despensa, nos encontramos con bolsas de patatas olvidadas, y puede que algunas de ellas hayan empezado a brotar. Estos brotes son el resultado del almacenamiento prolongado en ciertas condiciones, siendo un intento final de la patata por desarrollar una nueva planta antes de descomponerse.

Por lo tanto, los brotes son una respuesta natural de la patata a su entorno, pero su presencia nos lleva a tomar precauciones adicionales al cocinarlas. Es importante entender estos signos y asegurarnos de que las patatas estén en condiciones óptimas antes de usarlas en nuestras recetas.

¿Las patatas con brotes son peligrosas para la salud?

Las patatas contienen naturalmente toxinas como la solanina y la chaconina, que pueden ser perjudiciales en grandes cantidades. Cuando las patatas germinan, la concentración de estas toxinas puede aumentar, especialmente si las patatas se exponen a la luz. Esto puede provocar síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea si se ingieren en grandes cantidades.

La presencia de azúcares en las patatas germinadas aumenta el riesgo de formación de acrilamida durante la cocción a altas temperaturas. La acrilamida es un compuesto potencialmente tóxico que se forma cuando los alimentos ricos en carbohidratos se cocinan a altas temperaturas, como al freír o asar.

Los brotes pueden hacer que las patatas adquieran un sabor más dulce, ya que el almidón se convierte en azúcar durante la germinación. Esto puede afectar el sabor de los platos cocinados con estas patatas, haciéndolos más dulces de lo esperado.

Si los brotes son pequeños y la patata está en buen estado, simplemente podemos eliminar los brotes y utilizarla como de costumbre. Sin embargo, si los brotes son grandes y la patata muestra signos de deterioro, como arrugas en la piel o una textura blanda, es mejor desecharla para evitar riesgos para la salud.

¿Cómo conservarlas?

Las patatas necesitan respirar, por lo que es importante almacenarlas en un lugar bien ventilado. Debemos evitar guardarlas en bolsas de plástico herméticas, ya que esto puede favorecer la acumulación de humedad y provocar la proliferación de hongos. Lo mejor es optar por bolsas de tela o de rejilla que permitan la circulación de aire.

Una temperatura ambiente estable y fresca es ideal para conservar las patatas. Debemos evitar almacenarlas en lugares demasiado fríos, como la nevera, ya que esto puede provocar la conversión del almidón en azúcar, alterando su sabor y textura. Por otro lado, temperaturas demasiado cálidas pueden acelerar la germinación y oxidación de las patatas.

Finalmente, las patatas deben estar en lugares oscuros para evitar la formación de sustancias tóxicas y la pérdida de calidad. La exposición a la luz puede provocar la aparición de brotes verdes, que contienen altas concentraciones de solanina, una toxina que puede ser perjudicial para la salud.

Alerta de la OCU sobre las zonas verdes

La presencia de brotes en las patatas indica un mayor contenido de solanina y otros glicoalcaloides, compuestos que pueden ser perjudiciales para la salud. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha evaluado los riesgos asociados con estos compuestos en alimentos como las patatas, los tomates y las berenjenas, concluyendo que aún faltan datos para determinar los efectos adversos en algunos casos.

Para evitar problemas de salud, es importante prestar atención a la cantidad de glicoalcaloides que se consumen. Los niños pequeños son especialmente vulnerables, ya que una pequeña ingesta puede ser suficiente para causar náuseas, vómitos y diarrea. Los adultos necesitarían consumir cantidades mucho mayores para experimentar efectos adversos.

La concentración de solanina y otros glicoalcaloides en las patatas puede variar según varios factores, como la variedad, el almacenamiento y la exposición a la luz. Por ejemplo, la piel de la patata contiene una mayor concentración de estos compuestos que el interior. Guardar las patatas en un lugar fresco, oscuro y bien ventilado puede ayudar a reducir su contenido de glicoalcaloides.

Eliminar o reducir los glicoalcaloides en las patatas es posible siguiendo algunas prácticas sencillas que recomienda la OCU. Comprar solo la cantidad necesaria, evitar las patatas con manchas verdes o brotes y almacenarlas adecuadamente son algunas medidas preventivas. Pelar, hervir o freír las patatas también puede reducir su contenido de glicoalcaloides, aunque debemos tener cuidado de no exponerlas a altas temperaturas para evitar la formación de acrilamida.

Por último, cabe recordar que patata es un alimento que ofrece una amplia gama de beneficios para la salud. Gracias a su alto contenido en carbohidratos, proporciona una fuente significativa de energía. Una de las características destacadas de la patata es su alto contenido en potasio, un mineral esencial para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. El potasio ayuda a regular la presión arterial y a prevenir enfermedades cardiovasculares, convirtiendo a la patata en un aliado importante para la salud del corazón.

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