Operación Werwolf: Los temibles «hombres lobo» nazis de la II Guerra Mundial
Cuando el Tercer Reich lo tenía todo perdido viendo el final de la II Guerra Mundial, algunos mandatarios del partido Nazi lograron sobrevivir gracias a una particular guerra de guerrillas que comenzó a sembrar el terror a sus enemigos, antes, y después de la muerte de Adolf Hitler. Esa resistencia se hicieron llamar Werwolf, traducción alemana de hombre lobo, y en referencia a uno de los autores más reverenciado por los Nazis, Hermann Löns y una novela escrita en 1914 del mismo nombre.
Estos guerrilleros comenzaron siendo militares normales, pero después se adiestró a niños y mujeres dispuestos para cometer asesinatos, sabotajes y todo tipo de escaramuzas para defender a Alemania del avance enemigo. No lograron que la Alemania de Hitler cayera y la II Guerra Mundial terminase, pero sí que se hicieron con un pequeño nombre que aterrorizó durante algunos meses a los enemigos de Alemania.
Guerra de guerrillas
Durante los meses finales de confrontación durante la II Guerra Mundial, en el otoño europeo de 1944, Hitler se encontró contra las cuerdas con la llegada de las tropas enemigas entrando directamente en Berlín. Su suicidio no fue el final de la contienda, que llegaría en mayo del 45 con las capitulaciones finales.
En estos meses comenzaron a aparecer pintadas, marcas de bala y todo tipo de mensajes en las paredes de ciudades y pueblos alemanes donde se podía leer: «Traidor, Werwolf te observa». El emblema de estas guerrillas era claro: «Quien no está con nosotros, está contra nosotros».
La fascinación de Hitler por lo esotérico y de las propias autoridades del Tercer Reich por la fiereza del hombre que representaban con los lobos, gracias a esa obra de Hermann Löns que tanto inspiró a los alemanes.
El primer propósito de este pequeño escuadrón era actuar como guerrilleros de la resistencia e interrumpir medios de logística de sus adversarios. Poco después se unieron a este escuadrón, con la aprobación del propio Hitler antes de su muerte, francotiradores y pequeños soldados que incendiaban y asesinaban a su paso.
Se cuenta que al final de esta Operación Werwolf, el ejercito alemán uso a más de 5000 personas que fueron poco a poco reclutadas para la causa.
Movimientos atribuidos a los Werwolf
Normalmente estas unidades, pequeñas, estaban formadas de tres a seis personas, hombres o mujeres. Lo tenían todo estructurado de manera que días antes de sus actuaciones guardaban arsenal de guerra en las cercanías y trazaban actuaciones rápidas con huidas rápidas.
Las ofensivas preferidas por estos Werwolf durante la II Guerra Mundial era la de atacar puestos fronterizos de los aliados y ahorcar a sus centinelas. Debían atacar por sorpresa y siendo rápidos en sus actuaciones.
Entre sus actos más destacados encontramos la muerte del Doctor Franz Oppenhoff, un abogado católico, símbolo antinazi y que los aliados habían colocado como alcalde de Aquisgrán, ciudad próxima a la frontera con Bélgica.
Los Werwolf lo asesinaron en la puerta de su casa en marzo de 1945. Dos hombres, Josef Leitgeb y Herbert Wenzel solicitaron ayuda a Oppenhoff como soldados caídos en combate. En mitad de la conversación con el alcalde, Leitgeb sacó su arma y le pegó un tiro en la cabeza a Oppenhoff.
Fue el acto más destacado de esta milicia alemana que atacaba en la sombra a finales de la II Guerra Mundial. Además, le siguieron los asesinatos de seis alcaldes más, por lo que nadie quiso ostentar este tipo de cargos en los últimos meses de II Guerra Mundial y su meses posteriores a la rendición.
Se le atribuyeron también el asesinado del Mayor John Poston, oficial británico enlace de Law Montgomery, soldado destacado en la contienda de la guerra, que fue disparado por unos asaltantes si identificar; y la del Coronel Nikolai Berzarin, asesinado en junio del 45.
Reclutadores de niños
Ya hemos hablado de la importancia de la estrategia de comunicación que tuvo para el Tercer Reich en los años donde los Nazis gobernaron Alemania y durante la II Guerra Mundial. Con esto, Josepg Goebbels, enfocó el aparato comunicativo de finales de la guerra para reclutar a estos hombres lobo, en busca de luchar contra los enemigos de Alemania.
Se creo un periódico y una radio con el nombre Werworlf, donde se alentaba a dar muerte a cada comunista, judio y enemigo en general de la patria alemana: «Cada bolchevique, cada inglés y cada norteamericano serán los blancos a atacar de nuestro movimiento» comunicaban a través de sus medios afines.
En esta búsqueda de reclutas lo que más encontraron fue a jóvenes y niños pertenecientes a las Juventudes Hitlerianas. Se cuenta que, al ser de edades muy pequeñas, 12 años o menos, no se les entregó material militar, y debían atacar con sus propias bombas caseras que ellos mismos fabricaban.
Algunos historiadores especializados en la época, aseguran que el movimiento de Werwolf se mantuvo hasta 1947, aunque la mayoría aseguran que se extinguió cuando la II Guerra Mundial finalizó.