La carretera de los huesos: la vergüenza del Gulag de Stalin
La Unión Soviética a lo largo de su historia cometió auténticas atrocidades para convertirse en la primera potencia mundial a principios del siglo XX. Bajo el mandato de Josef Stalin los campos de prisioneros conocidos como Gulag fueron uno de los motores para que el régimen estalinista llevará a cabo esta progresión como país dentro de la Rusia posterior a los zares.
Una de esas vergüenzas que todavía hoy se puede recorrer, fue la construcción de la Autopista de Kolimá, más conocida como la carretera de los huesos. Y es que lo de los huesos es, en este caso literal. La carretera, de más de 2.000 kilómetros que recorre gran parte del Círculo Polar Ártico, se construyó por prisioneros políticos del régimen que trabajaban de sol a sol y en donde se utilizaban los huesos para poner debajo del asfalto.
Hoy, esta carretera, según medios rusos, no está en uso, y solo se utiliza para viajes en todoterreno para excursiones extremas. Pero lo cierto es que hace hace un mes, un turista perdió la vida en esta carretera cuando el navegador de Google Maps le indicó que ahorraría tres horas de viaje cogiendo esta ruta.
Una ruta de muerte
La conocida como M56 es una carretera sin asfaltar y que cuando llega el invierno se convierte en una ruta extrema para pasar con el coche o para los camiones. El hielo congela el pavimento y conforme se van descongelando los carriles, los huesos suelen aparecer dejando una estampa macabra para los pocos usuarios que transitan por la vía.
Comenzó a construirse bajo el mandato de Stalin en la antigua Unión Soviética. El primer tramo se construyó con la ayuda de los presos del campo de concentración de Sevvostlag en 1932 y siguió durante los siguientes años avanzando gracias a los presos de Gulag que acabaron la ruta en 1953.
Las historias alrededor de estas carretera de los huesos son muchas, a veces exageradas, pero lo cierto es que miles de trabajadores murieron durante su construcción y esto lo certifican los cientos de huesos que salen a la luz cada vez que se producen los deshielos de la carretera.
En la zona, inhóspita como pocas en el mundo, era casi imposible zanjar un agujero, mucho menos una tumba para meter a los trabajadores muertos. Las bajas temperaturas hacían que los trabajadores, que no descansaban cuando había sol, se congelaban silenciosamente y sus huesos eran utilizados para el asfalto.
Stalin y su gobierno no tenían ningún tipo de reparo en arrojar a estos presos como material para la mezcla de la construcción, y así, durante los 2.000 kilómetros de carretera. La carretera partía de Magadan atravesando los lugares más fríos y helados del planeta, hasta llegar a Yakustk, la capital de la República de Saha y una de las ciudades más prosperas de Siberia.
Originariamente servía para trasladar las explotaciones de oro, cobre y otro minerales para la URRS, pero se convirtió en una importante construcción para más honra del gobierno presidido por Stalin.
Desde entonces siempre se ha querido saber qué pasó en esa construcción durante más de veinte años. Lo cierto es que los prisioneros, cansados y abotargados por el frío, se dejaban caer para morir congelados, siendo rápidamente sustituidos por otros prisioneros.
No se tiene datos oficiales sobre cuántas personas pudieron morir en la construcción de esta carretera de los huesos de Stalin (se dicen que unos 2 millones de presos), pero solo en 1952, época de máximo apogeo de los Gulag, estaban bajo la supervisión más de 200.000 prisioneros repartidos por diferentes campos. Una buena parte sirvió para construir la carretera.
Google borró la ruta
Cuando la Unión Soviética cayó, la carretera la pisaron por primera unos motociclistas para realizar pruebas en 1995, pero solo en partes del camino. La tragedia volvió a sacudir esta ruta años después, ya con Stalin enterrado y con los dispositivos móviles como aliados de los usuarios para conocer carreteras por todo el mundo.
Dos personas utilizaron esta ruta porque el navegador de Google les aconsejó que ganarían tres horas en su camino. Ocurrió este pasado diciembre, y la carretera de los huesos estaba totalmente nevada. Serguéi Ustinov perdió la vida al averiarse su coche y quedar congelado debido a las bajas temperaturas de la zona. Su acompañante, quedó grave también a causa del inmenso frío que hacía en esa época del año.
Ante esto, Google retiró esta ruta de sus mapas al no considerarla transitable y no correr el riesgo de que alguien más pudiera fallecer debido a las bajas temperaturas.
Según publicó Siberiatimes, los dos ocupantes del coche no llevaban la ropa adecuada para soportar temperaturas extremas como las que se producen en este trayecto, y el frío, una vez más, llenó de huesos esta siniestra carretera construida a principios de siglo por Josef Stalin y el gobierno de la Unión Soviética.