Ni butifarra ni fuet: el desconocido embutido catalán con un ingrediente que repugna a todo el mundo

La gastronomía catalana tiene un recetario casi infinito y, entre todas las especialidades, la gran mayoría destaca la butifarra como producto estrella. Sin embargo, hay otro embutido mejor, aunque casi nadie en España lo conoce.
Hay pocas cosas que se disfruten más que el embutido español y nuestra cocina de aprovechamiento, pero eso también provoca que algunos queden asqueados cuando descubren cuál es el ingrediente estrella de muchos de nuestros productos.
Justamente, eso es lo que ocurre con el denominado bull (también conocido como paltruc). Tiene un sabor intenso y está riquísimo, pero tiene un ingrediente y un aspecto, que provoca que muchos forasteros se nieguen a probarlo.
¿Cuál es el embutido estrella catalán que no todos se atreven a probar?
El bull es, en esencia, la butifarra más gruesa y su elaboración parte de la tradición ancestral del aprovechamiento total del cerdo. El problema es que, aunque está muy sabroso, hay una parte que asquea a los extranjeros.
Y es que para su confección se utiliza la vejiga o el intestino grueso del animal, lo que para nosotros es muy común, pero en otros lugares ven extraño.
Después, se rellena con carne picada, grasa y distintos adobos según la variedad. El resultado es un embutido de textura densa y sabor potente, que puede encontrarse en distintas versiones a lo largo del territorio catalán.
Otra curiosidad es que ni con el nombre hemos sido capaces de ponernos completamente de acuerdo. En la mayoría de pueblos de Cataluña se le conoce como bull.
Sin embargo, en la zona de Gerona es habitual encontrarlo bajo el término paltruc, aunque a grandes rasgos es exactamente lo mismo.
Además, es un producto que se consume cocido o curado, por lo que la mejor forma de probarlo es en rodajas gruesas y acompañado de pan, queso o en una buena tabla de embutidos.
Las mejores variantes del bull catalán
Existen diferentes tipos de bull, y cada uno tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, el paltruc negro o de sangre es quizás el más llamativo.
Ya el nombre provoca que algunos se sorprendan, en Cataluña se le conoce como bisbe negre (obispo negro), este embutido se elabora con sangre y carne cocida del cerdo, lo que le da su característico color oscuro y un sabor intenso.
Según en la zona en la que estés, quizás tienes que pedirlo bajo la denominación de butifarra de barrilla o denegal de sangre, más típicas en otros pueblos catalanes.
Otra variante es el paltruc blanco o bull blanc, cuya principal diferencia es que no lleva sangre. En su lugar, se utiliza una mezcla de carne, grasa y, en ocasiones, vísceras como el hígado o la lengua.
Si el relleno incluye hígado, se conoce como bull de fetge (de hígado), y si lleva lengua, bull de llengua.
El paltruc perfecto si no te gusta el embutido de Cataluña
Como ves, este embutido se caracteriza por el aprovechamiento de todas las partes del animal y por la inclusión de la casquería, que cada vez tiene menos adeptos en España.
Sin embargo, los paladares más delicados no tienen por qué quedarse sin probar el bull catalán. Hay una versión, que es prácticamente imposible que no te guste
Hablamos del bull d’ou o paltruc de huevo, en el que se mezcla carne magra hervida con grasa y huevo. Esta variedad es más suave y suele gustar incluso a quienes se muestran reticentes con las opciones más tradicionales.