Crisis del coronavirus

Sanidad reconoce un año después que la transmisión del Covid antes del 8M era mayor «de lo esperado»

8M
Manifestación feminista del 8M.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Ministerio de Sanidad admite su error en la explosión de la pandemia. La inacción del Gobierno de Pedro Sánchez en los momentos iniciales, cuando el Covid golpeaba ya a China e Italia, provocó que el virus se expandiese sin control por toda España, dejando miles de contagios y fallecidos. El sistema de alertas falló y el Ejecutivo hizo oídos sordos a los avisos internacionales. Ahora, reconoce que la velocidad en que se multiplicaron las infecciones tras el 8M -cuyas marchas ideológicas autorizó y jaleó- fue señal de que «la transmisión estaba más instaurada de lo esperado». El Gobierno, que ya reconoció en su día que la explosión de la pandemia se produjo a finales de febrero, reconoce con sus explicaciones que «lo esperado» según sus pronósticos no era lo que efectivamente luego sucedió.

Así responde el Gobierno a una pregunta por escrito en el Portal de Transparencia, a la que ha tenido acceso OKDIARIO, acerca de los «informes o documentos de organismos internacionales que se disponían antes del 8M, si era el caso, en los que se recomendase la suspensión de las reuniones masivas».

En la resolución, que firma la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, se reconoce que el departamento tenía conocimiento del informe emitido unos días antes por la agencia de la UE para el coronavirus, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC), en el que se aconsejaba prohibir eventos multitudinarios.

Sanidad se defiende afirmando que ese consejo sólo era aplicable «en casos de transmisión incontrolada», algo que, opina, no sucedía en España con los datos que disponía por entonces. El balance oficial contabilizaba 114 casos el día de emisión de ese documento -2 de marzo- si bien esta cifra, como luego se demostró, estaría lejos de la realidad. Sanidad alega que «la trazabilidad de la infección era conocida en la mayoría» de esas infecciones y explica que «el mayor cambio se produjo precisamente del 8 al 9 de marzo» -el argumento en el que siempre ha insistido el Gobierno- cuando «se pasó de 527 casos notificados en toda España a 999».

Sin embargo, a continuación admite indirectamente su error al predecir la magnitud de la crisis, cuando reconoce que «en las semanas posteriores el aumento se hizo evidente, dando indicios de que la transmisión estaba más instaurada de lo esperado, duplicando los casos en dos días (de 999 casos a 2.128 casos)».

Virus sin control

Sanidad explica que entre los días 7 y 10 de marzo -cuando Sánchez se resistía aún a tomar medidas drásticas- se recopiló información de las comunidades autónomas sobre la caracterización epidemiológica de los casos para determinar si estaban «asociados a agrupaciones identificadas y controladas» o se trataba de «casos esporádicos sin vínculo epidemiológico claro».

El Gobierno encontró que diez comunidades autónomas «fueron capaces de ofrecer esta información, reflejando entre un 2,5% (La Rioja) y un 28% (Asturias) de casos sin vínculo epidemiológico». Es decir, «sin conocimiento de dónde se habían contagiado».

«La ausencia de vínculo epidemiológico conocido en un número considerable de casos refleja la presencia de transmisión comunitaria y por tanto una dificultad para realizar un adecuado control y manejo de casos y contactos y por tanto para reducir dicha transmisión».

Por aquellos días, en plena expansión del virus, las medidas eran puntuales y simples recomendaciones. Sanidad aconsejó que los congresos médicos se cancelasen para que los sanitarios pudiesen estar «en perfectas condiciones y máximamente disponibles», aunque desde el Gobierno se animó a manifestarse con motivo del Día de la Mujer.

«Si mi hijo me pregunta si puede ir le diré que haga lo que quiera», afirmaba el director del Centro de Alertas y Emergencias, Fernando Simón. Carmen Calvo, preguntada por qué le diría a una mujer que dudaba si ir o no a la manifestación feminista del 8M, aseguraba rotunda: «Que le va la vida, que le va su vida». El Ejecutivo estuvo representado en las marchas con una nutrida asistencia de ministros. Apenas cuatro días después, la titular de Igualdad, Irene Montero, y de Política Territorial, Carolina  Darias -ahora en Sanidad- anunciaron su contagio.

No fue hasta el 14 de marzo que Sánchez impuso el estado de alarma, confinando a toda la población.

Pese a las recomendaciones de organismos internacionales, Sanidad señala que «en cuanto a las razones para no suspender en aquel momento la convocatoria del 8M debe señalarse que durante la primera semana de marzo, la preocupación fundamental era evitar la entrada en España de personas procedentes de cualquiera de las zonas del mundo en las que se ha constatado transmisión del virus SARS-CoV-2».

El Gobierno, sin embargo, disponía de sobrada información para cancelarlo. Como reveló OKDIARIO, Seguridad Nacional avisó hasta en 3 ocasiones hasta ese día que en otros países se suspendían eventos masivos.

Y ya el 30 de enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había advertido de que el coronavirus «se podría frenar» si se aplicaban medidas. Entre ellas, el distanciamiento social. De hecho, Sanidad admite en sus informes previos al 8M la transmisión del virus en distancias inferiores a 2 metros.

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