Crisis del coronavirus

Sanidad obliga a seguir trabajando a sanitarios que han tenido contacto sin protección con enfermos

Sanidad reduce la cuarentena de los sanitarios por miedo al colapso pese a que hay 500 infectados

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Madrid Covid
Profesionales sanitarios trabajando contra el coronavirus en Madrid.

El impacto de la epidemia del coronavirus entre el personal sanitario se ha convertido en un problema de primer orden para la gestión de la crisis. Ante el imparable avance de contagios, Sanidad ha aprobado unas nuevas normas que han entrado en vigor esta semana, y que pretenden mantener en activo a los trabajadores el mayor tiempo posible. Así, entre las instrucciones más llamativas se recoge, por ejemplo, que el personal sanitario que haya tenido contacto, incluso estrecho, con un infectado por coronavirus debe seguir con su «actividad asistencial normal» únicamente realizándose una «vigilancia pasiva de síntomas». Una indicación que resulta sorprendente teniendo en cuenta que, como han reconocido las propias autoridades sanitarias, la enfermedad puede cursar asintomática y ello no evita que el contagio se produzca.

El documento, ‘Guía de actuación con los profesionales sanitarios en el caso de exposiciones de riesgo a COVID-19 en el ámbito sanitario’, asume abiertamente la posible falta de material en los centros hospitalarios, como se constata ya desde hace días por las propias quejas del personal.

Así, aunque Sanidad recomienda el uso de mascarillas quirúrgicas durante el contacto con pacientes con «clínica respiratoria» de cualquier tipo y el equipo de protección individual, los llamados EPIs, en el caso de «pacientes sospechosos de coronavirus», el protocolo presenta escenarios en que se puedan producir contactos con los enfermos sin el empleo de la exigida protección.

Se asume el «riesgo»

Ante la situación crítica en los centros sanitarios, ya desbordados, el Ministerio admite incluso que se pueden asumir situaciones indeseables emplazando a «encontrar un balance beneficio/riesgo para la salud pública».

Lo más llamativo es que, aún en el caso de que el sanitario haya tenido un contacto estrecho con un contagiado, pero no haya producido una «exposición de riesgo», Sanidad le ordena seguir trabajando con normalidad. Lo mismo ocurre en el caso en que el contacto sea casual.

Guía de actuación con los profesionales sanitarios en el caso de exposiciones de riesgo a COVID-19 en el ámbito sanitario

La definición de Sanidad de «exposición de alto riesgo» únicamente se aplica a aquellos casos en que se hayan realizado «procedimientos que generen aerosoles como aspiración del tracto respiratorio, intubación o broncoscopia o maniobras de reanimación sin el equipo de protección adecuado». Sin embargo, se ha constatado que el contagio de coronavirus puede producirse por un simple contacto limitado en el tiempo y a una distancia inferior a 2 metros. Algo que ocurre en la práctica generalizada de los hospitales.

Asimismo, se considerará que cuando se produzca un «contacto estrecho» con un caso «posible, probable o confirmado»  pero con uso adecuado del equipo de protección el personal sanitario puede continuar con la actividad normal realizando un seguimiento de síntomas.

En el caso de que ese contacto estrecho se haya producido sin protección y se trate de una «exposición de alto riesgo», el profesional sanitario tendrá que realizar cuarentena domiciliaria durante dos semanas «con vigilancia activa de los síntomas». Sin embargo, y como avanzó OKDIARIO, a los 7 días, se realizará un test diagnóstico y, en caso de resultar negativo, «se deberá reincorporar a la actividad asistencial».

Hasta ahora, como norma general, todos aquellos profesionales que tuviesen uno de estos contactos eran enviados a casa durante 14 días. Ellos mismos debían autoevaluarse a diario, tomándose la temperatura y con «vigilancia activa» de su salud para que, en caso de detectar algo anómalo, lo pusiesen en conocimiento de las autoridades sanitarias. Si al transcurso de esos 14 días continuaban asintomáticos, debían reincorporarse a sus puestos de trabajo de inmediato.

Es decir, Sanidad reduce en la práctica a la mitad las cuarentenas de los sanitarios, con el objetivo de evitar el colapso técnico del sistema de salud español por falta de médicos y personal de enfermería. Una situación que preocupa profundamente al Gobierno.

El protocolo matiza también que en la valoración del profesional sanitario se tendrá en cuenta el servicio en el que desarrolla su actividad asistencial, como pueda ser el trato con pacientes «especialmente vulnerables» (oncología, UCI, hematología o quemados), así como si tiene factores de riesgo.

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