Sánchez quiere su investidura en noviembre tras criticar a Feijóo por el «mes perdido para España»
La falta de acuerdo con sus socios para la investidura evidencia la soledad de Sánchez
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Pedro Sánchez ya no tiene prisa para ir a su investidura. El calendario que Moncloa y Ferraz venían manejando en las últimas semanas de investirle en octubre, más como deseo que como probabilidad real, se desmorona. El equipo del presidente del Gobierno en funciones prefiere ahora que Francina Armengol -que no fijará la fecha este martes cuando finalice la ronda de consultas- sitúe el debate de investidura de Pedro Sánchez cuanto más tarde mejor, a ser posible en noviembre. Casi en el tiempo de descuento. Pues la falta de acuerdo con todos los socios, desde Sumar hasta los separatistas y el PNV, ha obligado a Sánchez a pisar el freno y a obligar a España a perder otro mes, según él mismo decía en el primer intento de Alberto Núñez Feijóo.
Este lunes el ministro de Industria, Comercio y Turismo en funciones, Héctor Gómez, ya advirtió de que «no hay que precipitar los tiempos» en la formación de gobierno, ya que, ha recordado, en estos momentos «los determina Su Majestad el Rey». «Vamos a dejar que Su Majestad el Rey lleve a cabo la ronda de consultas, de contactos con los grupos parlamentarios, y a partir de ahí en cada momento iremos marcando nuestra posición», aseguró Gómez. Lo cierto es que las cosas no son como se las esperaban los socialistas. Ni Sumar, ni ERC, ni Junts, ni Bildu ni el PNV se han puesto lo suficientemente de cara que esperaba Sánchez para lograr su objetivo de forma inmediata.
Por ese motivo, aunque son «optimistas respecto a un escenario de afrontar una investidura», los socialistas dejan de pisar el acelerador para adoptar una posición de cautela. El escenario de la repetición electoral, que hasta ahora se negaba por activa y por pasiva, ya se contempla como una opción viable. La hoja de ruta ha cambiado por completo. En el Ejecutivo admiten con cierta resignación que «queremos tener Gobierno cuánto antes, pero cuando se pueda». Un Pedro Sánchez cada vez más solo, incluso más que Feijóo cuando fue a la investidura con 172 apoyos garantizados, es rehén de sus socios por completo. Son Sumar, Junts, ERC, Bildu y el PNV los que ahora manejan el calendario de la investidura. Los que, en función de como se vayan cerrando los acuerdos, permitirán al secretario general del PSOE pensar en su futuro político más inmediato.
Investidura de Sánchez en noviembre
Moncloa confía en que este mismo martes, cuando finalice la segunda ronda de consultas, el Rey Felipe VI encargue a Pedro Sánchez ir a la investidura. En ningún caso contemplan que el monarca pueda tomar la decisión de aplazar la decisión o incluso convocar una tercera ronda de consultas. Pero a diferencia de lo que ocurrió con Feijóo, explican fuentes gubernamentales, Armengol no dará a conocer la fecha de la investidura con la misma rapidez que entonces. Los socialistas, que controlan el parlamento, jugarán con el calendario para fijar la celebración del debate de investidura cuando sepan que Pedro Sánchez lo puede ganar, más hacia noviembre. Antes del día 26 cuando, de no haber investido a nadie, se disolverían las Cortes y se convocarían elecciones de forma automática para el 14 de enero.
Desde que se diera a conocer la fecha del 26 y 27 de septiembre para el examen de Alberto Núñez Feijóo, Moncloa y Ferraz barajaban los días 17 y 18 y 24 y 25 de octubre para celebrar la investidura de Sánchez. Ambas opciones «ya están completamente descartadas». Con un octubre endiablado, con citas internacionales, la Fiesta Nacional y la jura de la Constitución de la princesa Leonor en el Congreso, nada hace pensar que pueda ser antes del 5 de noviembre. «Ponernos una fecha tope ahora sería tirarnos un tiro en el pie» relatan los socialistas. La fecha límite es el 26 de noviembre por la ley electoral y la Constitución. Si ese día Sánchez no logra ser presidente, España volverá a las urnas.
El precio para la investidura
Una de las cuestiones que están dificultando el consenso con los partidos separatistas, imprescindibles para alcanzar la mayoría absoluta necesaria para sacar adelante la investidura, es el precio que Junts y ERC ponen a Sánchez. En una suerte de competición entre ambas formaciones, por capitalizar los logros en la negociación, los de Oriol Junqueras reclaman ahora también autodeterminación y referéndum. Cuestiones que no entran en la agenda del PSOE, que hasta ahora sólo defendía Junts y que complican cada vez más la probabilidad de llegar a un pacto para aprobar la investidura de Pedro Sánchez.
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