Tsipras llamó a Iglesias a instancias de Sánchez para pedirle un pacto con el PSOE
Mientras los barones del PSOE advertían sobre los peligros de un pacto de gobierno con Podemos, el líder socialista Pedro Sánchez movía los hilos en la escena internacional para conseguir el apoyo de Pablo Iglesias a su investidura.
Durante las últimas semanas, el secretario general del PSOE ha pedido al primer ministro luso, António Costa, y al griego Alexis Tsipras, que presionen a Pablo Iglesias para cerrar su alianza con Podemos.
Y lo ha hecho en todo momento de espaldas a los miembros de la dirección del Partido Socialista, consciente de que si no llega a La Moncloa esta primavera su carrera política estará definitivamente acabada.
Pedro Sánchez viajó el pasado 7 de enero a Lisboa para entrevistarse con el primer ministro Antònio Costa. A través de los medios de comunicación, expresó su ilusión por imitar el escenario político de Portugal donde, pese a perder las elecciones, el socialista Costa ha logrado formar gobierno gracias al apoyo de los comunistas.
Además de hacerse la foto, el líder del PSOE pidió a Costa que transmitiera un mensaje al primer ministro griego, Alexis Tsipras: la necesidad de persuadir a Pablo Iglesias para formar un gobierno entre el PSOE y Podemos en España.
Algo que permitiría crear un frente común entre los países del sur formado por «gobiernos progresistas» en la Unión Europea, para frenar las políticas de austeridad dictadas desde Alemania.
Un mal comienzo
El mismo 7 de enero, Pablo Iglesias informó de estas gestiones a varios miembros de la dirección de Podemos, en un mensaje de whatsapp al que ha tenido OKDIARIO.
En su mensaje, el líder de Podemos explica que «Tsipras me llama por mediación de Costa para explorar posible gobierno de acuerdo en España». Y aclara cuál ha sido su respuesta: «El mejor punto de partida de un diálogo sincero», sentencia, sería que el PSOE facilite la creación de cuatro grupos parlamentarios para Podemos y sus marcas de Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia.
A cambio, Podemos daría su apoyo al PSOE para que pudiera hacerse con la presidencia del Congreso de los Diputados, como primer paso para negociar un pacto de gobierno.
Apenas una semana antes, Podemos había hecho pública su reivindicación de contar con cuatro grupos parlamentarios propios: algo que le habría permitido multiplicar la subvención establecida en el Congreso y las posibilidades de lanzar su mensaje en los debates políticos.
Un pacto encubierto con los independentistas
Pero buena parte de los dirigentes socialistas no estaban dispuestos a pagar este precio. Y menos aún, después de que Pedro Sánchez cediera varios senadores socialistas para que ERC y CDC pudieran contar con grupo parlamentario propio en la Cámara Alta. Un guiño del líder del PSOE para lograr que los independentistas faciliten su investidura, al menos con la abstención.
Las posibilidades de Podemos de conseguir su objetivo se esfumaron cuando, finalmente, el PSOE aceptó que PP y Ciudadanos tuvieran mayoría en la Mesa del Congreso, a cambio de colocar al ex lehendakari Patxi López como presidente de la Cámara.
Pablo Iglesias siguió los pasos de Pedro Sánchez y el 16 de enero realizó su propio viaje a Lisboa para apoyar la candidatura de Marisa Matias a la presidencia de la República. En la capital lusa, Iglesias reprochó a Pedro Sánchez que entregara el control de la Mesa del Congreso «a las derechas» (el PP y Ciudadanos), algo que, advirtió, no facilita un acuerdo de gobierno entre el PSOE y Podemos.
De momento, el peregrinar de Sánchez e Iglesias a Lisboa no ha dado muchos frutos: las elecciones presidenciales celebradas el pasado día 24 dieron la victoria al conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que deberá entenderse con el socialista Antònio Costa.
Ahora el modelo es Dinamarca
A través de éste, Pedro Sánchez había buscado la mediación de Alexis Tsipras, que ya se ha convertido en una estrella declinante en el firmamento de Podemos. Pablo Iglesias acudió en septiembre del año pasado a apoyar la campaña electoral de líder de Syriza, al que definió como «un león que ha dado la cara por Grecia».
Pero después de que Tsipras se viera obligado a claudicar ante la Unión Europea, aplicando un duro plan de austeridad que ha incluido varios recortes sucesivos de las pensiones, Podemos ha optado por evitar cualquier referencia a su modelo griego.
Ahora el modelo de Podemos en Dinamarca (donde el salario mínimo no existe y la indemnización por despido es irrisoria, como ha recordado el economista Juan Ramón Rallo).
Ya sin mediadores internacionales, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias intentan cerrar ahora cara a car su pacto de gobierno, que sólo podrá salir adelante con el apoyo o la abstención de los independentistas catalanes.