Rivera avanza a su cúpula que no aceptará gobiernos regionales a cambio de apoyar a Sánchez en Moncloa
Albert Rivera, líder de Ciudadanos, avanza a su cúpula que no aceptará gobiernos regionales y municipales a cambio de apoyar a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, para que llegue a la Presidencia del Gobierno. El dirigente naranja sigue adelante con aquello que adelantó en la Plaza de Colón y el cordón sanitario al socialista sigue vigente, a pesar de los resultados del 26-M.
Albert Rivera, líder de Ciudadanos, no se moverá de su rechazo a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, en el Gobierno de España. La partida de las negociaciones tras el 28-A y el 26-M se va definiendo y el dirigente naranja ha comunicado ya a su equipo más cercano que hay más líneas rojas, además de la marcada a VOX.
Una de ellas despeja la posibilidad de pactos cruzados entre el Palacio de la Moncloa y los Gobiernos autonómicos y locales porque Rivera no está dispuesto a apoyar a Sánchez en el Ejecutivo nacional a cambio de que los socialistas le cedan poder territorial. Una de las hipótesis más barajadas en los últimos días es la de que el diputado catalán aceptase entrar en el Gobierno de Sánchez o que simplemente respaldase con acuerdos de programa la investidura del líder socialista a cambio de que fuera el PSOE el que diese gobiernos regionales y municipales a la formación naranja.
La hipótesis planteaba, además, un argumento con el que explicar a la opinión pública este cambio de criterio de Rivera. La justificación del viraje se sostendría en el hecho de que sin el apoyo de Ciudadanos las opciones de Sánchez se limitan a pactar con Podemos y separatistas como PNV o ERC, más otros partidos de menor tamaño. Un hecho que sería letal para la política española en un momento territorial, constitucional y económico decisivo.
Es más, esa misma hipótesis ha contado con claro respaldo por parte de grandes empresas que han mostrado en privado su deseo de ver una gobernabilidad de estas características –con el PSOE y C’s– precisamente como bálsamo frente a la posibilidad de que sean los podemitas y los nacionalistas los que marquen el ritmo de la política en pleno ataque separatista, tras el incremento de la tensión previsible a raíz de la sentencia del 1-O, y en plena entrada de toda Europa en una crisis económica.
Sin embargo, según ha comentado Rivera a sus más cercanos, no será así y el mensaje lanzado desde la Plaza de Colón el pasado mes de febrero se mantendrá y no habrá ‘cambio de cromos’ con Sánchez para asentar al socialista en La Moncloa.
El mensaje refuerza la exposición pública realizada este mismo lunes por el número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, que ha señalado que sólo habrá entendimiento «excepcionalmente con el PSOE» y siempre que «sus dirigentes asuman condiciones programáticas que en muchos puntos son contrarias a las políticas de Sánchez”. Pero todo ello, a escala regional o local, pero no nacional porque a escala del Gobierno de la nación, Sánchez es el problema. Villegas ha mantenido este lunes el mensaje y estrategia central de que el «socio preferente» para las negociaciones de futuros gobiernos tras las elecciones del 26-M será el PP. Y, por ello, ha señalado que «si hay dirigentes socialistas que se desmarcan de la política de Sánchez, se podría estudiar el acuerdo con ellos”.
Esta postura aparta, al menos por el momento, a Ciudadanos de las presiones de dos sectores. El primero de ellos, el que lidera Luis Garicano, candidato de los naranjas al Parlamento Europeo en los pasados comicios. El responsable de Economía de la formación ha mostrado públicamente su deseo de que se rebajen las exigencias a los candidatos socialistas —entre ellas, que acepten aplicar el artículo 155 en Cataluña— para poder llegar a acuerdos en comunidades y ayuntamientos. Es decir, Garicano y un grupo de afines como Toni Roldán o Francisco Igea apuestan por levantar ‘de facto’ el veto que la Ejecutiva Nacional estableció a los barones alineados con Sánchez en sus cesiones al separatismo y el nacionalismo. El PSOE necesita a Ciudadanos para gobernar en Madrid, Castilla y León, Aragón y Murcia.
Pero, además, con esta postura también aparta a Ciudadanos de las presiones trasladadas por Emmanuel Macron, presidente de Francia, a raíz de la cena mantenida hace una semana en París con Sánchez. En ese encuentro el líder galo se comprometió a expulsar del grupo liberal ALDE a Ciudadanos si decidían pactar con VOX, tal y como adelantó OKDIARIO. Y sin posibles pactos con VOX –debió probablemente pensar Sánchez–, el camino de Ciudadanos podría dirigirse hacia el PSOE. Rivera no quiere esta vía y así lo ha comunicado ya a su cúpula.