«¿Soraya presidenta? Yo me presento para seguir siendo presidente»

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Mariano Rajoy ha negado esta noche que exista un plan para ceder la Presidencia del Gobierno a Soraya Sáenz de Santaría tras las elecciones del 20D. «A mí me gustaría seguir siendo presidente, para eso me presento», ha admitido durante su participación en el espacio La Sexta Noche.

El presidente del Gobierno también ha desmontado el historial de agravios de los independentistas catalanes y ha recalcado que «mientras sea presidente, no voy a dejar que se juegue con la unidad de España, no me dedico a la política para que se rompa mi país».

Aunque no ha descartado que España se sume a la operación militar contra Estado Islámico en Siria, si el Gobierno francés se lo pide, Rajoy ha garantizado que esta decisión se tomará por consenso con el PSOE y previa consulta al Parlamento.

Y ha reconocido que se ha llevado «muchas bofetadas» por eliminar las primas millonarias a las energías renovables que estableció Zapatero, pero se ha reafirmado en su decisión: «No estoy dispuesto a garantizar a nadie una rentabilidad del 20%, a costa de quienes pagan el recibo de la luz».

Por último, Rajoy se ha negado a entrar en especulaciones sobre los posibles pactos tras las elecciones del 20D. Ha reclamado al socialista Pedro Sánchez que permita gobernar al partido más votado, como ha sido norma en todas las elecciones generales desde 1978, y ha advertido que sería «muy fuerte» que PSOE, Podemos y Ciudadanos formaran un «tripartito» para desalojarle de La Moncloa. En España «no no hay buenas experiencias previas con tripartitos», ha recordado al respecto.

Durante su participación en La Sexta Noche, Mariano Rajoy se ha sometido a las preguntas de los mismos ciudadanos que, en las semanas previas, se mostraron mucho más complacientes con Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.

Pese a ello, Rajoy ha salido airoso del envite, al transmitir una imagen de proximidad y mostrar su lado más humano en la conversación con los ciudadanos. Frente a los ensayados gestos de lenguaje corporal de Pablo Iglesias, la permanente rigidez de Rajoy no le ayudaba a atravesar el plasma. Pero lo ha suplido dando un tono de franqueza a sus palabras que buscaba empatizar con los problemas de los ciudadanos.

También cuando se ha mostrado como el Rajoy gallego en estado puro: «Cada 15 días, Nicolás Maduro habla sobre mí, no le debo caer muy simpático», ha comentado con sorna sobre los últimos ataques televisados del líder chavista. Tras recordar que el líder opositor Leopoldo López no podrá participar en las elecciones legislativas del domingo porque lleva varios meses en prisión, Rajoy ha reclamado «democracia, libertad y derechos humanos» para Venezuela.

El presidente del Gobierno ha mostrado especial firmeza al desmontar los supuestos agravios que sufre Cataluña. En estos momentos, ha recordado, «Cataluña no puede acudir a los mercados, nadie le presta, no puede cumplir los objetivos de déficit, ni pagar a los proveedores», ni podría garantizar los servicios públicos sin la «solidaridad del resto de España».

Lucha contra el Estado Islámico

Tampoco es real, ha añadido, el supuesto déficit de infraestructuras de Cataluña, que «tiene sus cuatro capitales unidas por el AVE. En cambio, Bilbao no tiene AVE, y mi tierra, Galicia, tampoco». Y ha recordado que las cotizaciones sociales que se recaudan en Cataluña son insuficientes para garantizar las pensiones de sus jubilados.

Mariano Rajoy no ha eludido la pregunta que podía resultarle más incómoda en campaña electoral, sobre la posibilidad de que España respalde la intervención militar de Francia contra las bases de Estado Islámico en Siria, tras los atentados de París.

Al respecto, ha recordado que en estos momento «los militares españoles ya están luchado contra Daesh en varios países», como Turquía, Senega o Gabón, y España forma parte de la coalición internacional creada para combatir al Estado Islámico. «Si el presidente francés me pide ayuda, hablaré con los principales partidos y lo planteará en el Parlamento, para que se tome la decisión con consenso y acuerdo».

El presidente también se ha mostrado realista al abordar las cuestiones económicas. No es partidario de rebajar la edad de jubilación sino que, por el contrario, ahora la prioridad es alcanzar los 20 millones de personas trabajando para poder garantizar el pago de las pensiones.

Y ha añadido que, aunque su Gobierno ha hecho un gran esfuerzo para recortar los gastos superfluos, los problemas de la economía española no se resuelven reduciendo el número de asesores o de coches oficiales.

Porque las grandes partidas de gastos, ha recordado sin recurrir a la pizarra del programa, son el pago de las pensiones (130.000 millones de euros al año), la sanidad (80.000 millones), la educación (40.000), el subsidio de desempleo (más de 30.000 millones) y los intereses de la deuda. Unas partidas que el Gobierno del PP ha intentado preservar, para evitar que la factura de la crisis recayera sobre el bienestar de los ciudadanos.

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