Negociaciones de investidura

El PSOE suplica a Puigdemont que desista de incluir a la corrupta Borràs para dar el OK a la amnistía

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Joan Guirado

A día de hoy, oficialmente, no hay negociación abierta entre el PSOE y Junts o Puigdemont de cara a la investidura de Pedro Sánchez. Sí hay conversaciones a distinto nivel y con diferentes interlocutores, y un compromiso de los socialistas de aceptar la amnistía que, pensando que no iba a ser atendida, Junts puso como exigencia de mínimos para negociar. A la espera de que Carles Puigdemont fije sus condiciones tanto para el PSOE como para una eventual negociación con el PP, en una conferencia prevista para el martes en Bruselas, uno de los mediadores del Gobierno con Junts ha hecho llegar un mensaje importante a Waterloo: la amnistía no puede incluir a la presidenta de Junts, Laura Borràs, condenada por corrupción y no por delitos vinculados al proceso independentista.

El encargado de trasladar el mensaje del PSOE de Pedro Sánchez al entorno de Puigdemont ha sido el ex portavoz de Podemos y negociador-jefe de Yolanda Díaz, Jaume Asens. Los socialistas han decidido dar en la negociación de la amnistía un papel primordial a Sumar para que vaya preparando el terreno y que el PSOE sólo tenga que cerrar los flecos y firmar el acuerdo. Que la amnistía beneficie a Borràs, cuya sentencia probó que había cometido prevaricación y falsedad documental durante su etapa al frente de la Institución de las Letras Catalanas antes de su salto a la política, es una exigencia de Junts y una clave importantísima para que la presidenta del partido haya cambiado de opinión y retirado el veto a alcanzar cualquier pacto con Sánchez. Pero para el PSOE y ERC es una incomodidad «muy difícil de asumir», pues su condena no tiene nada que ver con el procés.

Indulto o amnistía para Borràs

Laura Borràs, cesada como presidenta del Parlament gracias a los votos precisamente de los socialistas y ERC, sólo tiene dos opciones para evitar tener que entrar en prisión: el indulto -que le obligaría a reconocer la comisión del delito- o la amnistía ampliada que reclama Junts. Fue tras situar esta probabilidad sobre la mesa, sin que el PSOE se diera cuenta inicialmente de las intenciones reales de los de Puigdemont, cuando Borràs dio luz verde a que el partido que preside votase a favor de la socialista Francina Armengol como presidenta del Congreso de los Diputados. Pues la corriente que lidera la ex presidenta del Parlament, y que reúne a los perfiles más radicales de JxCAT, siempre han apostado por la confrontación. Fue ella la que propició la ruptura con ERC.

Pero ni el PSOE ni ERC, como ya dejaron claro durante la votación que anticipó el final de su carrera política -que ahora trata de recuperar auto incluyéndose en la amnistía-, consideran a la presidenta de Junts per Catalunya una represaliada del procés. Aunque ella se vendiera así y haya estado todo el proceso judicial asegurando que se la juzgaba por el papel que representaba en el independentismo. La negativa de dos de los tres actores implicados en la nueva ley de amnistía a que Borràs se beneficie de la norma, clave para la investidura de Pedro Sánchez, aleja la posibilidad de que la ex diputada suspendida logre que su situación judicial quede en el olvido en virtud a esta medida de gracia. Y dificulta un acuerdo inminente para convertir a Sánchez en presidente del Gobierno.

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