El PSC ya debate su posible apoyo al tripartito de Roures incluyendo un referéndum pactado
Se conoce como el ‘plan Roures’. Ya se debate en el PSC. Y puede ser la opción más dañina para el conjunto de España. Se trata de convencer a ERC de que dulcifique artificialmente su discurso. De que aparente una relajación del golpe para poder dar entrada a PSC en un tripartito que, de la mano de ERC y Ada Colau, pudiese gobernar Cataluña tras las elecciones del 21-D. Un esquema que podría ser exhibido como prueba de la capacidad de dulcificación del “diálogo” de los socialistas. Y que, como segunda parte del plan se podría ejecutar en Madrid solicitando un referéndum pactado “dentro de la ley”. Un momento en el que toda la presión recaería sobre Rajoy, ya sin un respaldo claro de Pedro Sánchez.
Fuentes socialistas han confirmado a OKDIARIO que el plan ya se debate en el PSC. Porque es una opción real después de que Jaume Roures, en su ya famosa cena con Pablo Iglesias, Junqueras y Domenech cuadrase voluntades de cara a la fase decisiva del golpe de Estado.
Por eso Iglesias le ha cortado la cabeza a Dante Fachin. Porque de esa manera se concentra el voto en Ada Colau y ganan fuerza y escaños con el objetivo de ser decisivos en ese primer y posible tripartito en Cataluña. A partir de ahí sería cuestión de convencer a ERC de que bajase el nivel de las declaraciones pública. De que suavizase su discurso oficial para poder vender en Cataluña y en Madrid que esa moderación merece una relajación del discurso de Mariano Rajoy. Una moderación que debería pasar por el trato a los golpistas e, incluso, por la discusión un referéndum pactado en Cataluña.
Y, a partir de ahí, todo la presión recaería sobre el PP. Porque el PSOE tendría que elegir si sigue apoyando la aplicación de la ley de Rajoy o si, por el contrario, se une al discurso del “diálogo”, algo que podría llevar a dejar solo a Rajoy y con el único apoyo de Ciudadanos, lo que no le permitiría sacar adelante ninguna norma en la legislatura. Un escenario de difícil juego para el PP, para empezar, porque la tensión territorio aceleraría la pérdida de inversión y tendría también su reflejo, por lo tanto, en el campo económico y del empleo.