El PP aumenta la presión sobre Sánchez: elecciones en Navidad y cesión en medidas clave

El PP está decidido a emplear todas las armas de presión para que Pedro Sánchez “recapacite” y facilite con su abstención el desbloqueo del Gobierno.

Empezando por la fecha de la investidura. A nadie ha escapado la interpretación velada del día propuesto por la presidenta del Congreso, Ana Pastor.

Que esa primera votación, que ya se asume fallida- Rajoy necesita contar con una mayoría de 176 escaños- tenga lugar el 31 de agosto supone que el tic-tac electoral hacia unos terceros comicios se ponga en funcionamiento ese mismo día. La disolución de las Cortes será dos meses después, y la convocatoria electoral, a los 54 días. Esto es, el 25 de diciembre. Una fecha insólita.

Fuentes populares confirman la estrategia. Votar el mismo día de Navidad, en plenas vacaciones, en días de reuniones familiares y desplazamientos, tiene unas connotaciones indudables, y supone un esfuerzo añadido para unos ciudadanos ya decepcionados con la incapacidad de sus dirigentes de lograr un acuerdo.

La alta abstención favorece al PP

“A ver a si Pedro Sánchez tiene narices de enviar a 36 millones de españoles a repetir elecciones el día de Navidad”, resumió el líder del PP catalán, Xavier Sánchez Albiol, en Twitter, poco después de que Pastor despejase la fecha del debate en el Congreso.

Pedro Sánchez, con su ‘no’ enrocado, quedaría así como responsable del bloqueo, y de una nueva convocatoria de elecciones, la tercera.

Hay más. Las fechas para esas elecciones son proclives a una alta abstención que, según el análisis demoscópico, tiende a favorecer a los partidos conservadores. Los populares tienen los pronósticos electorales de cara.  Según el último CIS, volverían a ganar esas elecciones- 32,5 por ciento de voto- en un escenario de nuevo ingobernable.

Hacia el ‘sí’ de Ciudadanos

En una semana, Rajoy ha pasado del «ya veremos» a «estoy en disposición de someterme a la sesión de investidura». Aparentemente, nada ha cambiado, salvo el preacuerdo logrado con Ciudadanos y que se firmará este mismo viernes. El pacto permitirá al PP forzar el ‘sí’ del partido naranja a su candidato, algo que ya casi se da por descontado. Aún así, la suma seguirá resultando insuficiente.

El tono de Mariano Rajoy, tras reunirse con Albert Rivera este jueves y aceptar sus seis condiciones, fue menos críptico que el que mostró tras la reunión, el día anterior, con su Comité Ejecutivo.

Del cónclave popular salió pesimista. Prometió que haría todo lo posible para formar gobierno, pero repitió también, insistente, que las terceras elecciones serían inevitables si el PSOE no se movía. Y descargó, de nuevo, toda la presión a los socialistas. Una nueva cita con las urnas, dijo Rajoy, sería “un disparate”. Algo inédito en un país, desde la Segunda Guerra Mundial.

“Es una anomalía estar en funciones durante ocho meses. Esta situación es mala para España y la única urgencia es formar un gobierno y evitar unas elecciones”, avisó. Y reiteró: corre prisa presentar a Bruselas los datos presupuestarios, garantizar la estabilidad.

El 15 de octubre es la fecha clave para entregar un plan de Presupuestos que se ajuste a las metas de déficit del próximo año.

Sánchez, impasible

El principio de acuerdo con Ciudadanos no ha reblandecido por ahora la postura de Sánchez. En el PP se había confiado en que la suma con los de Rivera más Coalición Canaria- partido con el que se mantienen activas negociaciones- hiciese al socialista replantearse la negativa. 170 escaños, frente a 85. Una cifra más que rotunda, aun no siendo la de la mayoría.

“Hay que sentarse a dialogar, pero ya”, urgen desde las filas populares. Desde el PP están dispuestos a ofrecer al PSOE una negociación abierta y profunda en reformas de gran trascendencia, como la de la Constitución, una de las prioridades de los socialistas «siempre que se sepa para qué y no ponga en riesgo la igualdad de los españoles».

Sánchez insiste en que el voto no está en cuestión. Tampoco le afecta el hecho de que PP y Ciudadanos negocien sobre cuestiones de gran calado, como los Presupuestos Generales.  Su único gesto en los últimos días ha sido volver de sus vacaciones para convocar una rueda de prensa y reiterar por enésima vez su ‘no es no’ a la investidura de Rajoy.

La «certeza» de Rajoy para ir a la investidura

Este jueves, Rajoy se exhibió fortalecido: «A una sesión de investidura no se puede ir cuando uno no tiene la certeza absoluta de que va a ser investido, y por eso ahora voy a la sesión de investidura”, dijo el líder del PP. La afirmación, tan rotunda, provocó murmullos entre los periodistas sobre los cálculos del candidato.

Públicamente, no hay  indicio que lleve a pensar que Rajoy pudiese superar la votación en el Congreso. Él mismo asume más cerca las terceras elecciones que la investidura. Y también su equipo. Saben que de esos terceros comicios saldrían reforzados. “Pero esa no es la cuestión, el tema es cómo le explicamos a los españoles que tienen que volver a votar, es inaudito”, reprocha un dirigente.

El ‘no’ enquistado de Sánchez levanta ampollas en las filas populares. Al líder socialista “ni está ni se le espera”, sostienen. Aunque entre ambos partidos existen contactos de segundo nivel- fundamentalmente, con José Enrique Serrano y Jordi Sevilla, dos ‘fontaneros’ del PSOE- Rajoy quiere verse cara a cara con Sánchez.

Lo repite en público en los últimos días. «Si tengo suerte», apostilló el miércoles, con cierto tono de desazón. No reveló entonces que la iniciativa para intentar concretar esa reunión ya se había producido y que el socialista descartó la cita en tanto el candidato del PP no pusiese una fecha para ir a la votación en el Congreso.  Fijado ya el día, fuentes populares explican que en las próximas horas volverán a intentar un contacto. Y convencer a Sánchez de la irresponsabilidad de llevar de nuevo a las urnas.