El PNV favorecerá la investidura de Sánchez a cambio del respaldo del PSOE en las municipales vascas

Sánchez Urkullu
Iñigo Urkullu y Pedro Sánchez.
Carlos Cuesta

Una de las piezas clave para que Pedro Sánchez pueda formar gobierno con comodidad son los seis escaños del PNV. El partido nacionalista es el eje de un pacto con Podemos y otros partidos minoritarios. Y los nacionalistas vascos no tienen problema en prestar su apoyo a Sánchez. Eso sí, a cambio de dos requisitos: el primero el avance, ya con calendario fijado, del texto del nuevo Estatuto Vasco, un documento en el que se exige el traspaso pleno de todas las competencias pendientes y en el que se reclama la “autodeterminación» vasca. Y, el segundo, el apoyo de los socialistas al PNV en las próximas elecciones municipales.

La exigencia es dura, pero no más que las trasladadas por los nacionalistas a Pedro Sánchez en la pasada legislatura y que el presidente del Gobierno aceptó sin pestañear.

El PNV se siente más fuerte ante la necesidad de apoyos de Sánchez y, por ello, y ante la previsible alianza tras las elecciones municipales entre EH Bildu y Podemos, el partido nacionalista ha querido asegurarse el respaldo de los socialistas a sus siglas unas vez cerrados los comicios.

El respaldo mutuo será fácil de llevar para ambas formaciones -han pactado en casi todas las poblaciones vascas donde han podido-. Y lo será, pese a ser contra natura del socialismo –el PNV es un partido de derechas-, porque le sirve al PSOE para una sola cosa: mantener la gobernabilidad nacional y a Sánchez en el sillón de La Moncloa.

Calendario de competencias

Ferraz ha dado ya en el último mandato su beneplácito a esta estrategia. Y está dispuesto a apoyar ahora, no sólo a los grupos municipales del PNV en cada ciudad, sino también, a comprometerse a un calendario de transferencias de competencias concreto y a impulsar de forma efectiva la reforma del Estatuto Vasco.

La consigna oficial del Partido Nacionalista Vasco pasa por que ellos no pondrán problemas a la Gobernabilidad de Sánchez. Además, están dispuestos a negociar y a dar el apoyo, aunque no harán pública su postura hasta saber si hay apoyos reales en el resto de fuerzas.

Pedro Sánchez, como pago, está dispuesto a negociar las exigencias económicas de los vascos e, incluso, parte de las políticas como el acercamiento de presos etarras a las cárceles y el traspaso pleno de las competencias penitenciarias al Gobierno regional de esta comunidad autónoma. También a la creación de un “Consejo de Justicia de Euskadi” -similar a un Consejo General del Poder Judicial-; a dar voz al País Vasco ante la instituciones europeas; y a regular un “sistema penitenciario propio” en esta comunidad.

Hay que recordar que esta postura sigue una ruta marcada desde el inicio por ambos partidos de cara a la moción de censura que llevó por primera vez a Sánchez al Gobierno. Y es que lo cierto es que Sánchez garantizó al lehendakari, Íñigo Urkullu, el avance hacia su nuevo Estatuto separatista y la reforma constitucional en pleno pacto de la moción de censura que elevó al poder nacional al secretario general del PSOE. Y ese acuerdo incluyó abordar incluso una reforma constitucional con reconocimiento de las “singularidades vascas” y “el desarrollo hacia el nuevo Estatuto vasco”.

Ese proyecto de Estatuto es el que contiene el referéndum de autodeterminación en el País Vasco. Una norma impulsada por el PNV pero que cuenta ya con la simpatía de los proetarras de Bildu.

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