Crisis del coronavirus

El plan de pandemias de ZP pone en alerta: una segunda oleada en invierno aún con más impacto

coronavirus ZP
Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Plan de Preparación y Respuesta ante una pandemia de gripe, elaborado en 2005 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, contiene un aviso que bien podría servir de alerta para el devenir de la crisis del coronavirus: la más que probable segunda oleada en invierno. Una probabilidad de la que advierten también distintos expertos.

El informe, que como reveló este periódico fue ignorado por Pedro Sánchez, fue elaborado para una pandemia de gripe, aunque constituye la referencia de actuación ante una crisis como la actual. Se trata de un plan completísimo y detallado para frenar la propagación del virus y reducir su impacto. Pero, además, el documento recoge varias interesantes conclusiones del análisis de las pandemias registradas en el siglo XX.

Bajo la premisa de que «las pandemias se comportan de manera impredecible, como impredecible es el virus que las provoca» se avisa que «las tasas de infección acumuladas a lo largo de todas las ondas pueden ser de hasta del 50%, siendo la tasa de ataque de alrededor del 25%».

Igualmente, se detalla que la primera onda presentará un pico máximo a los 3 a 6 meses desde que se detectan los primeros casos -el primer brote fue notificado el 31 de diciembre en Wuhan (China)- y se avisa de una segunda onda, que podrá presentar su pico máximo alrededor de un año desde el comienzo de la pandemia. 

«El nuevo virus tiende a producir varias ondas, y los grupos de edad y áreas no afectados en la primera pueden ser los más vulnerables en las posteriores», se advierte también, añadiendo que «las segundas ondas suelen tener más impacto». 

El Gobierno de Pedro Sánchez, sin embargo, se saltó todas las advertencias. Empezando por una tan básica como que «los casos se producen de manera muy rápida y aumentan exponencialmente en muy poco tiempo». Algo que, destaca el informe en cuestión, «es fundamental tener en cuenta en la preparación de una pandemia».

Entre las conclusiones también se indica que la enfermedad puede resultar grave en grupos normalmente no afectados por la gripe, como adultos jóvenes, «lo que condiciona el impacto producido por una pandemia».

«Por lo tanto, la vigilancia epidemiológica es fundamental para caracterizar de forma oportuna los grupos de riesgo que en cada momento están siendo afectados y adaptar las medidas de control necesarias», se añade.

En España en 1 mes

El plan avisa ya de que, si la pandemia se origina fuera de Europa, como es el caso actual, podría estar en nuestro país en sólo un mes, o en cuatro como máximo. No falló en el pronóstico: el primer caso se detectó en España, precisamente, el 31 de enero.

Otro aviso que no fue escuchado:  «El papel de la vigilancia virológica es fundamental para la rápida confirmación del inicio de una pandemia, para aislar y caracterizar al virus y tenerlo disponible para la producción de vacuna».

Y otro más: «Las acciones de Salud Pública pueden retrasar la difusión, pero no detener una pandemia de gripe. Sin embargo el retrasar la difusión es importante ya que hace que la aparición de los casos se demore al máximo en el tiempo y permita poner en marcha medidas que mejoren la capacidad para controlarla».

Como publicó OKDIARIO, el plan de Zapatero pone ya el foco en las medidas de prevención, extrapolables a la crisis actual. Entre ellas, el distanciamiento social, lo que llevaría a prohibir la manifestación ideológica celebrada el 8 de marzo, cuando los contagios estaban ya disparados.

Esa propuesta forma parte del apartado de medidas no farmacológicas, en el que se contempla expresamente la cancelación de eventos públicos (como deportivos, conciertos o visitas a museos), además del cierre de iglesias, instalaciones de tipo recreativo, edificios públicos y grandes almacenes, la reducción del número de pasajeros en los medios de transporte público o incluso establecer un cordón sanitario en territorios insulares.

La mitad de muertos

Pese a ello, el Gobierno de Pedro Sánchez no tomó medidas hasta dos días después del 8-M, y durante una semana vaciló en la aplicación del estado de alarma. Desde Sanidad se acabaría admitiendo que el virus estaba ya descontrolado, al menos, desde la última semana de febrero.

En el documento se señala que «todos los modelos matemáticos coinciden en sugerir que las estrategias para mitigar la pandemia que utilizan las medidas no farmacológicas (aislamiento, distancia y protección) pueden disminuir la transmisión sustancialmente, especialmente si se aplican de forma temprana, y que la combinación de estas medidas potenciará la eficacia de las mismas».

De hecho, se apunta gráficamente a los datos históricos de algunas ciudades americanas durante la pandemia de 1918 que demostraría que aquellas en las que se adoptaron medidas tempranas «consiguieron reducir sus tasas de mortalidad un 50 por ciento» en relación a las que no lo hicieron.

En este contexto, se añade, «el momento elegido para iniciar las medidas no farmacológicas debe ser oportuno, es decir, debe ser lo suficientemente precoz para contener el número inicial de casos y lo suficientemente duradero para reducir la transmisión desde los primeros casos y retrasar en todo lo posible el brusco aumento de los mismos».

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