Olona en el Camino de Santiago

El padre Javier, el sacerdote que acompaña a Olona mientras confiesa a sus seguidores

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Rodrigo Villar

Tercer día del Camino de Olona y la jornada despierta encapotada. Son las 7:30 de la mañana en el pequeño municipio lucense de Palas de Rey y el ambiente húmedo y nebuloso anuncia lluvia. «Tiempo gallego», dice uno de los regentes de la pensión Casa Camiño. Además, el día se prevé duro, el trayecto del Camino que toca tiene una distancia de casi 30 km con desniveles y es denominado como «rompepiernas» por los peregrinos. Una auténtica penitencia. El punto de salida es el ayuntamiento del pequeño municipio lucense: allí se encuentra ya Macarena Olona con su mochila, de la que cuelga un rosario, y vestida con una sudadera con la concha del peregrino. Su cara es de cansancio, pero no deja de sonreír; desea cumplir su promesa con el Santo Apóstol.

Antes de partir hacia el próximo destino, Arzúa, se hace la foto de rigor con varias decenas de sus simpatizantes que la acompañan de nuevo en su travesía por los montes de Galicia. El grupo o «la familia del Camino», ha cambiado ligeramente desde que salió de Sarria. Caras nuevas han ido sustituyendo a las que ya no están. Este es el caso del padre Javier, un joven sacerdote gallego de 37 años que es seguidor de Olona y que ha decidido hacer el Camino junto a ella mientras ofrece la confesión a todos los peregrinos que quieran. «Así llegamos más santos a Santiago», ha dicho uno de los seguidores de la ex diputada.

El clérigo, que aporta un «plus místico» a todo el sagrado recorrido, es el párroco de Guitiriz, un municipio de Lugo de gran riqueza histórica. Coofició misa en Portomarín por petición de la misma Olona e incluso fue el que le dio la comunión. Él mismo contaba que nada más ver en las redes sociales que Macarena Olona iba a recorrer el Camino de Santiago tomó la decisión de acompañarla. «El padre Javier es un gran fan de Olona. Es un cura de pensamiento tradicional. De los de la vieja escuela», ha dicho uno de los peregrinos que acompañan a Olona y que ha podido hablar con el sacerdote.

A pesar de la dureza del trayecto, la esforzada comitiva que ha discurrido por inclinadas bajadas y complicadas subidas «rompepiernas», tuvo su descanso entre los vapores de una tradicional pulpería gallega, no muy lejos de Arzúa, en Melide. Allí, la ex dirigente de Vox llamó la atención de varios comensales que se acercaron a saludarla con cariño. «Se te echa de menos» y «¡ánimo!», decían algunos. Una vez sentados en una mesa corrida de madera, uno de sus seguidores alzó la voz para decir unas palabras a favor de la que fuera secretaria general de Vox en el Congreso de los Diputados. Para terminar, el padre Javier bendijo los alimentos y… a comer.

Una vez hubo continuado la caminata, lejos de los terribles desniveles, el grupo se topó con un pequeño río cerca de un claro ya en la campiña gallega. Allí, Olona se atrevió a meter los pies para descansar del recorrido entre risas y bromas de sus acompañantes que le cantaban La Macarena. «Y Macarena se mojó», dijo simbólicamente uno de los peregrinos. «Dios mediante, llegaremos a Santiago», afirmaba la ex diputada durante el trayecto. Pero, ¿qué es Santiago de Compostela para ella? ¿Es sólo la meta para el cumplimiento de una promesa o representa un objetivo mayor en su carrera? Santiago es su Meca, su renacimiento profesional y personal. No es una meta, es un nuevo punto de salida.

De momento lo único claro es que este periplo, lejos de jubilarla, la está volviendo a entronizar en el imaginario popular de todos los españoles, incluso de los que no simpatizan con Vox.

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