El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez modifica el tradicional saludo al Rey
Nadie puede negar que algo ha cambiado en la imagen habitual a la que estábamos acostumbrados en los últimos 40 años con respecto a la jura o promesa de los miembros de un nuevo Gobierno de España. El escenario sigue siendo el mismo, el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, cuya decoración no ha cambiado en esas cuatro décadas. Tampoco hay diferencias en cuanto a los testigos de un momento tan solemne, que siguen siendo los representantes de las altas instituciones del Estado y los integrantes del equipo de alta dirección de la Casa del Rey, excepto con la salvedad relevante de la ausencia de la Reina, que decidió desde la proclamación de Felipe VI que ella no iba a asistir a ese tipo de actos institucionales.
Sin embargo, insisto, la imagen de un nuevo equipo de Gobierno, compuesto por 17 nuevos ministros de los cuales 11 son mujeres, ya marca una diferencia sustancial respecto a tiempos pasados en los que tímidamente, a partir de los años 80 y 90, empezaron a incluirse algunas mujeres por aquello de la paridad. Pero sin que pareciera que habían sido elegidas por algo más que el deseo de aplacar las protestas de los que acusaban a los presidentes de machistas. En este acto, la imagen era la de unas mujeres con currículos apabullantes a las que no les ha caído el cargo en un sorteo tan solo por pertenecer al género femenino.
El segundo detalle ha estado en la fórmula de aceptar el cargo. Los nuevos miembros del Ejecutivo que preside Pedro Sánchez han prometido guardar y hacer guardar la Constitución con la mano puesta en la hoja de la Carta Magna que recoge los artículos 99,100, 101 y 102 referidos a los nombramientos del Gobierno. Ninguno ha optado por la jura, más frecuente entre los miembros del Partido Popular. Pero lo más importante ha sido la inclusión de una palabra esencial para todas y todos, al prometer mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros… y Ministras. O del Consejo de Ministras —en primer lugar ya que son mayoría— y Ministros. Una prueba evidente de que la vicepresidenta y responsable de Igualdad, Carmen Calvo, se ha tomado su trabajo muy en serio desde el minuto cero de su nombramiento. Ha habido, sin embargo, cuatro excepciones que sólo han pronunciado la palabra ministros: la nueva titular de Justicia, el de Asuntos Exteriores, el de Fomento y la de Economía.
Lo que no parece haber estado muy ensayado es el saludo al pasar delante del Rey con una leve parada e inclinación de cabeza en señal de respeto al jefe del Estado. Solo han cumplido con este gesto Josep Borrell, Grande-Marlaska, Luis Planas, Meritxell Batet y Pedro Duque. Los demás han hecho un gesto al pasar, como cuando te cruzas con alguien en la calle, e incluso alguna ha pasado de largo como si no hubiera nadie a su izquierda. A la hora del saludo personal de Felipe VI a cada uno de ellos, una constatación: ninguna de las nuevas ministras ha hecho la reverencia al Monarca, señal inequívoca de que ese tradicional saludo queda definitivamente desterrado.