Mónica García defiende que su ley contra el alcohol beneficia a los trans: «Beben más por el estrés»
El alcohol es la sustancia psicoactiva de consumo más generalizado entre estudiantes de 14 a 18 años
El Ministerio de Sanidad, cartera de Mónica García, defiende que el anteproyecto de ley de prevención del consumo de alcohol y de sus efectos en las personas menores de edad -que se encuentra en audiencia e información pública- beneficia directamente a las personas del colectivo LGTBI, ya que están más expuestos al consumo de bebidas espirituosas por el «estrés que sufren como minoría».
Este texto, que fue presentado el 30 de julio al Consejo de Ministros, tiene como objetivo «crear un marco integral para proteger la salud de los menores y promover un consumo responsable de alcohol en la sociedad», según Sanidad. Así, el departamento que dirige Mónica García advierte de que el consumo precoz de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar adicción y afecta negativamente al desarrollo cerebral. El objetivo, por tanto, es prevenir el consumo de alcohol, retrasando la edad de inicio, proteger las consecuencias del consumo y reducir los episodios de consumo intensivo en este grupo vulnerable.
El alcohol es la sustancia psicoactiva de consumo más generalizado entre estudiantes de 14 a 18 años. En 2023, el 75,9% dice haberlo consumido alguna vez en su vida, el 73,6 por ciento, en el último año, y el 56,6 por ciento, en el último mes. Según la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), la edad media de inicio del consumo es de 14 años. Además, la percepción de los adolescentes sobre la facilidad para adquirir bebidas alcohólicas es muy alta.
Sin embargo, el ministerio de Mónica García hace especial hincapié en el impacto positivo que tendrá en un colectivo en particular: el de las personas LGTBI. «Esta ley conllevará la reducción de las desigualdades sociales en salud, en particular las que afectan a la juventud LGTBI, ya que los escasos estudios disponibles alertan de un mayor consumo de alcohol en este grupo de población asociado a las experiencias de discriminación, acoso y violencia que sufren, y al estrés de minoría», reza el texto del anteproyecto de ley, al que se pueden hacer aportaciones hasta el día 6 de septiembre.
Restricciones publicitarias y de consumo
El anteproyecto de ley establece obligaciones para las administraciones públicas en materia de educación, sanidad, cultura, deporte, investigación, seguridad vial, ámbito laboral y familiar. En primer lugar, se prohíbe el consumo de alcohol para todas las personas en centros docentes; centros de protección de menores y residencias de estudiantes que admitan a personas menores de edad; en otros centros de menores o destinados a su uso; y en centros deportivos, de ocio o espacios dedicados a espectáculos públicos cuando haya sesiones que se hayan concebido expresamente para personas menores de edad. Tal y como expresaron fuentes de Sanidad en un reciente encuentro con medios, un concierto de Aitana no entraría en esta categoría -su público objetivo no son solo menores-, pero sí un espectáculo de Luli Pampín, artista infantil.
También se regula la venta de alcohol para proteger a los menores de edad, se establecen limitaciones a la exposición de bebidas alcohólicas y en publicidad y comunicación comercial y su emplazamiento. A este respecto, llama la atención la voluntad de la norma de prohibir los anuncios de bebidas alcohólicas -o marcas asociadas a las mismas, por lo que se incluyen las 0,0- a un radio inferior a 200 metros lineales de los espacios frecuentados por menores, tales como parques o colegios e institutos, así como lugares de ocio infantil o centros sanitarios. Esta prohibición publicitaria incluye el mobiliario de los bares -mesas, sillas, servilleteros y sombrillas- patrocinados por marcas de cerveza y otras bebidas etílicas. Asimismo, Sanidad quiere prohibir el reclamo ‘consumo responsable’ o ‘consumo moderado’.