Mónica García plantea limitar la apertura de bares para controlar el consumo del alcohol
El Gobierno ha planteado una batería de medidas para controlar el acceso al alcohol
El anteproyecto de ley para el control del acceso al alcohol y sus efectos en menores de edad, que acaba de iniciar su tramitación con la aprobación en el Consejo de Ministros, recoge una batería de medidas entre las que figura, por ejemplo, «limitar la apertura o instalación de establecimientos» teniendo en cuenta «la densidad o concentración» de «puntos de venta minorista de bebidas», como bares. Igualmente, el texto aprobado por el Gobierno podrá poner coto a esas aperturas valorando otros criterios, como «la existencia y proximidad a los puntos de comercialización minorista de bebidas alcohólicas de centros educativos, de centros de protección social de personas menores de edad o establecimientos en los que se desarrollen espectáculos o actividades recreativas públicos y a los que puedan acceder personas menores de edad».
El proyecto ha sido promovido por la ministra de Sanidad, Mónica García, y en él se establecen una serie de acciones para las distintas administraciones públicas, en ámbitos como la educación, la cultura, la sanidad, la investigación, el deporte o la seguridad laboral. En el ámbito familiar, se planea por ejemplo una concienciación sobre los riesgos del alcohol, con un especial enfoque a la prevención del consumo en los menores. También se incluirán contenidos sobre los riesgos del consumo de alcohol en el currículum de las distintas etapas educativas. Se prohibirá la venta ambulante y no se podrán instalar máquinas de dispensación en la vía pública, entre otras propuestas.
Algunas de esas medidas, no obstante, son de amplio alcance y no se refieren exclusivamente a los menores. El Gobierno alega que el alcohol es la sustancia psicoactiva de consumo más generalizado entre estudiantes de 14 a 18 años. En 2023, el 75,9 % dice haberlo consumido alguna vez en su vida, el 73,6 %, en el último año, y el 56,6 %, en el último mes.
También destaca que la edad media de inicio del consumo es cada vez más precoz, situándola en los 14 años en el caso del consumo ocasional y los 15, en el semanal. Los adolescentes consideran, además, que existe una alta facilidad para adquirir bebidas alcohólicas.
Según Mónica García, la intención de la nueva ley es promover un «cambio cultural» en relación a la percepción de los riesgos del alcohol. «No hay una dosis segura de consumo de alcohol y menos aún para los menores», considera la ministra.
La ley recoge algunas medidas polémicas. Por ejemplo, se prohibirá el consumo de alcohol en centros deportivos cuando tengan lugar partidos infantiles, aunque sí se permite en el caso de los adultos aunque sea en presencia de menores. Las máquinas expendedoras de bebidas en las que se suministre alcohol deberán instalar «mecanismos técnicos» para «vigilar» que los menores no las compren.
Igualmente, se habilita a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a realizar controles en aquellos lugares en los que no está permitido el consumo. La ley prevé que las multas sean sustituidas por la participación en programas de sensibilización.