Tellado, el silente comisario de Feijóo para los territorios

«No suele aparecer en los medios de comunicación, pero es una persona clave en el actual diseño del poder dentro del partido», afirma una fuente «histórica» del Partido Popular que mantiene escaño en el Congreso de los Diputados por esta formación política.

En efecto. Miguel Angel Tellado Filgueira (El Ferrol, 1974), vicesecretario general de Organización  y ex secretario general del Partido Popular de Galicia hasta el 2022 cuando se incorporó al staff nacional de la mano su histórico jefe, Alberto Nuñèz Feijóo.

Miguel Tellado «es el silencioso comisario del presidente nacional en los territorios», subraya la misma fuente. Tanto él como su jefe y como la casi totalidad de las personas que conforman el «círculo interior» proceden de la periferia española y tienen claro que España no es sólo Madrid, una idea muy fraguista y marianista, esto es, que para ganar unas elecciones no es sólo vital ganar en la comunidad autónoma madrileña.

A tenor del organigrama de poder que estableció el ex presidente de la Xunta a su llegada a la planta noble de Génova 13, la número dos oficial es la secretaria general, Cuca Gamarra y el número tres, Elías Bendodo, el hombre de confianza del presidente andaluz, Juanma Moreno, y el siguiente sería Miguel Tellado. Escribo «oficialmente» porque en la práctica las responsabilidades fácticas y en el día a día tampoco el organigrama tiene una plasmación real. Por ejemplo, podría ser el caso del levantino Esteban González Pons, vicesecretario general  de Asuntos Institucionales (Justicia, Defensa, Asuntos Exteriores) al frente de tres «temas de Estado», y amigo personal del líder popular.

La periferia

En este sentido, la percepción  general entre las distintas organizaciones territoriales, autonómicas y municipales del Partido Popular –presente en la casi totalidad de los municipios de España y en numerosos países extranjeros, fundamentalmente en Iberoamérica (Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, etcétera) y en Europa- es que es el vicesecretario general de Organización el que está al mando. No sólo por el cargo orgánico que ostenta en la dirección nacional, sino también por su cercanía al presidente  y su trabajo estajanovista constante que siempre está al teléfono.

«No es persona que se guste exhibir en los medios; sabe cuál es su labor y lo que el jefe pide de él», sostienen compañeros del Comité de Dirección. Su única aparición orgánica, en representación del PP, fue en la todavía reciente y multitudinaria manifestación contra el Gobierno de Sánchez promovida por las organizaciones de la sociedad civil española.

Tellado ejerció durante sus largos años en Galicia como jefe de prensa en diferentes entidades gobernadas por el PP (Ayuntamiento de El Ferrol; Diputación de La Coruña y en la Consejería de Trabajo) y conoce lo peligroso que en política supone estar en el candelero. «Ya en sus tiempos de política gallega ponía muchas excusas para evitar las entrevistas», recuerda un afamado comentarista galaico. Durante sus estudios universitarios en Santiago de Compostela compartió habitación con el líder de Izquierda Unida en Vigo. Luego, como secretario general del PPdG tuvo varios encontronazos públicos con afiliados en la ciudad que gobierna desde hace años el socialista Abel Caballero.

Hombre de confianza

«Lo que cuenta en la vida política práctica es quién pone o quita candidatos en comunidades, alcaldía o diputaciones, subraya un dirigente regional popular, y ese es Miguel Tellado…» Nadie pone en duda que es, junto a González Pons, la persona que «susurra» al jefe  y en la confianza que Feijóo le manifiesta ante propios y extraños. Es, junto a las dos damas principales del comandante en jefe,-Marta Varela, jefa del gabinete y Mar Sánchez, dircom-, la persona que sentó en la nueva dirección nacional del PP tras la caída con estrépito de Pablo Casado y su equipo.

Tiene bien ganada fama de trabajador día y noche y de hombre leal de Nuñez Feijóo “para lo que haga falta” y parece estar acostumbrado y a fajarse con los adversarios para que su jefe de fila no “tenga que mancharse las manos”.

En política, no siempre aparecen los que son. Y son los que parecen.