Miguel Durán: «Si el CGPJ no se renueva es culpa de los que quieren seguir metiendo la mano»
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Miguel Durán (Azuaga, 1955) es socio director del despacho que fundó en 2006, Durán & Durán Asociados pero, seguramente, es mucho más conocido por haber ocupado en el pasado puestos de gran relevancia pública como el de director general de la ONCE, presidente de Telecinco y Onda Cero o presidente del Hipódromo de la Zarzuela.
Con ocasión de su candidatura al puesto de decano del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) ha concedido en exclusiva esta entrevista a OKDIARIO.
Pregunta.-¿Qué opinión le merece la situación de descrédito que vive la Justicia a cuentas de la situación del CGPJ y el Tribunal Constitucional?
Respuesta.- Hay que ser pedagógicos para que la gente, el común de los lectores, nos entiendan. ¿Por qué hay tanta disputa en relación a quién nombra, qué o quiénes dentro del Consejo General del Poder Judicial? Pues porque luego de ese Consejo dimanan todo el resto de nombramientos.
Yo no voy a poner en cuestión si los nombramientos se hacen todos con arreglo al escalafón o a los méritos. En unos casos sí y en otros, sospechosamente, no. ¿Por qué tiene el poder político ganas de intervenir en esto? Para influir, porque si no quisiera influir después en los jueces, eso le importaría bastante menos.
Simplemente bastaría con que los jueces nombrasen de entre ellos democráticamente a las personas, a los jueces o las juezas, que ellos creyeran más idóneos para regir ese órgano de gobierno.
El CGPJ es quien delibera sobre quién va a cubrir tal o cual vacante en la Audiencia Nacional, en el Tribunal Supremo, en los tribunales superiores de justicia, en las audiencias provinciales o en los juzgados. Y el poder político, el bipartidismo básicamente, quiere hacer lo posible para seguir mangoneando en eso. Esa es la pura verdad. Yo creo que los jueces tendrían que hablar mucho más alto y mucho más claro. Pero cuando se habla alto y claro, uno corre el riesgo de ser incómodo para el poder establecido y eso da miedo. Yo no tengo ese miedo. Yo no me debo más que a los letrados que son miembros del colegio que aspiro a gobernar. Si el Consejo General del Poder Judicial no se renueva es culpa, sobre todo, de quienes quieren seguir metiendo la mano donde no debieran.
La reforma que se hizo en el año 1985 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), no debería haberse nunca aprobado en un país democrático, como presumimos nosotros de ser.
A mí lo que me importa es ayudar a los jueces a que se nombren ellos entre ellos, al igual que me apetece que sean los abogados los que nombremos a quienes nos tengan que dirigir. Y no me apetece un carajo que venga el Gobierno a meter su manita en las elecciones del Colegio, del Consejo General de la Abogacía, etc..
Me gustaría que se borrara de la imagen imagen pública la sensación de mangoneo, de tráfico de influencias. Lo que se hizo en el 1985 es claramente una subversión del espíritu real de la Constitución de un Estado democrático. Esa es la verdad, a mi modesto entender.