La memoria histórica que calla Sánchez: las ‘Seis Laicas’ de Posadas asesinadas por la «canalla marxista»
Estas mujeres serán beatificadas junto a otros 121 mártires de la provincia de Córdoba el próximo 16 de octubre
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No pertenecían a ningún partido político ni tampoco habían militado en sus juventudes. Y no empuñaron bayonetas ni fusiles. Su única arma, la más poderosa, era la fe católica y por eso las mataron. Lo hicieron los republicanos un 27 de agosto de 1936, hace hoy 85 años, como reza en sus lápidas: vilmente asesinadas por la «canalla marxista». Se conocen como las ‘Seis Laicas’ de Posadas y serán beatificadas el próximo 16 octubre en Córdoba, tras la aprobación del Papa Francisco, junto a otros 121 mártires de la provincia de Córdoba.
Sus nombres son Josefa Bonilla Benavides (murió con 34 años); María Luisa Bonilla Benavides (con 39 años); Antonia Durán Palacios (con 26 años); Julia Durán Palacios (con 31 años); Antonia Palacios Bonilla (con 59 años); y María Brígida Toledano Osa (con 77 años), según el trabajo de investigación -con declaraciones de testigos y consulta de registros oficiales- realizado por la Diócesis de Córdoba.
Estas víctimas de dicha localidad cordobesa tampoco formaban parte de ninguna orden religiosa. Eran mujeres que dedicaban su tiempo a la Iglesia como laicas, bien dando clases de catequesis, participando activamente en la vida cofrade o cuidando una ermita, en el caso de una de ellas. Esta entrega a la comunidad cristiana las llevó a la muerte, pero no al olvido, aunque el actual Gobierno de Pedro Sánchez, tan aficionado a la propaganda frentepopulista, silencie estos crímenes.
Tomado el cuartel de la Guardia Civil por los milicianos, con apoyo de anarquistas y las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), se desataron las persecuciones y las ejecuciones. «Las llevaron a todas juntas en la noche del 27 de agosto de 1936 a una finca próxima a la localidad. Las mataron después de sufrir los mismos tormentos y no pocas vejaciones. Los asesinos abusaron de las dos hermanas Durán Palacios ante su madre, ésta atada a un árbol (su cadáver tenía huellas de ataduras en los brazos y las muñecas). Luego dispararon sobre las seis mujeres, quedando algunas aún vivas y malheridas, y todas fueron arrojadas a un pozo lleno de agua». Así relata los hechos el libro Testigos de Cristo (2021) elaborado por Miguel Varona Villar, sacerdote y director del Secretariado diocesano para las Causas de los Santos, uno de los impulsores de este proceso de beatificación.
Conservación
Estas mujeres, prosigue la citada publicación, fueron sepultadas después en el Cementerio de Posadas en nichos separados «aunque seguidos y correlativos en la misma pared». Allí permanecieron sus restos hasta hace unos años, cuando en el marco de la Causa de Juan Elías Medina y CXXVII compañeros mártires (sacerdotes, seminaristas, religiosos y laicos) entre 1936 y 1939, un equipo integrado por forenses y antropólogos, bajo supervisión de la Diócesis de Córdoba, exhumó los restos de estas seis mártires. Unos trabajos en los que sorprendió el estado de conservación de los cuerpos momificados, a diferencia de otros casos en la provincia. Tras ello, fueron trasladados a una cripta en la Capilla de San Pablo de la Iglesia Catedral, en la capital cordobesa.
Féretros de madera donde se encontraban los restos de las ‘Seis Laicas’ de Posadas.
Allí se custodian hasta que tenga lugar la celebración de la Beatificación el 16 de octubre en dicha Iglesia Catedral, ceremonia en la que previsiblemente serán expuestos para su veneración. Esta canonización estará presidida por el prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos del Vaticano, cardenal Marcello Semeraro.
Regreso a la parroquia
Posteriormente, una vez ya beatificadas, la idea es que los restos de las ‘Seis Laicas’ regresen a Posadas -donde nacieron, ejercieron su labor y recibieron el martirio- pero no al cementerio, en el que todavía se guardan sus féretros de madera, sino que ocuparían un espacio destacado para rendirles culto en la parroquia de Santa María de las Flores, a la que estaban vinculadas. También son mártires de esta Causa -iniciada en 2010 y en cuya fase romana intervino un capuchino cordobés, fray Alfonso Ramírez Ramírez- dos sacerdotes del pueblo, el párroco Mariano Fernández-Tenllado Roldán y su coadjutor Leovigildo Ávalos González.
«Las señoritas Antonia y Julia Durán Palacios -las que antes se citan como extraídas del pozo- refieren que murieron con el rosario en la mano diciendo ¡Viva Cristo Rey!. No es esto extraño si tenemos en cuenta su ejemplaridad y su apostolado catequístico (…)», subraya también el citado libro de la Diócesis a partir de un informe-cuestionario redactado el 7 de diciembre de 1938 por el nuevo párroco.
«En la memoria histórica de estos acontecimientos martiriales, los verdugos sólo nos interesan para perdonarlos. Así nos lo enseña nuestro Señor Jesucristo, y así lo han cumplido estos mártires», concluye monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba. Un perdón esencial para la beatificación.