Marlaska incauta hasta las paelleras para evitar las caceroladas frente al casoplón de Iglesias y Montero
Decenas de personas se han concentrado esta mañana de sábado en las proximidades del casoplón de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar. Pero hoy la protesta se ha encontrado con un dispositivo de seguridad aún mayor del habitual.
Los agentes que protegen los accesos al casoplón se han empleado a fondo para evitar ‘molestias’ a la pareja formada por el vicepresidente segundo y la ministra de Igualdad. Y hasta han incautado paelleras a los manifestantes para que la cacerolada no fuese demasiado estruendosa.
La seguridad en torno al casoplón se ha reforzado después de que el pasado martes un grupo de manifestantes consiguiera burlar el blindaje ordenado por Marlaska y reproducir con altavoces de gran potencia el ‘Viva España’ de Manolo Escobar desde un cerro cercano a la finca.
«Entre flores, fandanguillos y alegrías, nació mi España, la tierra del amor. Sólo Dios pudiera hacer tanta belleza, y es imposible que puedan haber dos». Los primeros acordes del ‘Que viva España’ de Manolo Escobar resonaron sobre La Navata gracias a un sistema de sonido de alta potencia que colocaron un grupo de media docena de manifiestantes. «Cansados», dicen, de que se les haya prohibido las caceroladas, de que se les identifique por sistema y de que no puedan circular libremente por las calles de su municipio.
La obsesión de Interior por impedir la protesta ciudadana ha llegado incluso a Google Maps, que desde hace algunos días ya contempla el corte de la calle del célebre casoplón de Iglesias y Montero. Con una señal de prohibido el paso, la app avisa de que el vial está cortado por la Guardia Civil.
Se trata de 200 metros de calle que los efectivos de la Benemérita han blindado con vallas para que sólo puedan entrar Iglesias y los residentes que viven a su lado. El resto de vecinos de Galapagar no pueden acceder a esta vía que solían usar. Se trata de un vallado puesto en marcha tras registrarse personas que dando paseos se manifestaban contra el vicepresidente segundo del Gobierno y la ministra de Igualdad con caceroladas.