Los barones piden a Susana que se presente el 26J si se degrada más la imagen de Sánchez
Queda poco más de dos meses para que los españoles acudan a las urnas. Eso si antes del 2 de mayo no hay Gobierno, como es de prever. Y si no lo hay, si Pedro Sánchez no logra un pacto que hasta ahora ha sido imposible, la alternativa es Susana Díaz. Pero no ya sólo para el liderazgo del partido, sino incluso para encabezar la lista electoral el 26J. Al menos, así lo quieren numerosos barones del PSOE.
Pedro Sánchez, el candidato socialista hasta ahora, sigue echando anzuelos a diestra y siniestra cada vez que tiene un micrófono delante. Todo por lograr que Albert Rivera aguante su acercamiento a Pablo Iglesias y por conseguir que éste acepte que aquél no tenga que abandonar el pack. El espectáculo «grotesco y de sainete», según el cuarto (no) invitado a la fiesta, Mariano Rajoy, está «desgastando hasta el infinito la imagen» del secretario general socialista. Y con la suya, «la del partido».
Ésa es la motivación con la que, según fuentes internas del PSOE, le están insistiendo a Susana Díaz sus barones más afines para que coja el AVE a Madrid cuanto antes y «salve» al PSOE. La presidenta de la Junta de Andalucía «no quiere» dar el paso, pues se siente comprometida con los electores andaluces, pero entiende que quizá se vea obligada a dar el paso y forzar la convocatoria de primarias «para evitar una catástrofe» si se degrada más la imagen de Sánchez.
Los resultados electorales del 20D, los peores del PSOE desde la Transición, alentaron los rumores de un desembarco de Susana Díaz en Madrid. La presidenta andaluza «no quiere», pero entiende que su liderazgo y su condición de presidenta de la comunidad autónoma que cuenta con el 25% de los militantes del PSOE pueden tener como consecuencia inevitable que deba «hacerse cargo» del partido si los demás líderes regionales se lo piden.
Así, antes de que el Rey le encomendara a Pedro Sánchez la formación de Gobierno los rumores arreciaron y cuando su investidura fracasó, éstos se intensificaron. «La gota que colmó el vaso fue lo de la cal viva», recuerdan las fuentes internas del PSOE, «que después de aquello no hubiese reacción» y sí llamadas a escondidas para fraguar la reunión a tres de hace 10 días. Esa que sentó a socialistas, ciudadanos y podemitas a una misma mesa y terminó en bronca antes incluso de discutir propuestas.
Desde que el pasado 4 de marzo Sánchez fracasó en su imposible investidura, la dirección del PSOE ha hecho lo imposible por apuntalar el frágil liderazgo de Sánchez y ha tratado de contrarrestar los movimientos de Díaz, pese a que la lideresa andaluza se ha mostrado siempre leal en sus declaraciones públicas e incluso en los cónclaves a puerta cerrada.
El último Comité Federal, celebrado el pasado 2 de abril, en el que el secretario de Organización, César Luena, logró retrasar sine die el congreso federal, Díaz se limitó a pedir «unidad y reflexión ante los errores cometidos». Cierto es que en esa reunión del máximo órgano de gobierno del PSOE entre congresos, Díaz dejó entrever que asumiría su responsabilidad si llegara a hacer falta, pero entonces tenía decidido no competir con Sánchez por la cabecera de la lista del partido en las generales.
«Había miedo febril a Susana», y por eso la Ejecutiva de Sánchez maniobró contra ella. Ahora, los barones creen que el sorpasso está muy cerca, como Díaz teme desde hace tiempo, si es Sánchez quien cartel electoral del 26J y que Podemos sabrá capitalizar la imagen de desesperación del todavía líder socialista, quien insiste en ofrecer concesiones, incluso saltándose su pacto con el partido naranja, para que Iglesias le diga sí a un imposible «pacto del 199» –es decir, la suma de los votos del PSOE, C’s y Podemos en el Congreso–.
Los socialistas andaluces cuentan con que «toque cuando toque el congreso, Susana se presentará y lo ganará». Pero ahora ya no se trata sólo salvar al partido asumiendo el liderazgo tras un segundo fracaso electoral, sino de «evitar un descalabro mayúsculo».
Los propios líderes regionales que están insistiendo a Susana Díaz para que se presente a las primarias cuentan con que «las posibilidades son mínimas», pues la presidenta no quiere que se la vea como responsable de romper el partido. Porque es precisamente eso lo que ella quiere evitar, una fractura que «sin duda» sucedería a un pacto de última hora de Sánchez con Iglesias en los 15 días que restan antes de la convocatoria automática de elecciones anticipadas.
Pero no hay que descartarlo», ya que Díaz siempre se ha mostrado comprometida con su partido y con España: «estamos en una emergencia nacional», insiste en sus discursos públicos.
Hay una salvedad a todo esto. Y es una nueva «trampa» de la dirección actual del PSOE. Y es que el Artículo 10 Excepciones del Reglamento Federal prevé una salvedad a la que Sánchez podría agarrarse para evitar la convocatoria de primarias. El 10.3 del contempla que «la Comisión Federal de Listas, cuando las circunstancias políticas lo aconsejen o el interés general del partido lo exija, podrá suspender la celebración de primarias».
Y, pese al previsible escándalo, las maniobras de la Ejecutiva durante estos meses para apuntalar a Sánchez no hacen descartable un movimiento en ese sentido. Hay que recordar que hasta ahora, en realidad, ningún candidato socialista ha sido elegido en primarias a la presidencia del Gobierno, pese a llevar vigentes dos décadas. Sólo Borrell, el 7 de mayo de 1998, logró que hubiera urnas y ganó contra el establishment, pero duró poco. Almunia recuperó el puesto perdido porque tenía el apoyo de los barones. Y parece que a Sánchez éstos lo van abandonando.