La ‘libreta’ secreta de Feijóo, el arma más temida por los ‘populares’ en Génova

Libreta Feijóo
Feijóo muestra la libreta en la que escribe las notas a sus colaboradores.

Cuentan que el gran productor de cine David O. Selznick (Lo que el viento se llevó) tenía la costumbre de dictar notas mecanografiadas sobre cada cosa que se le pasaba por la cabeza. «Me ahorran perder 15 minutos en reuniones que podría despachar en 15 segundos». Sus destinatarios recibían los mensajes por debajo de la puerta incluso hasta altas horas de la madrugada. Un método de trabajo similar al que emplea Alberto Núñez Feijóo tal como él mismo ha revelado a OKDIARIO mostrando una libreta en forma de bloc de notas con la que este gestor riguroso hasta la médula hace llegar sus ideas, mensajes o sugerencias a los miembros y dirigentes de su partido.

«Este sistema se implementó en los tiempos de (Francisco) Álvarez-Cascos», comenta Feijóo mientras nos lo muestra sonriente en su despacho. El bloc de notas lleva el logo del PP, y por debajo dice «presidente» para que quede claro quién lo envía.  Un espacio para el nombre del destinatario, otro para la fecha y uno en blanco para explicar el «asunto». Es el arma perfecta para un líder cercano, amable pero al mismo tiempo muy alerta ante las filtraciones y las fugas de información.

Un método útil para que este gestor metódico y puntilloso engrase la maquinaria administrativa del PP y la haga funcionar a todo rendimiento. Quienes conocen de cerca a Feijóo destacan su obsesión por escribir en los márgenes de los documentos, subrayarlos con fluorescentes y dejar notas en casi todas las hojas. «Lo leo todo, es verdad», reconoce.

El cuaderno azul de Aznar

Quizá sea ahí en la libreta donde Feijóo anote sus candidatos a formar su futuro Gobierno, como ya lo hizo el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, con su famoso cuaderno azul. En aquellos cuadernos azules (eran varios como él reconoció años después), Aznar puso nombre y apellido a sus primeros ministros, y a los que luego le acompañaron durante dos legislaturas entre 1996 y 2004. Era la forma con la que Aznar consiguió instalar dentro de lo posible un implacable hermetismo alrededor suyo para evitar filtraciones a la prensa.

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