Elecciones Generales 2015

Susana Díaz salva a Sánchez tras conseguir 22 escaños en Andalucía

Susana Díaz y Pedro Sánchez. (Foto: EFE)
Susana Díaz y Pedro Sánchez. (Foto: EFE)

La distancia entre Pozuelo de Alarcón, en Madrid, y el barrio de Triana en Sevilla es de 532 kilómetros. Algo más de cuatro horas en coche que separan los lugares donde han votado Pedro Sánchez y Susana Díaz. Con el 100% escrutado, esta noche están tan relacionados que casi son barrios contiguos. En una jornada donde todas las encuestas anticipaban la caída del número 1 por Madrid al Congreso de los Diputados, Susana Díaz, su compañera de partido, enemiga íntima y potencial sucesora, le da la respiración suficiente para que Sánchez, con los peores resultados de su partido desde 1977, se aferre al cargo de secretario general e incluso opte, con las innumerables combinaciones que se darán a partir de ahora, a ser nuevo presidente del Gobierno.

La clave andaluza se basa en que Susana Díaz aporta 22 de los 90 escaños del Partido Socialista, más que ninguna otra comunidad. Pero, sobre todo, mantiene el tipo con respecto a los nuevos partidos, ya que en 2011 el PSOE sólo consiguió 3 escaños más con 25. El hecho fundamental en la victoria de Díaz se asienta en el contraste con el Partido Popular. En una comunidad donde han votado casi 4.500.000 personas, el PP se ha dejado 12 escaños y prácticamente 700.000 votos. Si tenemos en cuenta que Podemos ha sacado 10 diputados y Ciudadano 8, la sangría del PP ha nutrido a las nuevas formaciones.

Cuando Alfredo Pérez Rubalcaba dejó en herencia los 110 escaños de 2011, ni los más agoreros habrían imaginado que, cuatro años después, eso hubiera sido un tesoro cercano a la gobernabilidad. No obstante, los 90 diputados del PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza, pueden ser suficiente para dar la Presidencia a un hombre que parecía defenestrado tras el debate con Mariano Rajoy.

Durante toda la campaña, Sánchez ha sido un candidato circundado por la adversidad: el legado de Zapatero, el desencanto de los electores, sus propias reacciones en momentos puntuales y, sobre todo, la alargada sombra de la doña de Andalucía. Susana Díaz se ha convertido en el salvavidas de su partido, y por extensión del «soldado» Sánchez, en base al bastión inexpugnable del Partido Socialista. Una comunidad autónoma que, en este momento más que nunca, puede ser la catapulta definitiva para Díaz, quien tendrá mucho que decir en las próximas semanas al respecto del futuro de España. De hecho, en caso de que nadie consiguiera formar Gobierno, la presidenta de la Junta de Andalucía sería una pieza clave —quizás la principal— en unas más que posibles Elecciones Generales de aquí a tres meses.

 

 

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