La joven de la que abusó el marido de Oltra: «Todo el mundo sabía que era el esposo de alguien importante»
OKDIARIO entrevista a María Teresa T.M. (Maite), la joven víctima de abusos sexuales por parte del que fuera su educador en un centro de menores valenciano y por entonces marido de la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra. En la entrevista conocemos cómo, gracias a una amiga con la que se encontraba en la calle muchas noches, acabó contando a la Policía las terribles vejaciones a las que le sometía el que se supone debería estar cuidándola. Además, el abogado de la joven, enumera las irregularidades que se llevaron a cabo para intentar tapar el escándalo, incluso para dar tiempo a Oltra, por entonces responsable de la Consejería de Igualdad, bajo la que estaban los centros de menores, para divorciarse y no ver salpicada su carrera política por los terribles abusos cometidos por su marido.
La Audiencia de Valencia confirmó la condena de cinco años de prisión y 6.000 euros de indemnización por responsabilidad civil por un delito de abusos sexuales a Luis Eduardo Ramirez, ex marido de la vicepresidenta primera de la Comunidad de Valencia, Mónica Oltra.
Pregunta.- Tú estás en shock después de cada abuso. Tienes 13 o 14 años e, incluso, piensas que algo estás haciendo mal. Por eso no lo cuentas a nadie, ¿no?
Respuesta.- Hasta que pasó un tiempo largo.
P.- Me imagino que si no se lo cuentas a nadie y te siguen castigando, te sigue pasando. ¿Verdad?
R.- Es que yo estuve ahí, en esa habitación, por lo menos un año… Un año y medio o dos. Sola.
P.- Un año y medio o dos castigada en esa habitación sola y ¿los abusos ocurrían todos los días?
R.- Todos, todos, no lo sé. Porque yo no estaba despierta todos los días. Pero sí casi todos o la mayoría. Lo saqué a la luz gracias a una amiga mía. Porque yo, a ver, yo le llegué a decir a mi mejor amiga, después de tanto tiempo, y le conté qué es lo que me había pasado tal cual. Y me dijo: «Bua, qué asco. A mí eso no me lo cuentes». Y luego, las demás, tampoco me creían.
P.- Al principio te encuentras con la incomprensión. Con el asco. Con el «no me lo cuentes porque yo no quiero saber nada». ¿A quién se lo cuentas por primera vez que te crea?
R.- Fue una amiga que estaba en el hogar de enfrente. Ella y yo, muchas veces, bajábamos a fumar a la calle por la noche, después de cenar. Una noche pasó la Policía y nos preguntó qué hacíamos fuera fumando a esas horas. Y mi amiga le dijo que no queríamos entrar porque habían pasado unas cosas. Yo no le quería contar nada a la Policía pero ella se lo contó. Y me preguntó la Policía si era verdad. Yo dije que sí. Me preguntó que por qué no había llegado a denunciar y yo le expliqué el porqué, porque no me creía nadie y por miedo a que no me creyeran por ser él quien era. Todo eso.
P.- Dices «por ser quien era». ¿Tú cómo sabes quién era él? En aquel momento era el marido de Oltra, no estaban divorciados.
R.- Yo ya sabía que tenía que ver con la Conselleria. Yo no sabía quién era ella o en qué trabajaba pero sabía que tenía algo que ver con la Conselleria .
P.- ¿Cómo lo sabías?
R.- Porque allí lo sabíamos todo el mundo. Eramos como una gran familia que se enteraba de todo.
P.- Entonces, vas a la Policía y ¿qué sucede?
R.- Nada. A mí me llevaron a una psicóloga para ver si yo estaba diciendo la verdad. La psicóloga era de la Conselleria pero es que no me creía. Me decía que lo que estaba contando era un cuento. Que no se creía nada. Y que me lo estaba inventando, que se me notaba.
P.- Y entonces, ¿te devuelven al centro?
R.- Pasaron de mí y de ese tema. Luego se esperaron, no sé si fueron unos meses, hasta que otra vez salió el tema para denunciar. Y mucho después me hicieron el juicio.
P.- Hablamos de anormalidades en el proceso. Una niña denuncia en un centro y, entre esas irregularidades, el que hace el informe del protocolo es el propio marido de Oltra. El mismo abusador.
R.- (Abogado) El mismo abusador es el que hace el informe del protocolo que se tendría que seguir. Es una forma de justificar lo que él hizo.
P.- La psicóloga, los policías y todos los que te van preguntando no te dan comprensión ni empatía. ¿Te hicieron sentir mal y culpable?
R.- Sí. Y me hicieron sentirme sola porque si no me creía nadie…
P.- Hay un momento en el que tú te ves delante de un juez. ¿Cómo se activa todo para llegar al juicio?
R.- Después de casi cuatro años creo que fue.
P.- Cuando todo esto pasa, tú estás denunciando abusos sexuales por parte de un monitor, el marido de Mónica Oltra. Y desde que se lo dices a los policías hasta que hablas con la psicóloga, ¿él sigue en el centro?
R.- Sí.
P.- ¿Le sigues viendo cada día?
R.- Sí. Él estaba de noche.
P.- Ni le apartan ni…
R.- (Abogado) El abusador y la víctima siguen en el mismo sitio. Al abusador lo cambian de planta y, al final, el abusador se queda en el centro y a la víctima le dan el alejamiento. Pero es a la víctima a la que se llevan a otro centro. Pero claro cuando ya salió a la luz, él ya no venía.
P.- Él ya no iba al centro.
R.- Sí iba al centro pero no iba a la habitación donde yo estaba.
R.- (Abogado) La Policía sigue el protocolo. Cuando se lo cuenta, lo dicen a la Fiscalía de menores. La Fiscalía de menores lo lleva a la psicóloga y al instituto de medicina forense y ambos determinan que todo lo que dice la niña es completamente creíble. Por eso se inicia el proceso. Cuando se ve cómo han actuado los demás, con esa mala fe y esas irregularidades, hace todavía más creíble la versión de la niña.
P.- Tú vas a declarar sobre esto y… ¿por qué te llevan esposada al juicio?
R.- Porque yo había tenido dos no regresos al centro. Decían que yo tenía riesgo de fuga.
P.- ¿Qué tienes ahí, 14 años no?
R.- Ahí, 16 para 17 años.
P.- Eres una niña de 16 años que va a denunciar un abuso sexual y vas esposada al juicio.
R.- La misma jueza se lo dijo y se la lió a la Policía. Preguntó que cómo, siendo víctima, iba engrilletada.
P.- ¿Cuántos agentes iban contigo?
R.- Dos. Una chica y un chico.
R.- (Abogado) La policía la lleva esposada, que tenía 16 años en aquel momento. Es completamente irregular. La única forma de que se pueda hacer eso es cuando hay un riesgo evidente de fuga. Que no era su caso porque ella no era la denunciada, era la víctima. No había motivo de fuga. El que se tenía que fugar era el marido de Mónica Oltra, en cualquier caso.
P.- ¿Hacía falta esposarte?
R.- No, porque si yo he sido la que ha denunciado cómo me voy a ir corriendo para no ir al juicio. Es lo primero que quería, seguir con la denuncia.
P.- A ti, cuando te hablan de Justicia, ¿qué piensas?
R.- Que es una mierda.
P.- Esto te ha pasado a ti y lo has denunciado. ¿Le ha podido pasar a más compañeras?
R.- A ver, había dos chiquillas que me dijeron, después de haberse enterado de lo que me había pasado, que a ellas como que también les había pasado pero yo no sé si es cierto porque es que eran pequeñas. No sé si es cierto o lo han dicho porque me han escuchado a mi decirlo. Es que no lo sé. Pero a ver, que yo me lo puedo creer porque me lo ha llegado a hacer a mi, ¡cómo no se lo va a hacer a otras personas!
R.- (Abogado) No me creo que Mónica Oltra no estuviera enterada y que el hábito que tenía el abusador con sus masajes y actos vergonzantes después de los masajes fueran solamente con esa niña. Hablamos de gente que está en una situación de absoluto desamparo y que, como ella, aunque se encontraba el líquido viscoso en la mano decía yo qué hago, yo qué digo. ¿Quién me va a creer? Yo me callo.
P.- Todo esto ha salido a la luz y has ganado el juicio. ¿Qué has perdido, Maite?
R.- La infancia, pero la infancia infancia.
P.- ¿Estás contenta de haberlo contado?
R.- A ver, pues sí. La verdad es que sí, porque como que me he desahogado y me he quitado un peso de encima,
P.- Además te digo una cosa, estás siendo una heroína. Eres muy valiente.
R.- Gracias.
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