Escándalo en Podemos

Montero daba lecciones de derechos sociales un día antes de despedir a su escolta explotada

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Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La número dos de Podemos, Irene Montero, predicaba con la defensa de los derechos sociales sólo un día antes de despedir a la escolta que había convertido en su recadera. La ex trabajadora demandó a Podemos, como reveló OKDIARIO, por el trato laboral «discriminatorio» recibido por parte de Montero quien, siempre según la demanda, la obligaba «de manera recurrente», y fuera de horario, a hacer de recadera para ella y sus hijos, llevar y traer a amigos y familiares al casoplón de Galapagar o encargarse del mantenimiento de la vivienda y la mecánica de los vehículos particulares de la pareja.

El despido se acometió el 28 de junio de 2019. Un día antes, la portavoz parlamentaria de Podemos encabezaba un encuentro en el Congreso con distintos colectivos relacionados con los servicios públicos y los derechos sociales.

«Acabamos de terminar la jornada en Defensa de los Servicios Públicos. Una jornada que hemos hecho en el Parlamento. Ha sido una mañana muy intensa en la que hemos podido aprender y escuchar a decenas de colectivos que están defendiendo los derechos de todos y de todas y que este sea un país donde se garantizan los derechos humanos», explicaba Montero en un vídeo colgado en sus redes sociales. Y añadía: «Lo que nos hace sociedad, lo que nos hace vivir en comunidad es que hay muchas cosas que no podemos hacer solas -la sanidad, la educación- pero que juntas sí podemos, y por tanto defender los servicios públicos es defender nuestra forma de vida».

En la reunión, Montero trasladaba su deseo de que «haya pronto un gobierno progresista que permita hacer realidad todas las demandas». Por aquellos días, la relación entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez estaba en la cuerda floja por la exigencia del líder de Podemos a entrar en el Consejo de Ministros. En la misma semana del despido, los dirigentes de ambos partidos -ahora socios del acuerdo para un Gobierno socialcomunista- se habían reunido en La Moncloa para constatar sus diferencias. Iglesias trasladó entonces a Sánchez el voto en contra para la investidura, que fracasaría justo un mes después.

El mismo día del despido de su escolta -a quien, según la demanda, encomendaba tareas personales como adquirir «productos de parafarmacia y droguería para bebés» o compra de supermercado, llevarle la cena a casa desde varios establecimientos concretos de Madrid o «comprar comida para los perros»- Montero atacaba a «quienes nos cuentan que subir el SMI hunde la economía o que no hay dinero para las pensiones». «Hace falta un gobierno que les haga pagar», aseveraba la dirigente podemita.

Según la demanda, Irene Montero pedía a la trabajadora que adelantase el comienzo de su jornada laboral para “calentar el habitáculo del coche” que la portavoz parlamentaria de Podemos utilizaba, a diario, en sus desplazamientos.

Iglesias y la «lucha de clases»

El mismo día del despido de su escolta, Pablo Iglesias predicaba en el Congreso con la defensa de las pensiones, reuniéndose con la Coordinadora Estatal de pensionistas.

El mismo día, Iglesias se reunía con embajadores y cargos diplomáticos europeos, para informarles, optimista, sobre la posibilidad de acordar un gobierno de coalición con el PSOE tras la vuelta del verano. El líder podemita insistía en su exigencia de un gobierno de coalición: » Hemos constatado la naturalidad con la que en Europa entienden los gobiernos de coalición y el impulso al proyecto europeo que supondría un gobierno de coalición progresista en España», escribía en Twitter.

Un día antes, el líder de Podemos atacaba a Deliveroo por la sentencia que obligaba a la empresa de reparto a contratar a 97 trabajadores autónomos.

 

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