No necesita la seguridad estática, basta con los escoltas

La Guardia Civil tras una evaluación de riesgos: Iglesias no debe tener protección en el casoplón

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Carlos Cuesta

Mientras Pablo Iglesias e Irene Montero no dejan de reclamar más seguridad en su casoplón de Galapagar y en cada uno de sus desplazamientos -profesionales o puramente privados y vacacionales-, un informe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid acaba de concluir que su lujosa vivienda familiar no debe tener una seguridad propia, sino que debe estar protegida por la seguridad dinámica que acompaña al vicepresidente y la ministra podemitas. Es decir, que no tiene derecho a la seguridad estática con la que ha sido blindado el polémico chalé de los líderes de la formación morada.

El informe en cuestión ha sido elaborado a raíz de un análisis de seguridad del casoplón de Pablo Iglesias e Irene Montero. Entre otras cosas, la evaluación de la Guardia Civil tiene en cuenta datos como la situación de la casa, el número de vecinos y el uso de las zonas de paso, además de la personalidad a proteger y si ésta cuenta ya con medidas de vigilancia privadas, como cámaras de seguridad y alarmas.

La conclusión principal considera que se han exagerado sin justificación las medidas de seguridad en el chalé. El responsable directo del exceso de recursos empleado en proteger a los dos miembros de Podemos en el Ejecutivo socialcomunista ha sido el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Pero el demandante de esas medidas extra ha sido el propio Pablo Iglesias.

Hay que recordar que, recientemente, el propio Pablo Iglesias reclamó un cambio de la Guardia Civil por una dotación de seguridad de la Policía, a raíz de las protestas que cada día se producían frente al casoplón. La gota que colmó el vaso fue, como han confirmado fuentes de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado, la grabación de un vídeo del interior realizado la noche del 12 de julio, mientras Iglesias e Irene Montero seguían el batacazo electoral de Podemos en Galicia y País Vasco.

A raíz del cabreo y las protestas airadas de Iglesias con la Benemérita, fue el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, el que salió al quite para blindar, aún más, el esquema de vigilancia del casoplón del vicepresidente podemita –que ya incluía una garita– con una dotación de seguridad de la Policía.

Así, pasó a ser la Policía la encargada de la seguridad perimetral del casoplón con un coche camuflado y agentes de paisano. Los policías pasaban a estar en el interior del casoplón. El cuerpo teóricamente retirado de esa vigilancia fue la Guardia Civil, que sigue encargado de la vigilancia de los alrededores al ser un entorno rural. En cualquier caso, si los policías ‘incrustados’ en el chalé de la pareja podemita considera que necesitan refuerzos, serán los agentes de la Benemérita los que deban acudir, ya que Galapagar está bajo su jurisdicción.

La seguridad está exagerada

La propia Comandancia de la Guardia Civil de Madrid es la que ahora concluye a raíz de informe de seguridad de la casa de Pablo Iglesias que, ni Policía Nacional, ni Guardia Civil: que la seguridad está exagerada y que todo ese dispositivo de vigilancia estática no está justificado.

El propio Pablo Iglesias fue le que decidió cambiar a la Guardia Civil por la Policía Nacional a raíz de las protestas que produjeron desde que se decretara el estado de alarma por el coronavirus. El antaño escracheador vio, de ese modo, todavía más blindado su casoplón en la parte noble de la Sierra de Madrid. Un blindaje considerado ahora desproporcionado por la Guardia Civil.

Agentes de paisano se han unido, de ese modo, a la seguridad en un coche camuflado para evitar poner en alerta a los vecinos que se concentren en las inmediaciones del casoplón. Desde ese vehículo se graba a las personas que participan en las protestas.

En total, el contingente de protección directa del casoplón de Iglesias está dotado de 20 agentes del Cuerpo Nacional de Policía. En concreto de la Unidad de Control de Protección -la UCP-. Todo el contingente se distribuye para cubrir los distintos turnos y garantizar una protección plena del perímetro de seguridad de Iglesias.

El plantel abarca la vigilancia estática del casoplón y de la parcela de Galapagar. E incluye la eliminación de la ya famosa garita en la que se había obligado a estar a la Guardia Civil en el exterior. La protección pasaba, de ese modo, a estar dispuesta en el interior de la parcela de Pablo Iglesias e Irene Montero. Y allí, también disponen los agentes de capacidad para grabar imágenes.

Pero el hecho de que se dijera adiós a la caseta exterior de seguridad no implicó que la Guardia Civil pudiera desentenderse de la protección del líder morado y su pareja: el control de la seguridad en las inmediaciones continúa en manos de la Benemérita, con lo que, de facto, la protección a Iglesias cuenta con dos cuerpos: uno interior y otro exterior.

Eso sí, en teoría, es la Policía la que coordina y avisa a la Guardia Civil en caso de percibir protestas exteriores que exijan de un mayor control o vigilancia. Además, un coche oficial con posibilidad de grabar imágenes esta apostado en las inmediaciones para poder realizar contravigilancia.

Todo un mecanismo que multiplica la protección de la pareja política que hace tiempo pedía el fin de la ley mordaza porque las protestas eran “jarabe democrático” y “libertad de expresión”. El mismo que ha exigido a Interior medidas reforzadas de protección y las ha obtenido.

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