El casoplón de Iglesias contará con policías de paisano y un coche con cámara para multar a los manifestantes
El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, se ha hartado de las protestas y caceroladas ante su casa. La gota que ha colmado el vaso fue la grabación de un vídeo del interior realizado la noche del 12 de julio, mientras Iglesias e Irene Montero seguían la batacazo electoral de Podemos en Galicia y País Vasco. Ha protestado, de hecho, airadamente. Y ha tenido que ser el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, el que ha salido al quite para blindar, aún más, el esquema de vigilancia del casoplón del vicepresidente podemita. Ahora será la Policía la encargada de la seguridad perimetral del casoplón con un coche camuflado, con agentes de paisano que, además, grabará le perímetro y a los participantes en las protestas.
El propio Pablo Iglesias ha decidido cambiar a la Guardia Civil por la Policía Nacional a raíz de las protestas que se vienen produciendo desde que se decretara el estado de alarma por el coronavirus. El antaño escracheador –que se lo digan a Rosa Díez– verá todavía más blindado su casoplón en la parte noble de la Sierra de Madrid.
Agentes de paisano tratarán de pasar desapercibidos en un coche camuflado para evitar poner en alerta a los vecinos que se concentren en las inmediaciones del casoplón. Desde ese vehículo se grabará a las personas que participen en las protestas.
El dispositivo de la Guardia Civil que ha protegido hasta el momento a Pablo Iglesias no ha sido nunca del agrado el vicepresidente podemita. Ahora ha conseguido que se cambie. Pero ese cambio incluirá mecanismos de protección más sofisticados.
Veinte agentes de Policía
En total, el contingente de protección a Iglesias estará dotado por 20 agentes del Cuerpo Nacional de Policía. En concreto de la Unidad de Control de Protección -la UCP-. Todo el contingente se distribuirá para cubrir los distintos turnos y garantizar una protección plena del perímetro de seguridad de Iglesias.
El plantel abarcará la vigilancia estática del casoplón y de la parcela de Galapagar. E incluirá la eliminación de la ya famosa garita en la que se ha obligado a estar a la Guardia Civil en el exterior. La protección pasa a estar dispuesta en el interior de la parcela de Pablo Iglesias e Irene Montero. Y allí, también tendrá capacidad para grabar imágenes. Pero el hecho de que se diga adiós a la caseta exterior de seguridad no implicará que la Guardia Civil pueda desentenderse de la protección del líder morado y su pareja: el control de la seguridad en los inmediaciones continuará en manos de la Benemérita, con lo que, de facto, la protección a Iglesias contará con dos cuerpos: uno interior y otro exterior.
Eso sí, en teoría, será la Policía la que se coordine y avise a la Guardia Civil en caso de percibir protestas exteriores que exijan de un mayor control o vigilancia. Además, un coche oficial con posibilidad de grabar imágenes estará apostado en las inmediaciones para poder realizar contravigilancia.
Todo un mecanismo que multiplicará el control del mismo político que hace tiempo pedía el fin de la ley mordaza porque las protestas eran “jarabe democrático” y “libertad de expresión”. El mismo que ahora exige a Interior medidas reforzadas de protección y las obtiene.
Detención de un vecino
Hay que recordar que el pasado 12 de julio la Guardia Civil detuvo a un vecino de Galapagar que se encaramó a la valla del casoplón de Pablo Iglesias y grabó al líder de Podemos en plena debacle electoral de los morados en Galicia y el País Vasco. Fue la gota que colmó el vaso. Y la acción que llevó al vicepresidente segundo del Gobierno a pedir el relevo de los agentes de la Benemérita para que sea la Policía la que custodie el chalé del líder de Podemos.
Iglesias ha tenido fortificado el casoplón de Galapagar desde que hiciera la mudanza desde su casa en Rivas hasta la zona noble de la Sierra de Madrid. Primero contó una garita permanente en la puerta de su casoplón; después se aumentó el contingente de agentes; y, ante las caceroladas provocadas por el desastre de gestión el Gobierno socialcomunista, se acabaron destinando decenas de agentes al perímetro exterior, mientras se tomaba la decisión de aplicar cortes sistemáticos de su calle para que el “jarabe democrático” no molestara al líder podemita.
Pero nada fue suficiente para Iglesias. El vicepresidente del Gobierno socialcomunista pidió el relevo inmediato de la Guardia Civil por el cuerpo de Policía Nacional.
El motivo de este cambio súbito fue la pérdida de confianza de Iglesias y Montero en el Instituto Armado después de que el domingo 12 de julio, en plena noche electoral, una persona se encaramase al muro del casoplón y grabara a la pareja y a un colaborador del partido mientras seguían la derrota electoral de Podemos en Galicia y el País Vasco.
El Ministerio del Interior ha convertido, de este modo, el casoplón de Iglesias y Montero en todo un fortín. Desde que se decretó el estado de alarma y se suavizaron las medidas de confinamiento, han sido habituales las caceroladas de vecinos de Galapagar en las inmediaciones del chalé. Primero se destinaron más efectivos para evitar las molestias de las demostraciones de «jarabe democrático» que molestaban a los líderes podemitas.
Mientras el número de efectivos destinados a la protección de Iglesias-Montero iba en aumento, también crecía la inseguridad ciudadana en los municipios afectados por la reestructuración de las funciones de la Guardia Civil.
El colmo llegó cuando Interior decidió cortar la calle del casoplón de Pablo Iglesias, impidiendo el acceso al tráfico rodado y a los indignados vecinos, que seguían manifestándose contra la gestión del vicepresidente y su pareja.